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Crítica: Pegado a Pinterest

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Una ‘start-up’ dedicada a la selección de imágenes y vídeos hace que reunir y compartir las búsquedas en la red sea algo sorprendentemente adictivo.

  • por Rachel Metz | traducido por Lía Moya (Opinno)
  • 16 Febrero, 2012

Hasta hace aproximadamente una semana, se me daba fatal clasificar mis hallazgos de Internet. Descubría algo que me gustaba o que me gustaría tener: una foto de un pingüino con jersey o un nuevo teléfono inteligente, por ejemplo y, o bien dejaba una pestaña abierta en el buscador como recordatorio, o bien -y esto era lo más probable- seguía navegando por la red y me olvidaba por completo de ello. 

Entonces descubrí Pinterest. Pinterest es la más importante de un número cada vez mayor de webs sociales que sirven para hacer una selección del contenido en la red, permitiendo a sus usuarios reunir imágenes y vídeos de todo tipo, desde fotos de comidas deliciosas hasta imágenes de vestidos de novia, en un tablón de anuncios virtual y descubrir los tablones creados por amigos o desconocidos. Hay quien se limita a usar el sitio para coleccionar imágenes bonitas; otros lo usan para planificar bodas, recordar recetas interesantes o cosas que quieren comprar. Y la mayoría de la gente, sospecho, lo usa para distintas cosas.

Pinterest no es ni el primer ni el único sitio con estas características, pero es, con mucho, el más solicitado debido en parte a su ingenioso diseño y su facilidad de uso. Quizá su popularidad también se deba a que Pinterest ni siquiera está abierto a la participación general. Cualquiera puede buscar cosas o personas en el sitio, pero para poder crear tus propios tablones de imágenes, o bien solicitas una invitación a Pinterest, o bien le pides a algún amigo que ya esté dentro que te invite a entrar.

Si bien este obstáculo quizá haga abandonar a algunos usuarios potenciales, parece servir para crear esa sensación de exclusividad que ha hecho aumentar su popularidad. Merece la pena pedir una invitación. Yo empecé a usar el sitio hace poco y, a pesar de algunas contrariedades, estoy enganchada.

Una vez que consigues entrar en el club, el funcionamiento de Pinterest es muy sencillo. Los nuevos usuarios empiezan teniendo varios tablones virtuales que llevan por título frases como “Productos que me gustan” y “Para la casa”. Puedes cambiar el nombre de estos tablones, borrarlos y crear tablones nuevos. También puedes crear tablones a los que pueden añadir recortes tus amigos, algo que sería útil a la hora de hacer un regalo en grupo o simplemente para crear un sitio en línea donde recoger fotos interesantes. 

Para poder empezar a “pegar” en tu tablón las cosas que encuentras en la red, instalas un botón “Pin it” en la barra de marcadores de tu buscador. También puedes subir fotos propias que quieras pegar o colgar en tu propio tablón cualquier cosa que veas en el sitio pasando el ratón por encima de la imagen y dándole al botón de “Repin”. (También existe una aplicación para móviles, pero como navego principalmente por la Web, es lo que he usado para esta crítica).

Después de instalar el botón en la barra de marcadores, solté a mi 'urraca' interna. Empecé a buscar toda clase de cosas chulas que pegar a mis tablones, que en  mi opinión iban desde aparatos electrónicos hasta muebles, pasando por uñas pintadas con una decoración muy elaborada. También empecé a seguir a unos cuantos amigos que ya eran usuarios del sitio. (Pinterest se conecta con Facebook para encontrar a tus amistades de forma automática, pero también puedes buscar a tus conocidos manualmente.)

A pesar de que empecé a usar el sitio sin un objetivo concreto, me di cuenta rápidamente de que Pinterest funciona como una sala de espera aspiracional en línea. En un tablón pegué todo el material de ciclismo que me apetece tener pero que no quiero comprarme aún y toda la maravillosa ropa y accesorios que nunca me permitiré comprar. Pegué combinaciones de colores y muebles con los que me gustaría decorar una casa que aún no poseo y recetas que me gustaría probar. 

Me encanta cómo quedan mis tablones, una cascada de brillantes imágenes recorriendo la página. Y también disfruto explorando los tablones de otros, añadiendo joyas de sus colecciones a las mías. Pero el subidón definitivo llegó cuando la gente empezó a comentar, aprobar y repegar mis imágenes. Una imagen que subí de unos patines de ruedas en color verde agua dieron lugar a 13 'me gusta' y 56 'repegados'.

No tardé mucho en estar constantemente comprobando quién había repegado, a quién le habían gustado o quién había comentado mis imágenes. Una tarde, cuando el sitio no se cargaba, sentí una gran impaciencia.

A pesar de la adicción que produce, algunas de las características de Pinterest son burdas y se quedan cortas. Pegar imágenes, por ejemplo, requiere varios pasos. Primero encuentras lo que quieres pegar, digamos que un sofá naranja muy mono que has visto en un blog de diseño de interiores. Luego pulsas “Pin it”. Esto abre una pantalla en la que se ven las imágenes principales de la página que estabas mirando con sus tamaños respectivos. Pinchas en la que quieres y se abre una ventana más pequeña que te pide que describas la imagen, la clasifiques y la pegues.

Esto debería ser más fácil de hacer. De hecho, un sitio parecido llamado Fancy hace este proceso de forma mucho más sencilla: Cuando el usuario pincha el botón de “Fancy it” en la barra de marcadores del buscador, aparece una ventanita que permite al usuario repasar las imágenes de la página y seleccionar una. O, simplemente puedes pasar el ratón directamente por encima de las imágenes de la página que estabas mirando y hacer clic para elegir las que quieres.

A Pinterest también le vendrían bien otras funciones, como la posibilidad de crear tablones privados o de recolocar las imágenes que tienes en un tablón simplemente arrastrándolas de un lado a otro. Y estaría bien que me sugiriera gente a la que seguir, basándose en nuestras imágenes e intereses comunes. 

En general, Pinterest hace que sea relativamente fácil  hacer una selección de toda clase de imágenes que encuentro en mis viajes por la red. Si consigues una invitación, merece la pena quedarse pegado a este sitio.

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