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Cambio Climático

La lluvia que ha matado a 30 personas en EEUU será más frecuente por el cambio climático

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Antes era difícil asociar un evento climatológico extremo al cambio climático, pero la ciencia ha avanzado hasta lograr que sus predicciones sean cada vez más cercanas y graves

  • por Michael Reilly | traducido por Teresa Woods
  • 12 Septiembre, 2016

No hace mucho, siempre que una extraordinaria tormenta de nieve azotaba la costa oriental de Estados Unidos o unas lluvias torrenciales provocaran inundaciones en el medio oeste del país, se intentaba evitar la mención de las palabras "cambio climático". El calentamiento global era real, según nos contaban, pero la ciencia climática medía cambios a una escala planetaria, así que tenía poco que decir sobre acontecimientos meteorológicos individuales.

Sólo un par de semanas después de que casi 80 centímetros de lluvia cayeran sobre zonas del sur de Luisiana (EEUU), provocando inundaciones que acabaron con la vida de 30 personas y obligaron a decenas de miles más a abandonar sus casas, la imagen ha cambiado mucho. Investigadores de la Administración Oceánica y Atmosférica Nacional de Estados Unidos ya han recopilado datos meteorológicos del acontecimiento, los han introducido en modelos climáticos de alta resolución y han producido resultados.

Informan de que el cambio climático ha aumentado la probabilidad de que se produzcan precipitaciones catastróficas por toda la costa del Golfo de Méjico desde una vez cada 50 a cada 30 años, un aumento del 40% (y afirman que este cálculo peca de conservador). Dicho de otro modo, los residentes de la zona tienen mucho menos tiempo para recuperarse antes del siguiente diluvio.


Crédito: Jack Raedle (Getty Images).

Este tipo de estudio es relativamente nuevo. Los científicos han modelado cómo los gases de efecto invernadero influyen en las tendencias a largo plazo como la frecuencia estacional de los huracanes, las sequías o los monzones. Pero no ha sido hasta hace poco cuando la potencia computacional y los modelos climáticos globales han progresado hasta el punto en el que los investigadores pueden introducir los datos meteorológicos a corto plazo, ejecutar las varias series de modelado necesarias para producir un resultado significativo y averiguar cuánto ha inclinado la balanza la actividad humana hacia un clima extremo.

Las aseguradoras también han encontrado maneras de predecir, con una precisión de unos pocos metros, qué viviendas se inundarán durante un evento meteorológico extremo. Sus métodos varían de los que utilizan los investigadores climáticos, pero en algunos casos pueden ser empleados para avisar a los asegurados y ayudarles a tomar medidas para mitigar los daños sufridos por sus viviendas.

La esperanza tras este tipo de trabajos es que el calentamiento global deje de ser ya sólo un concepto abstracto, con efectos que resultan difíciles de comprender para la gente normal. En lugar de presentar unas terroríficas cifras sobre los efectos de un siglo de subida del nivel de los mares, la ciencia ha alcanzado el punto desde el cual puede explicar, a veces en un doloroso nivel de detalle, exactamente qué proporción de los desastres que nos azotan actualmente son de nuestra propia cosecha. 

(Para saber más: Climate Central, Washington Post, New Scientist)

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