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Biotecnología

Las empresas de secuenciación de ADN pierden dinero para captar más clientes

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Venden la información genética a precio inferior al coste para convencer a la gente de que pague por un producto cuya utilidad aún no está clara

  • por Antonio Regalado | traducido por Teresa Woods
  • 05 Octubre, 2015

Durante las últimas seis semanas se han producido varios anuncios de empresas que intentan convencer a los consumidores de que conozcan su genoma. Todas ellas, de momento, pierden dinero.

Primero fue Helix, la empresa derivada del gigante de las máquinas de secuenciación Illumina (ver Medalla de oro: Illumina es el número 1), que dijo que subvencionaría el coste de la decodificación del ADN de las personas para incluir los datos en una tienda de apps que está desarrollando (ver Una tienda de 'apps' de bajo coste podría masificar el mercado de los análisis de ADN). Entonces llegó el biólogo J. Craig Venter, cuya start-up Human Longevity se ofrece a decodificar exomas – que sólo contienen los genes fabricantes de proteínas – por un precio asombrosamente barato de 250 dólares – unos 224 euros (ver Craig Venter se sube al carro de la venta de datos genéticos al consumidor).

El último participante de bajo coste es Veritas Genetics, una spin-off de la Universidad de Harvard (EEUU) que dijo la semana pasada que tiene planes de secuenciar el genoma completo de las personas por 999 dólares (unos 895 euros).

Eso convierte a Veritas Genetics en la primera empresa en traspasar el muy esperado límite de "la genoma de 1.000 dólares". Mirza Cifric, el CEO de Vertias Genetics, confirmó que, al menos inicialmente, el nuevo precio es inferior al coste de generar los datos, cuando se incluyen los equipos y los productos químicos.

No está muy claro cuál es el coste real de secuenciar un genoma. Lo que se sabe es que las grandes operaciones de secuenciación bajo pago en Estados Unidos y Asia actualmente cobran entre 1.600 dólares (unos 1.434 euros) y 1.800 dólares (unos 1.613 euros) para decodificar el genoma de un individuo.

Entonces, ¿por qué parecen creer las empresas que tiene sentido bajar el precio del ADN, al diablo con las pérdidas? Como tantas start-ups anteriores, una de las motivaciones parece ser conseguir tantos usuarios como sea posible para definir el modelo de negocio después. Algunos emprendedores están convencidos de que, de una manera u otra, el ADN de las personas acabará alojándose en algún rincón de la nube y accederán a los datos mediante software móvil que les ayude a rastrear los riesgos de salud, elegir qué comer, qué fármacos evitar, quizás hasta recibir publicidad o recomendaciones personalizadas con sus genes. Es destacable que el cofundador y director de Tecnología de Helix, la planificada tienda de apps genéticas financiada con 100 millones de dólares (unos 90 millones de euros) de inversores, es Scott Burke, el antiguo director de Tecnología Publicitaria de Yahoo.

La oferta de 999 dólares (unos 895 euros) de Veritas Genetics actualmente está destinada a miembros del Proyecto Genoma Humano, un esfuerzo cuasi-académico lanzado por la Universidad de Harvard (EEUU) en el que los voluntarios permiten la secuenciación y publicación abierta de sus genomas. Cifric dice que la empresa tiene planes de ofrecer el servicio algún día al público general junto con una app móvil que les permita explorar el significado del ADN.

El modelo de negocio, dice, es "realizar la interpretación de la genoma al completo y proporcionar consultoría genética bajo demanda". Con servicios añadidos, dice, el producto resultará rentable.

La apuesta es que los bajos precios atraigan a multitudes de consumidores a la genómica. Las empresas cuentan con que el mercado del ADN de consumo sea altamente "elástico". En los mercados elásticos, las bajadas de precios provocan un aumento correspondiente de consumidores – y mayores beneficios en global. Como dijo una vez Henry Ford del Modelo T, "cada vez que bajo el precio de nuestro coche por un dólar, gano 1.000 clientes nuevos".

Pero otros mercados no son elásticos. Bajar el precio de la neurocirugía no aumentará el número de pacientes. Y aún no está claro qué tipo de mercado representa la genómica de consumo realmente. Pregunta a tus amigos y familiares cuánto estarían dispuestos a pagar para conocer sus genes. Algunas personas no quieren conocerlos, incluso aunque sea gratis.

Pero también existen pruebas de que, a cierto precio, los consumidores se apuntarán. A finales de 2013, por ejemplo, la empresa de Silicon Valley (EEUU) 23andMe había conseguido captar a varias cientos de miles de usuarios para la realización de unas pruebas genéticas más sencillas de 99 dólares (unos 89 euros). Esto fue antes de que sus informes fueron prohibidos por la Agencia de Alimentos y Medicamentos (FDA, por sus siglas en inglés) por ser poco fiables y potencialmente peligrosos (todavía vende pruebas de ascendencia genética). Esfuerzos más recientes, como los de Veritas Genetics y Venter, ponen a prueba los límites de los reguladores al pedir a los médicos que prescriban la secuenciación genética y al ofrecer una combinación de informes generados por ordenador y servicios directos de consultoría genética.

Cifric cree que el mercado emergente de los datos genómicos será impulsado por los hábitos saludables y la prevención de enfermedades. Dio el ejemplo de cremas corporales y alimentos personalizados en base al ADN del consumidor. "La gente se interesa por métodos de incorporar esta información a su vida diaria que no sólo tratan del riesgo de enfermedades. Hablamos de la 'vitalidad' como la fuerza impulsora del futuro", dice.

Ganar dinero con la prevención no necesariamente resultará fácil. El mes pasado, la empresa de Venter unió fuerzas para ofrecer datos de ADN mediante una aseguradora médica en Sudáfrica llamada Discovery, que ya dispone de extensos programas de prevención. Pero si crees que las aseguradoras médicas de Estados Unidos se lanzarán también al campo de la genómica, te equivocas, dice Venter. Eso se debe a que no siempre resulta rentable mantener sana a la población. "No está claro si las agencias aseguradoras médicas de Estados Unidos querrán ni que sean capaces de emplear estas informaciones", dice Venter. "No conservan a sus clientes el tiempo suficiente para invertir en la salud longeva de los consumidores".

Un portavoz de la empresa de Venter dijo que la empresa cree que podrá secuenciar el ADN de forma rentable si suficientes personas se apuntan.

Un resultado de estas tendencias, dice Cifric, es que el análisis del genoma se está convirtiendo rápidamente en un gasto que los consumidores están dispuestos a asumir ellos mismos, en lugar de esperar a que se lo paguen las aseguradoras. Este verano, por ejemplo, Veritas Genetics lanzó una prueba para detectar el gen BRCA del cáncer de mama y fijó el precio en 199 dólares (unos 178 euros). Cifric dice que es lo suficientemente barato que los clientes europeos la están pidiendo como manera de circunvenir las largas listas de espera de la sanidad pública.

También ayuda a explicar por qué las empresas están dispuestas a vender la secuenciación por menos de lo que cuesta. "No es una carrera hacia el precio más barato", explica Cifric. "Es la oportunidad de hacer que sea un gasto que los consumidores puedan desembolsar".

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