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Cambio Climático

EEUU debate entre mantener sus nucleares o aumentar sus emisiones de CO2

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Hasta 20 plantas nucleares podrían cerrar durante la próxima década, y normalmente son sustituidas por gas natural, lo que suma emisiones de efecto invernadero a la atmósfera

  • por Richard Martin | traducido por Teresa Woods
  • 25 Mayo, 2016

Hasta 20 plantas nucleares en Estados Unidos podrían dejar de operar durante la próxima década, y su cierre podría aumentar drásticamente las emisiones de gases de efecto invernadero. Esa ha sido la alarmante conclusión de una conferencia organizada por el Departamento de Energía estadounidense sobre el futuro de la energía nuclear la semana pasada en Washington D.C. (EEUU).

El secretario de Energía, Ernest Moniz, afirmó durante su ponencia en la conferencia: "Se supone que hemos de añadir recursos de carbono cero, no restarlos". 

La edad media de la flota nuclear estadounidense es de 35 años, y muchas de esas plantas se están acercando al final de sus licencias de operación. Aunque muchas serán renovadas, algunas se cerrarán debido a motivos económicos y preocupaciones medioambientales. Reemplazarlas con plantas de gas natural añadirá millones de toneladas de dióxido de carbono a la atmósfera.

Foto: La planta de energía nuclear del Cañón del Diablo en California. Crédito: La Comisión Reguladora Nuclear de Estados Unidos (Flickr).

Reemplazar la energía nuclear con energías eólicas y solares, por supuesto, no aumentaría las emisiones de dióxido de carbono. Pero la historia ha demostrado que el suministro continuo de electricidad procedente de plantas nucleares tiende a verse reemplazado por nuevas capacidades de generación eléctrica a partir del gas natural. De hecho, el bajo precio actual de este recurso es un importante factor que está impulsando el cierre de plantas nucleares más antiguas.

Según el Instituto de Energía Nuclear de Estados Unidos, las emisiones adicionales productos del cierre de cuatro plantas nucleares en años recientes, junto con las tres plantas que tienen planificado cerrarse, generarán 25 millones de toneladas adicionales de dióxido de carbono al año, siempre que las plantas sean reemplazadas por nuevas y modernas plantas de gas natural. Es probable que otras cinco plantas cierren dentro de los próximos dos años, dando paso a otras 19 millones de toneladas adicionales.

La lucha por decidir el futuro de la planta del Cañón del Diablo, la úllima planta nuclear de California (EEUU), es un ejemplo muy ilustrativo de la incertidumbre a la que se enfrenta la industria. El propietario de la planta, la energética Pacific Gas & Electric, aún no ha decidido si intentará renovar las dos licencias de operación de la planta, que caducan en 2024 y 2025. Mientras que muchos ecologistas se oponen a la renovación de las licencias de la planta, muchos otros abogan por que siga operando. Según el Instituto Breakthrough, una organización de investigación de San Francisco (EEUU) que apoya la energía nuclear para limitar los efectos del cambio climático, el cierre en 2013 de la planta nuclear de San Onofre ha añadido casi 11 toneladas de dióxido de carbono a la atmósfera anualmente.

En su ponencia la semana pasada, Moniz resumió el problema. La importancia de seguir operando plantas nucleares "está muy clara, pero las soluciones no lo están".

(Para saber más: Forbes, Las nucleares de EEUU entran en la tercera edad)

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