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Tecnología y Sociedad

La ubicación importa a la hora de fabricar

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Investigaciones demuestran que las diferencias regionales y nacionales en la fabricación ayudan a determinar si las tecnologías emergentes son económicamente vianbles.

  • por David Rotman | traducido por Lía Moya (Opinno)
  • 22 Julio, 2011

El traslado de la fabricación de productos de Estados Unidos a Asia podría estar teniendo un impacto significativo en qué tecnologías avanzadas se comercializan. En concreto existen pruebas de que esta migración está coartando el desarrollo de tecnologías emergentes en áreas como la optoelectrónica y los materiales técnicos para la industria del automóvil.

En estudios realizados con investigadores del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT,en Estados Unidos), Erica Fuchs, profesora adjunta de ingeniería y políticas públicas en la Universidad Carnegie Mellon de Pittsburg, demuestra que la reubicación de la fabricación de componentes de EE.UU. a países asiáticos -en el caso de la optoelectrónica- y a China -en el caso de los materiales compuestos para coches- influye en los aspectos económicos de producción de las tecnologías. El resultado en ambos casos estudiados es que las tecnologías emergentes desarrolladas en EE.UU. no son viables económicamente para su producción en los países asiáticos por diferencias en los métodos de fabricación. Y Fuchs sospecha que se están dando efectos parecidos en general según la fabricación se va trasladando a los países en vías de desarrollo. El lugar donde se produce importa para determinar “qué productos serán viables económicamente, qué países producirán qué productos de manera más competitiva y qué productos, países y empresas tienen más probabilidades  de desarrollarse a nivel global”, afirma.

Estos resultados se suman a la conciencia cada vez mayor de que la fabricación tiene un papel clave a la hora guiar la innovación. Los profesores de la Harvard Business School David Pisano y Willy Shih, sostienen, por ejemplo, que la capacidad de innovación suele desaparecer si un país pierde su sector industrial porque el conocimiento y las competencias necesarias para desarrollar nuevas tecnologías suelen ir muy unidos a las habilidades y pericia asociadas con la fabricación. Fuchs añade a esta idea al demostrar que las diferencias regionales en fabricación pueden provocar que las tecnologías más avanzadas se queden por el camino. “La situación geográfica de la fabricación puede afectar a la evolución global de la tecnología”, afirma.

En el centro de la tesis de Fuchs está el reconocimiento de que hay diferencias significativas en las prácticas de fabricación en distintos países y regiones y que esas diferencias determinan qué tecnologías son viables de producir. Si bien el coste de la mano de obra es la diferencia más evidente entre países, sostiene Fuchs, no es necesariamente la más importante. Los periodos de inactividad en la fabricación, el rendimiento y los costes de material y la calidad están entre los factores que se ven influidos por la localización. En las clases de iniciación al diseño, a los ingenieros siempre se les enseña que deben “tener todas estas variables en cuenta al evaluar cuál es la tecnología más competitiva”, explica. Sin embargo, las empresas y los políticos suelen ignorar el impacto potencial de la localización de las fábricas sobre la competitividad tecnológica a la hora de escoger lugares para producir.

En el caso de la optoelectrónica, Fuchs y sus colegas examinaron cómo los aspectos económicos de la producción afectaban a la comercialización de nuevos circuitos integrados en los que varios componentes fotónicos como láseres y moduladores se juntan en un mismo chip. Fuchs descubrió que sería más barato producir en EE.UU la nueva tecnología frente a los antiguos diseños optoelectrónicos, en los que el láser y otros aparatos fotónicos se construyen como componentes diferenciados. Pero en Asia lo contrario es cierto; su análisis demostró que debido a prácticas locales de fabricación, resultaba más barato fabricar el diseño antiguo. En consecuencia, afirma Fuchs, el trabajo para desarrollar la nueva tecnología fue “abandonada casi por completo” por las empresas que habían reubicado su fabricación fuera de Estados Unidos.

Las consecuencias que extrajo Fuchs de otro estudio sobre la industria automovilística fueron muy parecidas. Los coches fabricados con piezas de polímeros compuestos son mucho más ligeros y por lo tanto consumen menos gasolina que aquellos con carrocerías tradicionales de acero. Producir las nuevas carrocerías de compuestos resulta competitivo respecto a la tecnología predominante si la fabricación tiene lugar en EE.UU.. Pero en China, la tecnología nueva es más cara de fabricar que la predominante. Su análisis demuestra, por ejemplo, que el ensamblado tiene mayor peso en el coste de fabricación en el caso de las carrocerías de acero que en las de materiales compuestos y el ensamblado es más barato en China que en Estados Unidos. En las carrocerías compuestas, predominan los costes de material y ahí China pierde su ventaja competitiva.

Evidentemente, en cada país los consumidores país tienden a preferir diferentes tipos de coches y esas preferencias también pueden determinar qué tecnología es más atractiva económicamente para los productores locales. Pero sorprendentemente, señala Fuchs, el estudio descubrió que las variables de fabricación eran mucho más significativas que las preferencias del consumidor a la hora de determinar la viabilidad económica de las tecnologías del automóvil.

¿Qué pasa con las tecnologías emergentes cuando los fabricantes las desechan? ¿Dónde van los ingenieros que desarrollaron esas nuevas tecnologías? ¿Pueden surgir nuevas empresas en los países en vías de desarrollo para explotar las nuevas tecnologías? Fuchs empieza a estudiar estas cuestiones. Gran parte de la responsabilidad de comercializar las nuevas tecnologías quedará en manos de pequeñas empresas, apoyadas por capital de riesgo y financiación estatal.  Pero no está claro que esas empresas puedan competir a corto plazo con grandes multinacionales que usan tecnologías más antiguas pero que en la actualidad son más eficaces en términos de costes. “¿Nuestro ecosistema de innovación tiene forma de hacer avanzar la nueva tecnología independientemente de esto, haciendo que los inventores se muden a nuevos lugares y retomen las tecnologías o que otras empresas retomen las tecnologías?, se pregunta.

Pero Fuchs también comenta que su investigación sugiere que hay muchas oportunidades para las empresas que aprenden a aprovechar las diferencias regionales y nacionales para casar tecnologías con lugares de fabricación. En un mundo globalizado, “tenemos que comprender las diferencias nacionales y lo que significan para la viabilidad económica de las tecnologías emergentes”, afirma. “Y tenemos que aprender a integrar [estas diferencias nacionales] en el desarrollo de nuevas tecnologías, no sólo desde la perspectiva del mercado, sino también desde la producción”.

Tecnología y Sociedad

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