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Computación

La 'estupidez' de los actuales relojes inteligentes

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Estos dispositivos podrían volverse obsoletos a menos que sus fabricantes aprendan a usar la inteligencia artificial y los sensores para aprovechar el hecho de que los llevamos puestos todo el día. Sus posibilidades parecen infinitas

  • por Rachel Metz | traducido por Lía Moya (Opinno)
  • 17 Octubre, 2013

Hace un siglo, el banquero Henry Graves Jr. y el industrial James Ward Packard se embarcaron en una competición que duró décadas para adquirir el reloj con el mayor número de "complicaciones" posibles, término que se utilizaba para señalar cualquier función más allá de dar la hora. Su rivalidad culminó con la creación de un reloj de bolsillo de oro conocido como Supercomplicaction Graves (Serias Supercomplicaciones), diseñado y creado por el fabricante suizo de relojes Patek Philippe. Entre sus 24 complicaciones se incluyen la hora de salida y puesta del sol en la ciudad de Nueva York (EEUU), y un planisferio del cielo nocturno de la ciudad. Graves pagó unos 15.000 dólares (unos 11.000 euros) por el reloj en 1933 (aproximadamente 70.000 dólares actuales, unos 52.000 euros). Cuando se subastó en 1999 se vendió por 11 millones de dólares (unos 8 millones de euros).

Muchos años e incontables estilos de relojes después, se está gestando un tipo de batalla diferente en torno a las complicaciones para la muñeca. Inspiradas por el éxito de los smartphones y las tabletas, y por los chips, sensores y pantallas cada vez más compactos presentes en estos dispositivos, las empresas de electrónica esperan que el reloj inteligente sea el próximo gran pelotazo.

Varias compañias, entre ellas Samsung y Sony, y puede que también Apple y Google, están dándose prisa por producir estos dispositivos, que suelen conectarse por vía inalámbrica con un smartphone para que puedas ver los avisos de llamadas y mensajes en tu muñeca.

En teoría, los relojes inteligentes ofrecen una forma más cómoda y natural de comprobar la información que sacar un teléfono inteligente. El acto de mirar el reloj es una costumbre social comúnmente aceptada y resulta intrigante que una forma antigua pueda volver a tener prominencia. Pero ahora, la sociedad quiere ver muchas más cosas con un vistazo que sólo la hora .

Desgraciadamente, los primeros relojes inteligentes se parecen demasiado al reloj Graves: son complicados en un sentido que los convierte más en curiosidades que en herramientas útiles. Sus fabricantes, en un intento de agradar a la mayor cantidad de gente posible, los han convertido en auténticas navajas suizas: son chulos de entrada, pero no son realmente fantásticos en nada y, en última instancia, están destinados a ser ignorados o sustituidos por una cuchilla más sencilla y más afilada.

Relojes probados

·  Pebble, $150 (unos 110 euros)

·  MetaWatch Frame, $229 (unos 170 euros)

·  Samsung Galaxy Gear, $299 (unos 220 euros)

Después de probar algunos relojes inteligentes, tengo claro que uno bueno tendrá que ser algo más que fiable y fácil de usar, tendrá que aprender cuándo y cómo molestarme. Esto implica averiguar qué estoy haciendo y decidir qué partes de la información albergada entre los innumerables correos, actualizaciones y demás alertas son las más urgentes. Y, evidentemente, tiene que ser bonito.

Para que estos dispositivos tengan éxito, sus fabricantes deben editarlos para dejar las funciones activas más útiles, como el aviso de llamadas entrantes y aviso de citas próximas. Un buen reloj inteligente también debería tener un abanico de funciones pasivas capaces de seguir, por ejemplo, tu movimiento, tu actividad y tus constantes vitales, aprovechando el hecho de que lo llevas puesto todo el día.

Pebble.

"Cualquier tecnología compacta, como un reloj, tendrá que ser más inteligente que los ordenadores corrientes -incluso que los smartphones-, porque son muy intrusivas", afirma el fundador y director técnico de la  empresa de inteligencia artificial Expertmaker Lars Hard. El técnico explica: "Si lo tengo puesto en el brazo y puede despertar en cualquier momento para darme información, tiene que ser muy bueno en lo que presenta".

Cualquier reloj inteligente debería avisar cuando llama alguien, claro. Pero, además, debería informar de correos, textos y avisos sociales sólo cuando sepa que realmente quiero verlos, no mientras monto en bici, por ejemplo. Una vigilancia sencilla de las constantes vitales serviría para hacer un seguimiento de mi salud y de mis objetivos de entrenamiento. Y, puesto que la pequeña pantalla de un reloj inteligente hace que sea difícil introducir texto o navegar entre funciones, un buen dispositivo respondería a controles de voz intuitivos y a gestos en la pantalla táctil, u otro tipo de interactuación gestual.

Todo esto debería presentarse en una pantalla fina y nítida que no me cueste leer ni en una sala oscura, ni en una calle soleada. Al contrario que los relojes inteligentes que he probado, debería encajar cómodamente en mi muñeca. Y que no se olviden de incluir una buena duración de la batería. No quiero tener que enchufarlo cada pocas horas, ni siquiera cada día si puedo evitarlo.

