Un académico ha decidido estudiar las claves de ese spam que ofrece bienes de lujo falsificados y que satura las bandejas de entrada, las redes sociales y los resultados de búsquedas por internet. Su investigación ha desvelado nuevas claves sobre la economía del cibercrimen que implican a algunos de los bancos más importantes del mundo.

Los bienes de lujo falsificados, junto a los fármacos, representan uno de los principales impulsores del correo basura. Damon McCoy, un profesor adjunto de la Universidad de Nueva York (EEUU), está trazando un mapa del sistema económico subyacente y atacándolo. Y asegura que el rastro conduce a las puertas de los tres bancos principales de China.

El proyecto de McCoy es una colaboración con el abogado Stephen Gaffigan de Florida (EEUU) y cuatro de las marcas más destacadas del mundo de bienes de lujo, que rehúsan ser nombradas. El Banco de China, el Banco de Comunicaciones y el Banco Agrícola de China procesaron el 97% de las transacciones de 300 compras de artículos de lujo falsificados realizadas durante el proyecto de McCoy, que duró 18 meses. Los tres bancos son propiedad del Gobierno chino.

Inicialmente, McCoy encontró que el Korea Exchange Bank tramitó una fracción importante de las compras de bienes de lujo. Pero después de que el trabajo de McCoy generara quejas por parte de la red de tarjetas de créditos Visa, el banco dejó de procesar las transacciones de los infractores. A pesar de exponerse a quejas similares, y probablemente multas, los bancos chinos siguen tramitándolas. "Los bancos de China no están haciendo nada", afirma McCoy. Habló de sus conclusiones en la conferencia de seguridad informática Enigma celebrada en San Francisco la semana pasada.

Los tres bancos han sido acusados, en demandas interpuestas por marcas de lujo y organizaciones contra las falsificaciones, de haber facilitado el comercio de falsificaciones con anterioridad. El Banco de China facilitó este mes los historiales de clientes solicitados por Gucci y otras marcas en un juicio sobre falsificaciones. Pero el estudio de McCoy establece un vínculo directo entre el spam en línea y los bancos, y sugiere que entre los tres bancos mantienen un monopolio virtual sobre la tramitación de los pagos en línea relacionados con las falsificaciones. Ninguno de los bancos chinos mencionados por McCoy respondió a la petición de comentarios.

La campaña de McCoy se inspira en un estudio histórico de 2011 sobre la economía del spam en el que participó. El estudio encontró que el 95% de los ingresos generados por spam fueron procesados por tan sólo tres bancos de Azerbaiyán, Dinamarca y la Isla Nieves de las Antillas.

Los esfuerzos en contra del comercio de bienes falsificados están dirigidos a identificar unos cuellos de botella económicos similares y atajarlos. McCoy se centra en el paso crucial que hace que el spam resulte rentable, cuando un cliente realiza un pago con tarjeta de crédito y el dinero aterriza en la cuenta bancaria del falsificador.

Las falsificaciones se comercializan mediante spam en forma de correos electrónicos y actualizaciones en redes sociales (los servicios de mensajería iMessage y WhatsApp se han visto especialmente afectados). Los criminales también atacan páginas web para establecer escaparates virtuales que puntúan alto en las búsquedas en línea.

McCoy ha desarrollado un software que recopila el spam de falsificaciones procedentes de la misma fuente e identifica el procesador de pagos que utiliza. Entonces se aprovecha de las reglas antifraude de Visa para golpear a los generadores de spam donde más duele. Si se informa de una transacción de bienes falsificados, la red de pagos puede imponer multas ascendentes al banco que recibió el dinero.

McCoy dice tener pruebas de que está perjudicando a los falsificadores. Las quejas de Visa a los tres grandes bancos chinos provocaron que los infractores perdieran sus cuentas bancarias, aunque los bancos parecen estarles permitiendo abrir otras nuevas. Y lo procesadores de pagos que prestan servicio a los falsificadores han intentado realizar un cribado de las compras realizadas por su proyecto con el uso de unas reglas cada vez más restrictivas que parecen imposibilitar muchas compras legítimas.

McCoy afirma: "Desde luego les hemos hecho daño; esto está teniendo un impacto en sus ventas". Junto a sus colaboradores, se ha comprometido a continuar con el proyecto. Eso podría llegar a atajar el spam en sus orígenes en lugar de sólo enmascararlo, como otros enfoques más convencionales como los filtros de spam, sobre todo si colaboran más los grandes bancos chinos, explica. "Si quitamos el incentivo económico para los correos electrónicos de spam o las actualizaciones en redes sociales podríamos prevenir el spam".

Los daños para la industria de las falsificaciones podrían tener efecto a largo plazo. Cambiar de procesador de pagos acarrea unos costes enormes, y existen relativamente pocas alternativas, según el profesor de Ciberseguridad de la Universidad de Tulsa (EEUU) Tyler Moore,  Y los falsificadores han tenido que centralizarse por motivos de eficiencia. "Los malhechores a menudo escalan sus organizaciones de la misma manera que haría cualquier otra empresa tecnológica, alojando toda su infraestructura con un solo proveedor o procesando los pagos con un único banco receptor", asegura.