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Tecnología y Sociedad

Business Impact: Llegan los vehículos conectados

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A medida que nuestros coches se conectan en red, tanto a Internet como entre sí, nuevas tendencias tecnológicas y sociales redefinirán el transporte. Sin lugar a dudas, los automóviles del futuro ofrecerán experiencias más allá de la conducción.

  • por Thilo Koslowski | traducido por Francisco Reyes (Opinno)
  • 04 Enero, 2012

Soy un apasionado de los coches y siempre lo he sido. Cuando era niño, solía imaginar que tenía un coche capaz de hacer todo lo que yo le pidiese. Por supuesto, podía volar además de conducir por carretera. Pero lo más importante es que podría hacer mucho más que simplemente llevarme desde el punto A al punto B. Mi futuro coche me iría a buscar, me entretendría y se aseguraría de que nunca llegase tarde a una cita con mis amigos.

Todo esto ha dejado ya de ser una noción infantil. Las industrias de la automoción y el transporte están entrando en la fase de innovación más importante desde la popularización de los automóviles personales hace cien años. De forma similar al modo en que los teléfonos se han convertido en teléfonos inteligentes, durante los próximos 10 años los automóviles se convertirán rápidamente en "vehículos conectados" que accedan, consuman y creen información, para luego compartirla con los conductores, pasajeros, la infraestructura pública y otras máquinas, entre ellas, otros vehículos. Ya podemos predecir beneficios tales como la reducción de los índices de accidentes, la mejora de la productividad, emisiones más bajas y entretenimiento a la carta para los pasajeros. El auge de los coches conectados conducirá a cambios generalizados que afectarán a muchos tipos de empresas, por no hablar de los Gobiernos y las comunidades. A modo de ejemplo, estamos observando la colaboración entre fabricantes de automóviles y compañías de ciencias de la vida para desarrollar sensores de supervisión en los vehículos que puedan transmitir datos sobre la salud del conductor en caso de una emergencia.

Hasta hace muy poco la importancia del coche conectado no era ampliamente aceptada. Cuando fundé la rama mundial de asesoría automotriz de Gartner en 1999, en San José, California (EE.UU.), los ejecutivos de la industria del automóvil pusieron en duda la iniciativa y me preguntaron por qué no abrí la oficina en Detroit. En aquel entonces, se necesitaban más de 15 minutos para explicar el papel crítico que Silicon Valley desempeñaría en el futuro del sector de la automoción. Hoy día, apenas hay que convencer a nadie. Los ejecutivos de esta área, así como los directivos en industrias como la electrónica de consumo, los medios de comunicación, Internet, el hardware y los servicios financieros, están empezando a darse cuenta de que los nuevos conceptos de movilidad afectarán a sus negocios y que necesitarán nuevas estrategias para hacer frente a los consumidores y a las oportunidades del mercado.

Convergencia entre estilos de vida digitales y automóviles

La aparición del vehículo conectado está estrechamente ligada a la de los teléfonos inteligentes y la red Internet móvil, los cuales, aunque todavía son algo relativamente nuevo, están dando forma con fuerza a las expectativas de los consumidores a la hora de acceder a los datos sobre la marcha. Cada vez más, los consumidores enmarcan los automóviles dentro de este contexto de la conectividad, y los fabricantes de automóviles se dan cuenta de que deben ofrecer acceso a datos de Internet en los vehículos si quieren mantener su pujanza. Por ejemplo, los sistemas de navegación ya se han convertido en el servicio basado ​​en la localización más popular entre los consumidores. La próxima generación de sistemas de navegación capaces de incorporar mapas actualizados e información de tráfico en tiempo real será aún más atractiva. Las expectativas de acceso a otros contenidos digitales en el vehículo seguirán creciendo, y para el año 2016 la mayoría de los consumidores en los mercados de automóviles maduros considerarán el acceso al contenido web dentro del vehículo como un criterio clave de compra.

El hecho es que los fabricantes hoy día compiten por los clientes no solo entre sí sino también contra los iPhones y iPads, especialmente entre los consumidores más jóvenes. Una serie de datos recogidos por nosotros ilustra la tendencia. En una encuesta, pedimos a los participantes que eligiesen entre tener acceso a Internet o ser dueños de un automóvil. Entre los conductores de 18 a 24 años de edad en EE.UU., el 46 por ciento señaló que probablemente escogería Internet y renunciaría a su coche. Dentro de los conductores de entre 45 y 64 años de edad, solo el 15 por ciento afirmó que probablemente renunciarían a su coche para acceder a Internet.

Esto indica que la excelencia mecánica no será suficiente para que los fabricantes de automóviles impresionen a sus futuros clientes. La industria del automóvil debe captar el interés de los consumidores por las ofertas de estilo de vida digital y adaptar las tecnologías pertinentes al coche. Aunque la mayoría de empresas automovilísticas están desarrollando innovadoras iniciativas, algunas de ellas fallarán si intentan simplemente imitar lo que los consumidores ya hacen en sus teléfonos inteligentes, como por ejemplo hacer que el coche nos lea las actualizaciones de Facebook mientras conducimos. En cambio, la experiencia de poseer un vehículo se verá mejorada por las adaptaciones exitosas de la tecnología móvil. Por ejemplo, los coches del futuro podrían supervisar el estado cognitivo y emocional del conductor y evaluar qué tipo de información, y qué cantidad, puede consumir en un momento dado. Las llamadas de teléfono menos importantes podrían ser enviadas directamente al buzón de voz cuando el coche circule por una carretera con mucho tráfico, y los mensajes de texto se podrían leer en voz alta cuando se esté al ralentí en un semáforo.

