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Cambio Climático

Los acuerdos voluntarios de París serán insuficientes para reducir las emisiones

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Aunque los países cada vez están más comprometidos con la lucha contra el cambio climático, el incumplimiento de sus compromisos debería penalizarse

  • por Richard Martin | traducido por Teresa Woods
  • 23 Noviembre, 2015

Foto: Al alba, Mumbai se tiñe del humo de las fábricas.

Con diplomáticos y reguladores preparados para reunirse en París (Francia) para la última tanda de negociaciones internacionales sobre el cambio climático el 30 de noviembre, algo nuevo flota en el aire: optimismo. Por primera vez desde la adopción del Protocolo de Kioto en 1997, muchos analistas y partes interesadas creen que existe una posibilidad real de lograr un acuerdo específico para la reducción de las emisiones de efecto invernadero que ya están causando cambios dramáticos en el clima global.

Esa confianza nace en parte de los compromisos voluntarios ya hechos por países que participarán en la cumbre, el vigesimoprimer encuentro de las naciones desde la adopción del Acuerdo Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático en 1994. La de París se postula como la cumbre más grande hasta la fecha, y se espera que produzca un acuerdo que incluya límites concretos para las emisiones de gases de efecto invernadero de los países –un hito, incluso aunque no adopte la forma de un tratado legalmente vinculante–.

Con la notable excepción de India, todos los principales países del mundo han anunciado objetivos para la reducción de emisiones de dióxido de carbono. Conocidos como Contribuciones Previstas Determinadas a Nivel Nacional, estos compromisos provienen de 161 países que juntos representan el 93% de las emisiones globales.

Por desgracia, estos compromisos son insuficientes para limitar el aumento de las temperaturas globales a 2 °C –el umbral requerido para poder evitar unas consecuencias económicas y sociales desastrosas, según el Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático de Naciones Unidas–. Las contribuciones nacionales "doblarán la curva de las emisiones hasta alcanzar un aumento de temperatura de aproximadamente 3°C" para finales de siglo, según una declaración del secretario general de Naciones Unidas Ban Ki-moon hecha la semana pasada en una reunión del G20. "Esto representa un progreso importante. Pero no es suficiente".

Según el Marcador Climático, realizado por Climate Interactive, una organización de investigación sin ánimo de lucro y sin afiliación política de Washington, D.C. (EEUU), los compromisos nacionales deberían limitar el calentamiento para 2100 a unos 3,5 °C, o a la mitad de las emisiones actuales (entre 4 °C y 5 °C) para llegar al umbral de los 2 °C.

"Uno se puede imaginar un acuerdo en París que nos acercaría al menos a la otra la mitad del camino, algo que, con unos progresos adecuados en las conferencias posteriores, podría llevarnos hasta un calentamiento máximo de unos 2 °C", según el científico climático Michael Mann, director del Centro de Ciencias Terrestres de la Universidad Estatal de Pensilvania (EEUU).

Esa es la perspectiva optimista. Otro problema es que los compromisos son sólo compromisos, sin un acuerdo vinculante ni penalizaciones para respaldarlos. Este defecto fue destacado cuando el secretario de Estado de Estados Unidos, John Kerry, dijo en una entrevista la semana pasada con el Financial Times que cualquier acuerdo alcanzado en París "definitivamente no representará un tratado" y no incluirá unos objetivos legalmente vinculantes de reducciones. Los líderes europeos, que han pedido planes de reducciones exigibles ante la oposición por parte de las naciones en desarrollo, se han alarmado por los comentarios de Kerry.

No obstante, la predisposición de países como China, Estados Unidos y Rusia para comprometerse con las restricciones sobre las emisiones proporciona una nueva oportunidad para ir más allá de los argumentos que han ahogado los progresos sobre el cambio climático hasta la fecha. "En el lado positivo, la gente está hablando de cifras concretas, algo que no había sucedido hasta ahora", señala Martin Weitzman, un profesor de economía de la Universidad de Harvard (EEUU) que estudia las consecuencias medioambientales y económicas del cambio climático. "Las naciones están a punto de comprometerse, entre comillas, a unas reducciones objetivas de las emisiones de gases de efecto invernadero. Eso representa un primer paso en cualquier proceso".

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