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Tecnología y Sociedad

¿Quién acuñó el término 'computación en nube'?

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Ahora que parece que todas las empresas tecnológicas están vendiendo computación en nube, descubrimos dónde empezó todo.

  • por Antonio Regalado | traducido por Lía Moya (Opinno)
  • 27 Diciembre, 2011

La computación en nube es uno de los términos más de moda en el mundo de la tecnología. Si tecleamos la expresión en inglés (cloud computing) en un buscador, aparece 48 millones de veces en Internet. Pero a pesar de este uso tan extendido, queda una pregunta por responder: ¿Quién acuñó el término?

Algunos relatos colocan su nacimiento en 2006, año en el que grandes empresas como Google y Amazon empezaron a usar 'computación en nube' para describir el nuevo paradigma en el que la gente accede cada vez con mayor frecuencia al software, la potencia computacional y los archivos a través de la web en vez de mediante sus ordenadores personales de sobremesa.

Pero Technology Review ha rastreado la aparición del término hasta una década antes, en 1996, en un parque empresarial en las afueras de Houston. En aquel momento, la tecnología de la que todo el mundo hablaba era el navegador de Netscape, los Yankees se enfrentaban a Atlanta en las series mundiales de béisbol y los talibanes celebraban el saqueo de Kabul. En las oficinas de Compaq Computer, un pequeño grupo de ejecutivos vinculados a la tecnología planeaba el futuro del negocio en Internet y lo denominaba 'computación en nube'.

Su visión era detallada y profética. No solo se movería todo el software de los negocios a la Web, sino que lo que ellos denominaban 'aplicaciones para la computación en nube', como el almacenaje de archivos por parte de los consumidores, sería algo común.  Para dos de los hombres que estaban en aquella sala, un ejecutivo de marketing de Compaq llamado George Favaloro y un joven tecnólogo llamado Sean O’Sullivan, la computación en nube tendría resultados radicalmente distintos. Para Compaq era el principio de un negocio de dos mil millones de dólares anuales (unos 1.600 millones de euros) a través de la venta de servidores a proveedores de Internet. Para la start-up de O’Sullivan, era un paso hacia el desencanto y la insolvencia.

La computación en nube aún no aparece en el diccionario. Pero su uso se está extendiendo rápidamente porque recoge un cambio histórico en  la industria de la informática, en el que cada vez más memoria de computación, potencia de procesado y aplicaciones se albergan en centros de datos remotos, en la 'nube'. Con miles de millones de dólares de gasto en tecnología informática en juego, el propio término se ha convertido en un premio disputado. En 2008 Dell enfadó a los programadores tras intentar conseguir una patente sobre 'la computación en nube'. Otros proveedores de tecnología, como IBM y Oracle han sido acusados de 'cloud washing', es decir, utilizar el término para dar una capa de modernidad a productos más antiguos.

Igual que “Web 2.0”, la computación en nube se ha convertido en una jerga omnipresente que parece molestar a muchos ejecutivos informáticos, pero que también es difícil de evitar. “Yo la odiaba, pero acabé por rendirme”, afirma Carl Bass, presidente y director general de Autodesk, cuya empresa lanzó una campaña de marketing de computación en nube en septiembre de este año “no me parecía que el término sirviera para explicar nada a la gente que no sabía de antemano de qué se estaba hablando”.

Incluso el gobierno de Estados Unidos ha tenido problemas con esta expresión. Después de que el antiguo zar de las nuevas tecnologías del país, Vivek Kundra, obligara a las agencias a pasarse a los servicios más baratos de computación en nube, los proveedores se enfrentaban a la pregunta de qué era exactamente lo que podía considerarse como tal. El gobierno solicitó al Instituto Nacional de Estándares y Tecnología que creara una definición. El borrador final, hecho público el pasado mes de octubre, avisa de que “la computación en nube puede significar, y de hecho significa, cosas distintas para personas distintas”

“La nube es una metáfora, un reposicionamiento de Internet”, afirma Reuven Cohen, cofundador de Cloud Camp, un curso para programadores. “Por eso tenemos este debate tan encendido. Puesto que es una metáfora, está abierto a distintas interpretaciones”. Y, añade, “vale dinero”.