Los cambios demográficos y la necesidad de la sostenibilidad

La población mundial crece y en los países desarrollados está envejeciendo. Eso significa que tenemos que encontrar la forma de dar a más personas (incluyendo el número cada vez mayor de ellas que ya no pueden conducir) la capacidad de moverse. Esto tiene que ocurrir en un escenario de transporte global en el que la cada vez mayor congestión del tráfico, el aumento de precios de la energía y la preocupación por la quema de combustibles fósiles probablemente se conviertan en importantes factores limitantes.

Existe una tecnología que destaca frente a estos desafíos: el vehículo autoconducido. En los próximos 10 años, la evolución continua de los sensores, la potencia computacional, la capacidad de aprendizaje de las máquinas y el análisis de grandes cantidades de datos nos acercarán a la meta de cero accidentes y una gestión del tráfico en tiempo real. Aquellos coches conscientes de su propia ubicación y de la ubicación de otros vehículos se "autoorganizarán": hablarán entre sí y con la infraestructura a fin de optimizar el flujo del tráfico, reducir la congestión, reducir la contaminación y aumentar la movilidad general. Imaginemos un futuro en el que incluso una persona de 90 años pueda mantener su movilidad en largas distancias en un coche que se autoconduzca. Eso podría dar como resultado más visitas de los abuelos, y también que el coche pudiese ir directamente a un hospital en caso de emergencia médica. El vehículo autónomo también podría eliminar los peligros de conducir distraído y hacer posible una conducción más eficiente en cuanto a combustible, por ejemplo si los coches viajasen en un pelotón que minimizara la resistencia al viento. Los vehículos autoconducidos, sin duda, generarán profundos debates jurídicos: ¿Se permitirá que un niño de 10 años pueda 'conducir'? ¿Qué pasa con alguien que haya tomado un par de copas? ¿Quién tendría legalmente la culpa en caso de un accidente entre dos vehículos autónomos?

Si bien la idea de un vehículo autoconducido puede sonar descabellada, las empresas y los Gobiernos ya han realizado importantes inversiones para convertirla en una realidad. Por ejemplo, Google ha conducido cientos de vehículos autónomos a lo largo de miles de kilómetros en las carreteras de EE.UU., y el Ejército ha estado desarrollando coches no tripulados durante varios años. Los vehículos totalmente autónomos evolucionarán gradualmente a partir de las características que ya existen en algunos, como sistemas informáticos que frenan automáticamente durante las retenciones de tráfico. A los consumidores también les gusta la idea de un coche autoconducido. En una encuesta que encargué, el 35 por ciento de los propietarios de vehículos en EE.UU. afirmó que probablemente adquirirían características de conducción autónoma en su próximo vehículo nuevo si se ofreciesen como una opción.

Nuevos modelos de negocio relacionados con la "movilidad"

A la pregunta de si necesitaremos automóviles en el futuro, mi respuesta es que sí, por supuesto. Los automóviles y el transporte personal no van a desaparecer. Pero puede que, cada vez con más frecuencia, reemplacemos la propiedad del automóvil por el acceso a coches, y observemos que las empresas no tradicionales alteran el orden establecido de la industria. Imaginemos que siempre tenemos acceso al automóvil que queremos cuando lo necesitamos. Start-ups como como Getaround y RelayRides ya ofrecen servicios peer-to-peer para compartir coche, en los que los miembros pueden abrir el vehículo pasando un teléfono inteligente por delante de él y después alquilarlo por horas. Si bien esta idea puede sonar extraña para algunos, en Gartner hemos encontrado que la idea es más aceptada entre los jóvenes conductores.

Mi predicción es que dentro de cuatro años un 10 por ciento de la población urbana de EE.UU. utilizará coches compartidos en lugar de vehículos de propiedad privada. Sin embargo, esto es solo el comienzo del modo en que la conectividad creará nuevos modelos de negocio y desafiará a algunos de los miembros de la industria establecida para convertirse en "proveedores de movilidad", en lugar de empresas automovilísticas. También creo que para finales de 2016 al menos una gran empresa de tecnología habrá anunciado planes transformadores para lanzar su propia oferta de automóviles.

Otras industrias también podrían verse afectadas por la evolución del vehículo conectado. Las compañías de seguros, por ejemplo, tendrán que definir nuevos modelos de riesgo basados ​​en índices de accidentes drásticamente reducidos. Los Gobiernos podrían establecer permisos individuales de emisiones para restringir el uso de vehículos propulsados ​​por motores de combustión interna y supervisar conductas de conducción agresivas o derrochadoras. A largo plazo, el vehículo conectado tendrá un impacto en el desarrollo urbano a medida que las ciudades utilicen la tecnología para tratar de resolver el problema del tráfico, la falta de plazas de aparcamiento y los problemas de contaminación.

Las próximas dos décadas serán un periodo muy creativo. La industria del automóvil y los vehículos que conducimos cambiarán más de lo que lo han hecho en el siglo pasado. Los fabricantes de automóviles tendrán que aprovechar estos cambios, definir nuevos valores y productos, y dar forma a un nuevo ecosistema de alianzas con empresas de tecnología. Durante la transformación de los coches de transportes básicos a sistemas inteligentes, espero que sigan evocando el mismo grado de pasión en aficionados como yo.

Thilo Koslowski es vicepresidente, destacado analista y líder de la Rama Automotriz, TIC en Vehículos y Movilidad de Gartner, Inc.

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