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Cadenas de bloques y aplicaciones

Un aparato fácil de usar para conectar a los miembros menos 'techy' de la familia

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Q-Love, que parece un teléfono antiguo, quiere llevar las videollamadas a personas poco expertas en tecnología gracias a su diseño y prestaciones sencillas, aunque aún no se sabe cuánto costará

  • por Redacción | traducido por
  • 22 Febrero, 2016

Foto: Uno de los menús del dispositivo Q-Love. Crédito: Kinstalk.

A pesar de que cada vez más aparatos se conectan a internet, hay personas que todavía permanecen totalmente fuera de la red. Se trata principalmente de personas en países en vías de desarrollo, pero también de personas mayores a las que les cuesta más adaptarse a las nuevas tendencias tecnológicas. Y a estas últimas se dirige Q-Love, un aparato desarrollado por la firma china Kinstalk (Beijing Digital Family Technology). Se trata de un dispositivo de videollamada y ocio digital que fue presentado el domingo en la Casa Batlló de Barcelona (España), un día antes de la apertura oficial del Mobile World Congress 2016, aunque fuera del programa oficial.

Para sus desarolladores, Q-Love es una manera de conectar familias y conocidos a través de una tecnología pensada para ser utilizada por cualquiera, tanto si tiene experiencia tecnológica como si no. "Si no eres más inteligente que el dispositivo, ni siquiera puedes enchufarlo", explicó el vicepresidente responsable de Q-Love, Weng-Liang Wu, para ejemplificar la complejidad de algunos dispositivos actuales para gente que no está acostumbrada a ellos. Por ello, la compañía explica que su aparato aspira a que todas las acciones posibles se realicen solo con dos toques con el dedo, algo que abriría el camino a usuarios menos experimentados.

Q-Love dispone de todas las funciones básicas de cualquier tipo de teléfono inteligente u ordenador reciente: videollamada, una app meteorológica, un bloc de notas, un reproductor de música, uno de vídeo y radio. La ventaja competitiva de Q-Love, por tanto, no estriba en sus capacidades sino en su diseño. Se trata de una única pieza metálica con una gran pantalla que emula los antiguos teléfonos de disco en el que cada botón conecta un contacto prestablecido.

Además del diseño, pensado para mimetizarse en el hogar, la principal razón de ser del dispositivo es su sistema de videollamada panorámico. Dispone de una cámara de gran angular y un sistema de tres micrófonos que permiten captar cualquier sonido en un radio de cinco metros. Wu explica: "Puedes ver cualquiera que se encuentre en la sala de estar, grandes grupos, incluso los niños que están corriendo".

El dispositivo se puede conectar tanto a las redes wifi como de telefonía móvil. Su diseño está pensado para usarlo sin tener que sujetarlo con las manos, sería como un marco de fotos apoyado en cualquier superficie. Su alimentación se basa en la conexión  con una base externa de altavoces conectados a una toma de corriente, similar a la de cualquier otro sistema de audio.

La otra pata de su propuesta es una aplicación para smartphone llamada QUIN que actúa como "atajo" para contactar con los dispositivos Q-Love, a los que no se puede llamar directamente sin la app.

Según explicaron el CEO de la compañía, Bo Tang, y Wu, el aparato estará a la venta tanto online como en tiendas chinas dentro de tres meses. Sin embargo, rehusaron revelar el posible precio de venta. La compañía se limitó a señalar que confiaban que en que los usuarios supieran valorar el trabajo desarrollado por su equipo tanto a nivel de diseño como de prestaciones, lo que encaja con su intención declarada de dirigirse hacia la nueva clase media que está surgiendo en China. Para Wu, su valor no estriba "solo en un diseño increíble sino también en una fabricación impresionante y una experiencia de usuario fantástica".

Ambos responsables justifican la pertinencia de su producto en el gran fenómeno de inmigración interior que experimenta el país asiático. Sus áreas rurales se están despoblando frente al aumento de habitantes de las zonas urbanas. Este fenómeno está aumentando la fragmentación de las familias, incluso entre la nueva clase media con mayor poder adquisitivo que está surgiendo en China. Su idea es que sean los adultos con conocimiento tecnológico quienes los compren, pero para regalarlos y ser usados tanto por pequeños como ancianos.

Preguntados por si creen que un producto como el suyo tendría éxito en otros países europeos y al otro lado del Altántico, los responsables responden que su intención es centrarse primero en el territorio chino, aunque consideran que el tipo de problemas que aspiran a solucionar son universales.

La compañía se creó en octubre de 2014, y se define como una start-up. No obstante, el número de trabajadores supera los 100 y muchos de ellos cuentan con experiencia en otras compañías tecnológicas como Motorola y Ericsson.  Los inversores tampoco se conocen pues aseguran que se encuentran en una fase ángel y podría perjudicarles.

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