Parte del debate es quién debería llevarse la atribución de haber inventado la idea. La noción de computación basada en redes es de la década de 1960, pero muchos creen que el primer uso de 'computación en nube' en su contexto moderno tuvo lugar el 9 de agosto de 2006, cuando el entonces director general de Google, Eric Schmidt introdujo el término en una conferencia del sector. “Lo interesante [ahora] es que hay un modelo emergente”, dijo Schmidt. “No creo que la gente haya comprendido realmente lo grande que es esta oportunidad. Empieza por la premisa de que los servicios de datos y la arquitectura deben estar alojados en servidores. Lo llamamos computación en nube, deberían estar en una ‘nube’ en alguna parte”.

El término empezó a usarse más el año siguiente, cuando empresas entre las que se incluían Amazon, Microsoft e IBM empezaron a promocionar también su computación en nube. También fue entonces cuando apareció por primera vez en artículos de prensa, como el reportaje de The New York Times del 15 de noviembre de 2007 titulado “IBM venderá 'computación en nube' usando datos alojados en servidores lejanos”. Describía planes indefinidos para “supercomputación con base en Internet”.

Sam Johnston, director de servicios informáticos y de nube en Equinix sostiene que la computación en nube se impuso entre los tecnólogos porque describía algo importante. “Teníamos una denominación común para una serie de tendencias que habíamos estado observando, como la transformación de la informática en un objeto de consumo”, nos escribió en un correo electrónico.

Johnston afirma que nunca ha estado claro quién acuñó el término. Como editor de la entrada en la Wikipedia para la computación en nube, siempre está vigilante para detectar cualquier intento de usurpación. Fue el primero en hacer sonar las alarmas sobre la solicitud de patente por parte de Dell, y el verano pasado retiró una reseña de Wikipedia que afirmaba que un profesor de la Universidad de Emory (EE.UU.) había acuñado la frase a finales de la década de 1990. Ha habido “muchos intentos por apropiarse del término, así como varias reclamaciones de personas que dicen haberlo inventado”, explica Johnston.

Eso quizá explique por qué los vigilantes de la nube han desechado o nunca hayan investigado el primer uso, una solicitud de patente de mayo de 1997 para 'computación en nube' de una empresa ya extinta llamada NetCentric. La solicitud de patente era para “servicios educativos”, como “clases y seminarios” y nunca se aprobó. Pero el uso de la frase no era casual. Cuando Technology Review buscó al fundador de NetCentric, O’Sullivan, éste aceptó rescatar copias en papel de planes de negocios de hace 15 años de NetCentric y Compaq. Los documentos, escritos a finales de 1996 no solo usan la expresión 'computación en nube', sino que describen con precisión muchas de las ideas que son comunes en Internet hoy en día.

En aquel momento la start-up de O’Sullivan estaba negociando una inversión de 5 millones de dólares (unos 3,8 millones de euros) por parte de Compaq, donde Favaloro acababa de ser escogido para encabezar un nuevo grupo de servicios de Internet. El grupo era una especie de “insurgencia” interna, recuerda Favaloro, cuyo objetivo era conseguir meter a Compaq en el negocio de servidores para proveedores de Internet, como AOL. NetCentric era un empresa joven que desarrollaba software para conseguir que eso sucediera. 

En sus planes, el dúo predijo tendencias tecnológicas que tardarían aún más de una década en producirse. Copias del plan de negocios de NetCentric contienen una factura imaginaria para “el total de compras en línea” de un tal “George Favaloro”, entre ellas 18,50 dólares (14 euros) por 37 minutos de videoconferencia y 4,95 dólares (3,8 euros) por 253 megabites de almacenaje en Internet (además de 3,95 dólares por el visionado de una pelea de Mike Tyson). Hoy en día, el almacenaje de archivos y el vídeo son de las aplicaciones con sede en la nube que más se usan, según la consultora CDW. En aquel momento, esos servicios no existían. La plataforma de software de NetCentric debía permitir a los proveedores poner en marcha y facturar por proporcionar decenas y en última instancia miles de “aplicaciones con sede en la nube”, según el plan.

No queda claro exactamente a cuál de estos dos hombres, Favaloro u O’Sullivan se le ocurrió el término 'computación en nube'. Ninguno de los dos recuerda exactamente cuándo surgió la frase. Los discos duros que acogían los correos electrónicos y otras pistas electrónicas de esos días previos a la existencia de la nube hace tiempo que han desaparecido.

