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Computación

Un aparato que te convierte en médico

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Scanadu espera que su dispositivo, parecido a un 'tricorder', y un teléfono inteligente ayuden a la gente a hacer un seguimiento de su salud y a diagnosticar los problemas.

  • por Rachel Metz | traducido por Lía Moya (Opinno)
  • 04 Diciembre, 2012

Para la mayoría de nosotros, comprobar nuestro estado de salud o conseguir un diagnóstico implican un viaje a la consulta del médico. Para Walter De Brouwer implica colocarse un cuadradito junto a la sien o escupir en el borde de un cuadrado de plástico azul, sacar una foto con su iPhone y leer el diagnóstico en la pequeña pantalla.

De Brouwer es el fundador y director ejecutivo de Scanadu, una empresa que se prepara para vender un aparato dirigido a los consumidores finales que, junto con un teléfono inteligente, hace un seguimiento de constantes vitales como la tensión arterial, la temperatura y el ritmo cardiaco. Si el aparato se parece un poco al tricorder, un aparato ficticio de la serie Star Trek, es porque debe: el equipo de Scanadu está entre los que compiten en el Premio Qualcomm Tricorder X Prize, un reto de varios años de duración con un premio de 10 millones de dólares (unos 7,7 millones de euros) para construir un aparato como el tricorder para el campo de la salud.

El jueves pasado Scanadu anunció que piensa vender este primer aparato –el Scout, que controla las pulsaciones, la temperatura, el oxígeno en sangre y otras constantes vitales- para finales de 2013. También comercializará un análisis de orina desechable capaz de detectar rápidamente problemas en el embarazo, infecciones del tracto urinario y problemas de riñón, así como un análisis de saliva capaz de detectar problemas de las vías respiratorias altas, como la faringitis y la gripe. El Scout costará menos de 150 dólares (unos 115 euros) y De Brouwer no quiso poner precio a los análisis desechables, pero sí afirma que serán “muy, muy baratos”.

El Scout puede resultar atractivo para la comunidad quantified-self, que cuenta cada vez con más adeptos y se centra en registrarlo todo, desde el sueño hasta los niveles de estrés, e incluye a personajes conocidos como el matemático y emprendedor Stephen Wolfram (que también es miembro de la junta de Scanadu).

La inspiración para crear Scanadu vino de un largo ingreso en el hospital. El hijo de De Brouwer sufrió un trauma craneoencefálico en 2006 tras caerse por una ventana y él y su mujer pasaron gran parte de ese año en el hospital a su lado. De Brouwer, un emprendedor en el campo de la tecnología y antiguo editor de revistas de ordenadores, empezó a aprender sobre las funciones de los distintos aparatos médicos que le rodeaban.

Durante una demostración llevada a cabo hace poco en San Francisco, De Brouwer acercó un prototipo del Scout- un aparato del tamaño de un adaptador para portátil de Apple- a su sien. El lado en contacto con la cabeza de De Brouwer incluía electrodos y un termómetro por infrarrojos. Lo sujetó con el pulgar y el índice, uno de los dedos tocando otro electrodo, y el otro, un escáner PPG (las siglas en inglés de fotopletismógrafo) que medía el flujo sanguíneo. La diferencia en tiempo entre la medida del PPG y las pulsaciones eléctricas del usuario pueden usarse para calcular la tensión arterial, según Alan Greene, el director médico de Scanadu.

Los datos recogidos por Scout se transferían vía Bluetooth de baja potencia a un iPhone que De Brouwer sujetaba en su otra mano. Después de 10 segundos de escaneo y análisis por parte del software de Scanadu, el iPhone proporcionó información sobre su pulso y temperatura, entre otros parámetros. Él espera que la gente haga este autoescaneo una vez al día.

Con el tiempo, la empresa espera que el Scout se integre directamente en los teléfonos inteligentes y otros aparatos, permitiendo lo que De Brouwer denomina “recogida pasiva” de información. De Brouwer y Greene también mostraron dos kits de tests de plástico azul desechables. El usuario puede escupir u orinar sobre el test correspondiente y después sacar una foto del código QR del análisis y de una pequeña zona del test para conseguir los resultados y, si se detecta una enfermedad, obtener una recomendación sobre tratamientos, la localización de la farmacia más cercana y una indicación de cuántas personas más de las que viven en la zona comparten la misma enfermedad.

La aplicación para teléfono inteligente –en la actualidad solo está disponible para el iPhone, aunque se está desarrollando unas versión para Android- guardará un registro de tus constantes vitales y cualquier dato de los análisis que te hagas con Scanadu.

Pese a todo, la empresa puede enfrentarse al escepticismo de los médico y al de los consumidores, que están acostumbrados a consultar a un profesional médico sobre las enfermedades.

Ki Chon, profesor y director del departamento de ingeniería biomédica en el Instituto politécnico Worcester (EE.UU.), que ha construido un software capaz de obtener constantes vitales usando la cámara incorporada en el teléfono inteligente, afirma que el servicio de Scanadu parece útil, pero solo si los resultados son precisos.

Leslie Saxon, jefa de la división de medicina cardiovascular de la Universidad del Sur de California (EE.UU.) y la directora ejecutiva del centro de la Universidad del Sur de California para Computación Corporal, afirma que para asegurar la precisión, el producto tendrá que someterse a ensayos clínicos. Aunque se muestra entusiasta respecto a las posibilidades que ofrece Scanadu y afirma que podría ayudar a los pacientes a tener un papel más activo en el proceso de cuidado de la salud y a mejorar el tratamiento de problemas que en la actualidad se tratan insuficientemente, como la hipertensión.

Con la esperanza de superar el escepticismo y hacer que los usuarios potenciales se sientan cómodos con la idea de los diagnósticos caseros y el autoanálisis, Scanadu busca la aprobación de la Agencia Estadounidense del Medicamento. La empresa también se encuentra en conversaciones con varios hospitales para estudiar la posibilidad de montar un ensayo clínico con su aparato.

Computación

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