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Biotecnología

"Hay que separar las emociones de los sentimientos"

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El neurocientífico Antonio Damasio explica la importancia de ambos factores en la cognición

  • por Jason Pontin | traducido por Lía Moya
  • 23 Junio, 2014

Durante décadas los biólogos despreciaron las emociones y los sentimientos por ser poco interesantes. Pero Antonio Damasio demostró que son claves para los procesos reguladores de la vida de casi todas las criaturas vivas.

La idea esencial que extrae Damasio es que los sentimientos son "experiencias mentales de estados corporales", que surgen cuando el cerebro interpreta emociones, que son estados físicos que surgen de las respuestas del cuerpo a los estímulos externos. (El orden de los sucesos es: hay una amenaza, experimento miedo, y siento horror). Ha sugerido que la consciencia, ya sea la primitiva “consciencia núcleo” de los animales o la autoconsciencia "ampliada" de los humanos para la que es necesaria la memoria autobiográfica, surge de las emociones y los sentimientos.

Su idea, que nace a principios de la década de 1990, deriva del estudio clínico de lesiones cerebrales en pacientes incapaces de tomar decisiones adecuadas porque sus emociones no funcionaban adecuadamente, pero cuya razón no se veía afectada en nada. Estas investigaciones fueron posibles gracias a los estudios de neuroanatomía hechos por su mujer y frecuente coautora Hanna Damasio. Su  trabajo siempre ha dependido de los avances tecnológicos. En los últimos tiempos, el uso de herramientas como las resonancias magnéticas funcionales, que miden la relación entre los procesos mentales y la actividad en partes del cerebro, han complementado el uso de la neuroanatomía de los Damasio.

Damasio es profesor de neurociencia en la Universidad del Sur de California (EEUU) y ha escrito cuatro ingeniosos libros que explican su investigación a un público más amplio y relacionan sus descubrimientos con las preocupaciones constantes de la filosofía. Él cree que la investigación neurobiológica tiene un objetivo filosófico claro: "La voz del científico no tiene por qué ser un mero registro de la vida tal y como es", escribió en un libro sobre Descartes. "Sólo si queremos, un conocimiento más profundo del cerebro y la mente nos ayudarán a conseguir... la felicidad".

Antonio Damasio ha charlado con Jason Pontin, el editor jefe de MIT Technology Review.

Cuando eras un joven científico a finales de la década de 1970, las emociones no eran un campo de estudio serio.

Se nos solía decir: "Estarás perdido, porque ahí no hay nada con peso". Se compadecían de nosotros por nuestra pobre elección.

¿Y eso?

William James ya había abordado la emoción en profundidad y con inteligencia. Pero sus ideas [principalmente que las emociones son el mapa mental de estados del cuerpo, ideas que Damasio revivió y verificó experimentalmente] dieron lugar a grandísimas polémicas a principios del siglo XX que no condujeron a nada. De alguna forma, los investigadores tenían la sensación de que la emoción no sería, al final, lo suficientemente distintiva, porque los animales también tenían emociones. Los investigadores se decían: lo que los animales no tienen es el lenguaje, ni la razón, ni la creatividad, estudiemos eso. Y de hecho es cierto que la mayoría de las criaturas que pueblan la Tierra tienen algo que se podría llamar emoción y algo que se podría llamar sentimiento. Pero eso no significa que los humanos no usemos las emociones y los sentimientos de forma especial.

¿Es porque tenemos una consciencia nosotros mismos?

Sí. Lo que diferencia a los humanos es que usamos procesos fundamentales de regulación de la vida que incluyen cosas como las emociones y los sentimientos, pero los conectamos con procesos intelectuales de tal forma que creamos un mundo nuevo a nuestro alrededor.

¿Por qué te interesaban tanto las emociones como campo de estudio?

Me atraían en parte por mi interés por la literatura y la música. Era una forma de combinar lo que era importante para mí, con lo que creía que sería importante en la ciencia.

¿Qué has aprendido?

Hay determinados programas de acción que evidentemente están instalados permanentemente en nuestros órganos y en nuestro cerebro para que podamos sobrevivir, prosperar, procrear y finalmente morir. Es el mundo de la regulación de la vida, la homeostasis, que tanto me interesa y cubre una amplia gama de estados del cuerpo. Hay un programa de acción de la sed que te lleva a buscar agua cuando estás deshidratado, pero también un programa de acción del miedo para cuando te sientes amenazado. Una vez desplegado el programa de acción, el cerebro tiene la posibilidad de hacer un mapa de lo que ha sucedido en el cuerpo y eso conduce a la aparición del estado mental. Durante el programa de acción del miedo, por ejemplo, pasan una serie de cosas en mi cuerpo que me cambian y me hacen comportarme de determinada manera lo quiera o no. Mientras eso me pasa, tengo una representación mental de ese estado corporal igual que tengo una representación mental de lo que me ha asustado.

¿Y de ese "mapa" de algo que pasa dentro del cuerpo sale un sentimiento que es distinto de una emoción?

