Una nueva prueba en papel para detectar el virus del Zika podría representar una valiosa herramienta para los trabajadores sanitarios en zonas que no disponen de acceso a unas tecnologías de diagnóstico más complejas. También es lo suficientemente sensible para distinguir entre el Zika y otros virus comunes parecidos, como el dengue, un reto que inhibe algunas de las herramientas diagnósticas más convencionales. Y sus inventores afirman que podría estar listo para ser utilizado sobre el terreno en cuestión de meses.

El virus del Zika, una enfermedad transmitida por mosquitos y de la que se sabe que provoca defectos de nacimiento en mujeres embarazadas, se ha estado propagando rápidamente por las Américas durante varios meses. La tecnología diagnóstica requerida para alcanzar la especificidad necesaria para distinguir entre el Zika y los virus relacionados, que también son comunes en las regiones afectadas, es relativamente cara y requiere conocimientos técnicos. En un trabajo científico publicado la semana pasada, los inventores de la sencilla prueba en papel demostraron que puede detectar el virus del Zika en muestras de plasma extraídas de monos infectados.

Foto: Este cartucho contiene una nueva prueba diagnóstica en papel para el virus del Zika. Los puntitos que se han vuelto morados han detectado el virus. Crédito: Instituto Wyss, Universidad de Harvard.

También han demostrado que la prueba no sólo distingue entre Zika y dengue sino también entre distintas cepas de Zika. Esto podría proporcionar una  información valiosa a los trabajadores sanitarios porque las variaciones genéticas podrían dar paso a distintos síntomas. Por ejemplo, los autores señalan que una cepa detectada en Brasil parece estar más estrechamente vinculada con una tasa mayor de microcefalia fetal y del síndrome de Guillain-Barré, un raro trastorno inmune que puede ser provocado por el virus del Zika.

La pieza angular de la nueva prueba diagnóstica es un trozo de papel que sobre su superficie contiene maquinaria biológica. Se trata de componentes encontrados en células vivas capaces de llevar a cabo la expresión genética. Un gen especializado es emparejado con un sensor hecho de ARN, que cataliza la producción de una proteína de color morado al ser expuesto a secuencias objetivas del genoma viral encontrado en la sangre de un paciente infectado.

El grupo de investigación que desarrolló la tecnología, liderado por el profesor de ingeniería biológica del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT, EEUU) James Collins, demostró por primera vez este tipo de sistema "libre de células" en papel en 2014 como parte de una prueba diagnóstica para el ébola (ver Una tira de papel diagnostica el ébola por menos de un euro). Cuando arrancó el brote de Zika, el grupo divisó una oportunidad de aplicar la tecnología a otra urgente crisis sanitaria.

En este caso, los investigadores añadieron nuevos componentes al sistema para recolectar y preparar la muestra, y para distinguir entre las distintas cepas de Zika con el uso de la herramienta de edición genética CRISPR. El sistema es deshidratado por congelación sobre el papel y después es rehidratado a demanda.

Cada prueba, que puede procesar una muestra en unas tres horas, puede ser guardada a temperatura ambiente durante un año, y cuesta menos de un dólar fabricarla, según los investigadores. Ahora están entablando negociaciones para comercializar la tecnología y posiblemente probarla en el campo, afirmó Collins.