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Tecnología y Sociedad

Business Impact: El regreso del PARC de Xerox

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Célebre por no conseguir comercializar las tecnologías que inventaba, la sección de I+D de Xerox tiene una nueva estrategia para la innovación: ganar dinero.

  • por David Talbot | traducido por Lía Moya (Opinno)
  • 26 Diciembre, 2011

El mes pasado, una pequeña empresa noruega llamada Thinfilm Electronics y PARC, el histórico laboratorio de investigación de Silicon Valley, presentaron una novedad tecnológica de forma conjunta, una película de plástico que combina transistores y memoria digital impresos.

La electrónica flexible como ésta puede ser un importante componente de productos en el futuro, como envases de comida que recogen y registran temperaturas, cascos sensores de impactos y juguetes inteligentes. Pero la historia de cómo la tecnología de PARC (los transistores impresos) ha acabado emparejada con la tecnología de memoria de una desconocida empresa noruega, también nos muestra una visión de la batalla que Xerox lleva librando desde hace 10 años para cambiar su forma de comercializar las ideas que surgen en su programa de investigación y desarrollo.

Durante gran parte de sus 40 años de historia, el PARC (son las siglas en inglés del Centro de Investigación de Palo Alto) ha sido famoso tanto por desperdiciar nuevas tecnologías como por inventarlas. El ratón, el interfaz gráfico de usuario y el menú en cascada nacieron todos en el PARC, pero fueron Apple y Microsoft quienes los comercializaron y los convirtieron en hitos de la industria del ordenador personal.

La lista de innovaciones perdidas apenas acaba ahí. Si bien es evidente que Xerox comercializó la exitosa tecnología del PARC para la impresión láser, otros inventos del centro que acabaron por comercializar empresas distintas incluyen el trabajo en red Ethernet, el formato de archivo PDF y el papel electrónico, creado en el laboratorio de investigación en 1975, mucho antes de que aparecieran el Kindle de Amazon y otros libros electrónicos.

En 2001, Xerox dijo basta. Ante los pobres resultados financieros, su directora general en ese momento, Anne M. Mulcahy, juró devolver los beneficios a la empresa. Como parte de ese esfuerzo, Xerox reincorporó el pozo sin fondo que era su centro de I+D como una empresa independiente denominada simplemente PARC, con órdenes de conseguir beneficios, bien mediante las patentes, bien mediante la investigación bajo contrato a terceros, bien mediante asociaciones con otras empresas.

Las palabras claves de la nueva era eran “innovación abierta”; ahora los investigadores de PARC podrían asociarse libremente con el mundo exterior para afinar sus ideas y trabajar en cómo comercializarlas. “Cuando el PARC se separó en 2001, la innovación abierta y de colaboración se convirtió, en esencia, en el modelo de negocio para el centro”, explica Lawrence Lee, director de estrategia del PARC en la actualidad. “Pero en la práctica solo hemos conseguido saber lo que significa eso en los últimos dos años”.

Los avances del PARC en el campo de los transistores impresos llegaron más o menos al mismo tiempo que se reorganizaba el laboratorio, haciendo que esta tecnología fuese un campo de pruebas clave para la nueva estrategia. En un principio el PARC esperaba desarrollar paneles electrónicos orgánicos, un mercado potencialmente enorme, pero la tecnología resultó difícil de fabricar y su rendimiento era peor que el de los paneles basados en el silicio.

En los viejos tiempos, la idea podría haber languidecido. En numerosas ocasiones la sede central de Xerox no había conseguido adoptar los nuevos inventos que no estuvieran relacionados con el negocio central de la empresa, que era vender fotocopiadoras. Pero siguiendo la idea de “innovación abierta”, el PARC empezó a vender su tecnología a los fabricantes, diciéndoles que los transistores impresos también podrían proporcionar sensores flexibles y muy baratos y lógica de computación para empaquetado, juguetes y otros usos.

Tamara St. Claire, vicepresidenta del PARC para desarrollo de negocios globales afirma que a los fabricantes les gustó la idea, pero querían tener lo que ella denomina  un “producto mínimamente viable”, jerga de gestión para describir algo más que un experimento de laboratorio. Para desarrollar uno de estos productos, en 2010 creó un “compromiso de coinnovación” con Thinfilm, que ya estaba fabricando memorias impresas. El prototipo de circuito resultante es el primero en combinar transistores y memoria impresos, según el PARC.

Ahora Xerox ha establecido asociaciones con varias empresas e instituciones para usar electrónica impresa en cascos para la medición de presión así como en envases capaces de sentir la presión, el sonido, la luz, la aceleración o la temperatura. Mediante estas asociaciones espera abrir un mercado para la electrónica impresa que la empresa analista IDTechex calcula que podría alcanzar un negocio de 45.000 millones de dólares (unos 36.000 millones de euros) para el año 2021.

Para el PARC, este tipo de asociaciones son una señal de que la innovación abierta está funcionando. “Hay un montón de buenas ideas en el PARC, pero hemos aprendido muy rápidamente que a menudo la parte más difícil es ponerlas en práctica. Eso, y la puesta en marcha en el momento adecuado”, afirma St. Claire. “Se puede decir que el PARC empieza a comprender este hecho. Hay que ser casi igual de innovador en la comercialización, especialmente en el caso de las tecnologías que cambian las reglas del juego, como en el aspecto tecnológico”.

El PARC, que en su momento solo trabajaba para Xerox, ahora tiene una lista cada vez más amplia de tecnologías en desarrollo con socios externos, entre ellos Fujitsu, Motorola, NEC Display Solutions, Microsoft, Samsung, Solocus y Oracle. Este cambio de estrategia ha permitido que el centro pasara de ser un sumidero de millones de dólares a un negocio modesto, pero creciente de innovación. En 2010 obtuvo beneficios sobre sus ingresos de más de 60 millones de dólares (48 millones de euros, aproximadamente), según un portavoz de la empresa. El PARC, que cuenta con 250 empleados, también está haciendo numerosas patentes, con unas 150 registradas de media por año desde 2002.

Centrarse en hacer negocios, no solo en tener ideas, también ha subido la moral, según Teresa Amabile, psicóloga de organización en la Escuela de Negocios de la Universidad de Harvard (EE.UU.). “He hablado con muchos científicos, técnicos e ingenieros que están haciendo I+D en empresas, y la gente con la que hablo del PARC está más motivada que la media”, afirma. “Les mueve una pasión e ilusión reales por los descubrimientos que están haciendo, unido a la emoción por ver que su trabajo está aplicándose en la realidad en el mundo. Esa combinación es muy poco frecuente”, concluye Amabile.

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