Exacto. Para mí es muy importante separar las emociones de los sentimientos. Debemos separar el componente producto de las acciones del componente producto de nuestra perspectiva respecto a esas acciones, que es el sentimiento. Curiosamente, también es donde emerge el ser, y la propia consciencia. La mente empieza al nivel del sentimiento. Es cuando tienes un sentimiento (aunque seas una pequeña criatura) cuando empiezas a tener una mente y un ser.

Pero eso implica que sólo las criaturas con una idea plenamente formada de sus mentes podrían tener sentimientos plenamente formados.

No, no, no. Estoy dispuesto a dar al diminuto cerebro de un insecto - siempre que tenga la posibilidad de representar los estados de su cuerpo- la posibilidad de tener sentimientos, de hecho, me sorprendería muchísimo descubrir que no los tienen. Evidentemente, lo que las moscas no tienen es todo el intelecto que rodea a esos sentimientos y que podría aprovecharlos: para fundar una orden religiosa o desarrollar una forma de arte, o escribir un poema. No pueden hacer eso, pero nosotros sí. A nosotros, tener sentimientos de alguna manera nos permite también tener creaciones que son respuestas a esos sentimientos.

¿Hay otros animales que tenga una respuesta a sus sentimientos?

No sé si entiendo la pregunta.

¿Los perros son conscientes de que sienten?

Por supuesto. Por supuesto que los perros sienten.

No, no es si los perros sienten. A lo que me refiero es ¿Mi perro Ferdinando es consciente de sus sentimientos? ¿Tiene sentimientos respecto a sus sentimientos?

[Piensa].  No lo sé, tendría mis dudas.

Pero los humanos sí que son conscientes de responder.

Sí. Somos conscientes de nuestros sentimientos y conscientes de lo agradables o desagradables que son. Mira, ¿cuáles son los sentimientos realmente potentes con los que te manejas todos los días? Deseos, apetitos, hambre, sed, dolor, esos son las cosas básicas.

¿Qué parte de la estructura de la civilización se dedica a controlar estas cosas básicas? Spinoza dice que la política busca regular estos instintos en busca del bien común.

No tendríamos música, arte, religión, ciencia, tecnología, economía, política, justicia o filosofía moral sin la fuerza impulsora de los sentimientos.

¿La gente siente en formas predecibles independientemente de su cultura? Por ejemplo ¿todo el mundo percibe el modo menor de la música occidental como algo triste?

Sabemos lo suficiente como para poder responder de forma afirmativa a esa pregunta.

En el Instituto de Cerebro y Creatividad [que Damasio dirige], hemos empezado a hacer estudios interculturales sobre la emoción, Al principio pensamos que encontraríamos patrones muy distintos, sobre todo en lo que se refiere a las emociones sociales. Pero de hecho no es así. Ya estudies a chinos, americanos o iraníes, consigues respuestas muy parecidas. Hay muchas sutilezas y muchas formas en las que determinados estímulos producen distintos patrones de respuestas emocionales con distintas intensidades, pero la presencia de tristeza o alegría está ahí con una uniformidad que es potente y maravillosamente humana.

¿Se podrían potenciar nuestras emociones mediante implantes u otro tipo de tecnología de interfaz con el cerebro?

Cuando comprendamos los procesos neuronales que hay detrás de cualquiera de estas funciones complejas, la posibilidad de intervenir siempre estará ahí. Tenemos una interfaz constante con las funciones cerebrales: mediante la dieta, el alcohol y los medicamentos. No es que las intervenciones quirúrgicas supongan algo muy novedoso. Lo novedoso será hacer esas intervenciones de forma limpia para que sólo ataquen al objetivo deseado. No, el problema más grave son las posibles dudas morales que podrían surgir.

¿Por qué?

Porque realmente depende de cuáles sean los objetivos de la intervención.

Supongamos que la intervención tiene como objetivo resucitar la capacidad de mover una extremidad, o de ver u oír. ¿Tengo algún problema moral con eso? Claro que no. Pero qué pasa si interfiere con estados del cerebro que influyen en cómo tomas tus decisiones? Ahí entras en un terreno que debería ser propiedad exclusiva de cada cual.

¿Cuál ha sido la tecnología más útil para comprender las bases biológicas de la consciencia?

Las tecnologías de toma de imágenes han hecho una contribución muy importante. Al mismo tiempo, soy muy consciente de que lo que nos ofrecen es limitado.

Si pudieras pedir con un deseo una tecnología mejor para observar el cerebro, ¿cual sería?

No querría ir a un único nivel, porque no creo que las cosas realmente interesantes sucedan en un único nivel. Lo que necesitamos son nuevas técnicas para comprender la interrelación de los niveles. Hay gente que se ha pasado gran parte de su vida estudiando sistemas, como es el caso de mi mujer y la mayoría de los miembros de nuestro laboratorio. Hemos hecho nuestro trabajo en neuroanatomía, entrando en las células ocasionalmente. Pero ahora estamos estudiando el estado de las funciones de los axones [las fibras nerviosas del cerebro], y necesitamos desesperadamente formas en las que poder escalar lo que hemos hallado a niveles cada vez mayores.

¿Qué aspecto tendría esa tecnología?

No lo sé. Hay que inventarla.

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