Dados estos criterios, la cosa más parecida a un nuevo género auténticamente útil de dispositivo, es el Pebble. Puede identificar y rechazar llamadas con un toque, su pantalla de papel electrónico es fácil de leer y tiene una luz trasera que puedes activar con un movimiento de muñeca.  Pero los avisos de llamadas y textos entrantes pueden ser útiles o abrumadores, en fundicón de cuántas personas intenten ponerse en contacto contigo. Y, puesto que cualquiera puede desarrollar aplicaciones para el Pebble, hay un número cada vez mayor de aplicaciones inútiles, como una calculadora que solo se puede usar manipulando los botones del Pebble. Algunas aplicaciones, sin embargo, dan pistas sobre cómo un reloj inteligente podría servir para potenciar las capacidades de un smartphone. El Interruptor de Señal de Llamada para Teléfono de Pebble, por ejemplo, te permite silenciar rápidamente tu teléfono desde el reloj.

MetaWatch Frame.

El MetaWatch Frame, otro reloj inteligente, tiene un problema grave para un dispositivo diminuto que se opera con una sola mano: es difícil de usar. El reloj incluye algunos botones básicos que son razonablemente útiles y no molestan: el tiempo, las llamadas perdidas, correo electrónico y citas. También puedes activar toda una serie de avisos para llamadas entrantes, mensajes de texto y más. Pero las funciones de los tres botones a cada lado de la pantalla no son intuitivas, y su pantalla reflectante plateada, que tiene una resolución decepcionantemente baja, puede producir un reflejo doloroso si le da la luz directamente.

Lo que es peor, no hay nada excepcionalmente inteligente en el MetaWatch, no hace nada que no pueda hacer echándole un vistazo a mi smartphone, y los pocos widgets desarrollados por terceros que encontré no aportaban demasiado (la empresa afirma que espera abrir pronto su plataforma, que ahora mismo está en fase beta privada, a otros desarrolladores). Está bien simplificar, sí, pero un reloj inteligente también debería revelar nuevas posibilidades que no se puedan lograr con un smartphone

El proyecto más significativo hasta la fecha de desarrollo de un reloj inteligente ha dado lugar al Galaxy Gear, de Samsung, el mayor fabricante de teléfonos del mundo. Entre sus ingeniosas funciones: te permite pasar de ver un mensaje en tu muñeca a verlo en tu teléfono con coger ese último, y bloquea automáticamente tu teléfono cuando te alejas demasiado de él mientras llevas el reloj. Lo malo es que su interfaz es torpe y está mal diseñada, y mete demasiadas funciones en un paquete diminuto. Además, solo funciona con el último smartphone Samsung Galaxy Note (por el momento) y es relativamente caro por 299 dólares (unos 220 euros).

Otro punto débil: el Galaxy Gear no es muy bonito. Tiene una pantalla grande y gruesa enmarcada en acero y una cámara que sobresale de la correa; sus opciones de color, como verde lima y marrón grisáceo son feas. Esto no es algo trivial: puesto que los relojes inteligentes están siempre a la vista, dicen algo sobre el estilo de quien los lleva. Los relojes que han perdurado en el tiempo como el Calatrava de Patek y el Submariner de Rolex tienen un buen diseño.

Samsung Galaxy Gear.

Estos tres relojes sugieren que o bien los diseñadores e ingenieros que los han hecho no tienen demasiado claro lo que quieren y necesitan los consumidores, o que no pueden dejar funciones fuera y concentrarse sólo en una selección. Los avisos son fundamentales, pero demasiadas notificaciones son peores que ninguna. El Galaxy Gear ofrece control por voz, algo inteligente, pero también viene con una cámara superflua en la correa y funciones de envío de mensajes innecesarias.

Aparte de añadir distracciones, estas funciones se comen la batería. El presidente de la Escuela de Diseño de Rhode Island, John Maeda, sentencia: "Me da pavor la idea de tener un smartphone y un reloj inteligente a los que tengo que alimentar constantemente".

Maeda cree que los tecnológos tienden a centrarse demasiado en lo que es capaz de hacer la tecnología más que en las sensaciones que produce al usarla. Los relojes inteligentes parecen un buen ejemplo de esto y es una pena, porque existe la tecnología para hacerlos muy listos. Podrían leer mi calendario y usar sus acelerómetros y GPS -el Galaxy Gear tiene giroscopio, incluso- para detectar cuándo estoy en movimiento o en una reunión y no hay que mandarme avisos. Podrían saber que he estado buscando una camisa de una talla determinada en J Crew -quizá analizando mi actividad web- y hacerme saber que estoy pasando por delante de una tienda que tiene el artículo a la venta.

La popularidad de los aparatos portables para hacer seguimiento del ejercicio como el Fitbit, FuelBand de Nike y Up de Jawbone, dan idea del deseo que existe por aparatos que se centren en la recogida pasiva de datos. Registrando y recogiendo aún más datos, los relojes inteligentes podrían ir mucho más allá. Podrían convertirse en una versión más avanzada e íntima del software de ayuda personal de Google, Google Now, y tomar decisiones preventivas respecto a todo tipo de información. Eso sí que sería un reloj inteligente y no parecería demasiado complicado.

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