El pasado lunes, los brasileños se enfrentaron a algo más grave que el juicio político en curso de su presidenta cuando un juez deshabilitó WhatsApp durante 72 horas que al final solo fueron 24.

El servicio de mensajería gratuito es el más utilizado en Brasil, un país adicto a los mensajes instantáneos. La mitad de los brasileños dependen de ellos. Son 100 millones de personas. Los operadores móviles brasileños, como Claro, Vivo y TIM cobran tarifas altas. Pero el salario mínimo es de tan sólo 225 dólares (unos 197 euros) al mes, por lo que mucha gente compra móviles de prepago para utilizar WhatsApp mediante wifi.

Lo llaman "ZapZap".

¿Cuán en serio se toman los brasileños sus mensajes instantáneos? "Después de la prohibición de WhatsApp, un hijo descubre que su madre vive bajo el mismo techo", se leía en una broma que circulaba por las redes sociales.

Incluso las llamadas telefónicas ya no están bien vistas. En Brasil, los tonos de llamada, cuando suenan en alto, suscitan miradas de desaprobación. Se acabaron los tonos de Pink Floyd; ahora se utiliza WhatsApp: "¿Estás ocupado?¿Te puedo llamar?".

El juez que lo deshabilitó, del pequeño estado de Sergipe al noreste del país, había mandado que los operadores móviles bloquearan el acceso a WhatsApp durante 72 horas. Alegaba que Facebook, el propietario del servicio, no cooperaba con una investigación criminal. La multa por incumplimiento fue de 150.000 dólares (unos 131.000 euros) al día.

Se considera uno de los mayores cortes de comunicaciones de la historia. Y ha sucedido antes. En diciembre, otro juez bloqueó WhatsApp durante unas pocas horas y, en marzo, el vicepresidente de las operaciones de Latinoamérica de Facebook, Diego Dzodan, fue detenido por el incumplimiento de las solicitudes de la policía para obtener mensajes de WhatsApp.

Según Facebook, la empresa no las puede satisfacer. Ni su personal dispone de acceso a los mensajes de WhatsApp debido a la encriptación de extremo a extremo (ver Brasil prohíbe WhatsApp para que no frene la lucha contra el narcotráfico).

No se puede decir lo mismo de los mensajes de Facebook. Durante los últimos seis meses de 2015, Brasil solicitó a Facebook información relativa a unas 2.673 cuentas, colocándose así en sexto lugar entre los gobiernos de todo el mundo, después de Estados Unidos (con 30.041 solicitudes), India (7.018), Reino Unido, Alemania y Francia.

El Homo sapiens es un animal social, y puede que los brasileños sean los más sociables de todos. Después de empezar la prohibición, un millón de usuarios descargaron otra app de mensajería llamada Telegram. Eso colapsó las redes de los operadores móviles, que no pudieron procesar todos los SMS de verificación enviados para activar la app. Otros usuarios encontraron refugio en Slack, Skype, Soma y Gtalk. En los muros de la gente en Facebook, un mensaje sugería que los brasileños podrían utilizar su app Messenger en lugar de WhatsApp.

El martes por la tarde, otro juez distinto pudo revertir la prohibición desde un tribunal de apelaciones, y WhatsApp fue restaurado después de la hora de comer.

Facebook reemplazó rápidamente su mensaje: "WhatsApp ha vuelto, ahora puedes conectar con amigos y familia, descárgala aquí".

A lo largo y ancho de todo Brasil, tanto en línea como fuera de ella, gritaba la gente: "¡Ha vuelto!". Fue algo para recordar.