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Tecnología y Sociedad

El cambio climático amenaza al café y Starbucks es la más preocupada

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La compañía ofrece apoyo financiero y consejo a los agricultores, experimenta con variedades resistentes a la temperatura y reparte plantones resistentes, además de reducir sus propias emisiones

  • por Nanette Byrnes | traducido por Teresa Woods
  • 10 Mayo, 2016

Si las temperaturas suben al ritmo esperado, el 80% de los terrenos en regiones de Brasil y América Central actualmente empleados para cultivar el tipo más popular del café, el Arábica, se volverán inadecuados para esta cosecha para 2050, según una investigación del Centro Internacional para la Agricultura de los Trópicos. A nivel mundial, se proyecta una caída del 50% durante el mismo periodo. El resultado más probable sería que decaiga la producción y suban los precios.

Además de diezmar a las comunidades agrícolas que dependen de la cosecha, los compradores de café podrían verse obligados a desarrollar una nueva alineación de proveedores del grano y a establecer nuevas rutas de suministro, un caro y complicado cambio. El miembro del Centro de Liderazgo Ambiental Empresarial de Conservation International, Bambi Semroc, especializado en el café y los problemas relacionados con el cambio climático, afirma: "Nuestro suministro de café tal y como lo conocemos desde luego está en peligro".

Por esto, una de las empresas más preocupadas por el cambio climático es Starbucks, que representa el mayor comercializador de café a nivel mundial. Starbucks ha respondido estableciendo una colaboración con agricultores para mejorar su capacidad de cultivar café en un clima en calentamiento. También está intentando reducir el impacto medioambiental de la propia empresa. Los esfuerzos agrícolas están progresando pero les queda mucho para alcanzar un amplio arreglo. Los intentos por reducir las emisiones globales de gases de efecto invernadero de Starbucks se han encontrado con aún más dificultades.


Crédito: Nelson Almeida (Getty Images).

Durante más de una década, la empresa ha creado una red de agricultores por todo el mundo que cultiva sus granos de acuerdo a un conjunto de estándares que incluyen el uso de sombra y la conservación de árboles para proteger las cosechas y gestionar riesgos desde plagas de insecto y enfermedades impulsadas por cambios climáticos. Hoy, el 99% de su café, más de 180 millones de kilos cada año, cumple con esos estándares, según informa la empresa.

En 2013, Starbucks hasta compró su propia granja de café en Costa Rica, y la convirtió en un laboratorio para probar prácticas de cultivo de café y desarrollar plantas que rindan bien a temperaturas más altas.

La región de cultivo de café se extiende alrededor del ecuador como un cinturón a su paso por más de 50 países incluidos Vietnam, Indonesia, Brasil y Tanzania. El ascenso de las temperaturas medias en muchos de estos países ya ha empezado a hacer mella en la producción de los agricultores del café. La roya del café y otras enfermedades dañinas también han llegado a granjas cafeteras que históricamente no las padecían según ha ido cambiando el clima local, provocando estragos en las cosechas.

Parte de los experimentos del café puede que esté dando fruto, aunque todavía no a la gran escala que necesitaría Starbucks. En un experimento temprano, en 2014, la empresa vendió un pequeño lote de tan sólo 170 bolsas de una variedad de café que desarrolló junto a una cooperativa de Costa Rica. Esta variedad es más resistente a la infección por hongos, pero también crece más despacio y su producción es menor.

Ese mismo año, después de que los agricultores de Chiapas (México) perdieran el 60% de su producción de café a causa de la roya del café después de una subida de las temperaturas y un aumento de las precipitaciones, Starbucks México empezó a distribuir plantas de café cultivadas para ser resistentes a la roya del café en la zona. Para finales del año que viene, Starbucks habrá donado 20 millones de plantones a agricultores afectados por el hongo, y comparte abiertamente su fórmula para cultivar las plantas.

La empresa también espera que al ofrecer apoyo financiero y consejos a los agricultores sobre cómo pueden aumentar su productividad al podar mejor sus árboles existentes o al reemplazarlos, pueda ayudarlos a triunfar en un entorno más difícil.

Reducir sus propias emisiones de carbono parece haber presentado un reto aún mayor. En 2008, la empresa fijó un ambicioso objetivo de reducir su consumo energético en un 25% dentro de las tiendas propietarias de la empresa. Pero, después de algunos éxitos tempranos, las emisiones han empezado a subir en años recientes, desde poco más de un millón de toneladas métricas en 2012 hasta 1.258.092 toneladas métricas en 2014, sobre todo por la energía consumida en sus cafeterías, oficinas y plantas tostadoras.

Un motivo es la decisión de la empresa de añadir comida caliente al menú. Esto requiere más refrigeración y hornos, y más energía. Aunque ha dificultado los objetivos medioambientales a largo plazo, la empresa asegura estar trabajando para mejorar la eficiencia de los hornos, y a los inversores les encanta la estrategia, que ha generado un importante aumento de los beneficios.

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