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Galaxy Note 7 acabó ardiendo por una cadena de malas praxis desde la cúpula

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Samsung reconoce el mal diseño de batería y la fabricación cuestionable, pero su cultura directiva de impresionar a los jefes puede haber sido el primer detonante del problema

  • por Jamie Condliffe | traducido por Teresa Woods
  • 25 Enero, 2017

Samsung ha anunciado oficialmente que sí, que lo que provocó que su smartphone Galaxy Note 7 estallara en llamas fue un problema de batería. Pero algunos expertos sugieren que el estilo de mando de la compañía también ha tenido algo que ver.

El año pasado, el modelo de smartphone fue retirado a causa de que muchos de los dispositivos se incendiaran. Y los modelos que los reemplazaron también se sobrecalentaban y se incendiaban. Samsung paró la producción del móvil por completo y retiró cada dispositivo vendido.

Ahora, la investigación oficial de la empresa, en la que 700 empleados inspeccionaron 200.000 móviles y 30.000 baterías, ha descubierto una serie de problemas. Según Bloomberg, la primera hornada de baterías tenía un tamaño irregular. Cuando las más grandes quedaban atrincheradas en una esquina del aparato tendían a sobrecalentarse. Los aparatos sustitutos no tenían este problema, pero se produjeron tan deprisa que algunas de sus soldaduras estaban defectuosas.

Y ya fueran nuevas o viejas, todas ellas estaban diseñadas para utilizar un separador preocupantemente fino entre los dos electrodos que podía dañarse fácilmente, lo que puede provocar un corto circuito y finalmente la ignición. En una presentación de resultados el pasado lunes, el director Móvil de Samsung, D.J. Koh, afirmó: "Proporcionamos el objetivo que las especificaciones de batería debían cumplir, y asumimos la responsabilidad de nuestro fracaso a la hora de identificar y verificar los problemas que surgieron del diseño y la fabricación de las baterías".

La opinión más amplia es que el deseo de Samsung de derrotar al iPhone 7 con un dispositivo rico en prestaciones le hizo saltarse algunas de las pruebas más rigurosas que podrían haber impedido el problema. Pero el The New York Times argumenta que una cultura de dirección descendente, típica en Corea del Sur, puede haber contribuido al problema. En este contexto, los ejecutivos estarían excesivamente ansiosos por impresionar a sus jefes y cumplir con las fechas objetivas.

Koh dijo que la empresa ha "tomado varias medidas para asegurarse de que esto nunca vuelve a suceder", aunque no habló del proceso de dirección durante su anuncio. De todas formas, Samsung no tendrá ninguna prisa por repetir el incidente. Junto con una reputación dañada, Reuters señala que la retirada de los aparatos se comió casi 5.000 millones de euros de los beneficios operativos de la empresa. ¡Eso sí que escuece!

(Para saber más: Bloomberg, Reuters, The New York Times, Samsung’s Flaming Phones Will Be a Slow Burn for the Company)

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