Favaloro cree que fue él quien acuñó el término. De un archivador extrajo una copia en papel de un análisis interno de Compaq de 50 páginas titulado “Estrategia de la División de Soluciones para Internet para la Computación en Nube”, con fecha del 14 de noviembre de 1996. El documento predice con exactitud que el software de empresa daría paso a los servicios en la Web y que en el futuro, “el software de aplicaciones ya no será una característica del hardware, sino de Internet”.

O’Sullivan cree que pudo haber sido su idea. Después de todo, ¿por qué iba a intentar patentarlo después? El emprendedor era una presencia constante en la sede central de Compaq en Texas en aquella época. O’Sullivan desenterró un plan diario para el 29 de octubre de 1996  en el que había anotado la frase “Computación en nube: la nube no tiene fronteras”, después de una reunión con Favaloro aquel día. Esa nota manuscrita y el plan de negocios de Compaq, con dos semanas de diferencia, son las primeras referencias que en las que consta la expresión 'computación en nube' que Technology Review ha podido localizar.

“Solo hay dos personas a las que se les pudo haber ocurrido el término: a mí, en NetCentric, o a George Favaloro en Compaq... o a ambos juntos haciendo brainstorming, afirma O’Sullivan.

Ambos están de acuerdo en que 'computación en nube' surgió como término de marketing. En aquel momento, a las redes de telecomunicaciones ya se las denominaba 'la nube'. En los dibujos de los ingenieros, una nube representaba la red. Lo que buscaban era un eslogan que enlazara con la oportunidad que representaba Internet para los negocios y que Compaq conocía. “La computación era básica para Compaq, pero ahora aparecía este follón de la nube, sostiene Favaloro. “Y necesitábamos algo que uniera esas dos cosas”.

Sin embargo, el uso de su nuevo término de marketing no se extendió y puede ser que otros lo acuñaran en fechas posteriores. Pensemos en el borrador de un comunicado de prensa de enero de 1997 de Compaq en el que la empresa anunciaba su inversión en NetCentric y que describía el acuerdo como parte de “una iniciativa estratégica para proporcionar computación en nube a las empresas”. Esa frase estaba muy adelantada a su época si no fuera porque el departamento de relaciones públicas interno de Compaq  se opuso y lo convirtió en “computación en Internet” en la versión final del comunicado.

De hecho, Compaq acabó por desechar el término por completo, junto con sus planes de crear software para Internet. A Favaloro eso no le importó. Había conseguido dirigir a Compaq (que posteriormente se fusionó con HP) hacia lo que se convirtió en un inmenso negocio de vender servidores a los primeros proveedores de Internet y servicios de alojamiento de páginas web como UUNet. “Ahora resulta absurdo, pero la gran visión que tuvimos fue que iba a haber una explosión de gente usando servidores que no estaban localizados en el mismo sitio que ellos”, afirma Favaloro. “Pasé de ser considerado un hereje en Compaq a que se me considerara un profeta”.

Para NetCentric, el concepto de computación en nube acabó en decepción. O’Sullivan dejó de usar el término cuando pasó a luchar por comercializar un servicio de fax por Internet, una de las pocas aplicaciones que la poco fiable red de la época podía manejar. Finalmente, la empresa se rindió y acabó por echar el cierre. “Nos vimos atrapados en un agujero y no conseguimos lanzar una serie de aplicaciones para computación en nube... es algo que aún me duele”, afirma O’Sullivan, quien después se tomó un año sabático del mundo de la informática para asistir a una escuela de cine y poner en marcha una organización sin ánimo de lucro para ayudar a la reconstrucción de Irak.

En la actualidad Favaloro dirige una consultoría medioambiental en Waltham, Massachusetts (EE.UU). Lo increíble, sostiene, es que la nube que él y O’Sullivan imaginaron hace 15 años se ha convertido en realidad. “Ahora dirijo una empresa de 15 personas y, en cuanto a productividad, nuestros sistemas son mucho mejores que los de cualquier gran empresa. Encontramos y probamos nuevas aplicaciones en cuestión de horas. Si nos gustan, nos las quedamos, si no, las desechamos. Nos autoadministramos, todo se funde, tenemos acceso a todas partes, es seguro, tiene un gran tiempo de operación, está todo guardado en copias de seguridad y nuestros costes son diminutos”, explica Favaloro. “La visión se hizo realidad”.

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