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Computación

Los geeks, nuevos guardianes de nuestras libertades civiles

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Sucesos recientes han puesto de manifiesto que hackers, codificadores, y 'geeks' están detrás de una vibrante cultura política.

  • por Gabriella Coleman | traducido por Lía Moya (Opinno)
  • 05 Febrero, 2013

Luchadores por la libertad: Un manifestante enmascarado participa en una manifestación en protesta contra SOPA y ACTA en Dublín, Irlanda, en febrero de 2012.

Tras más de una década de trabajo de campo antropológico entre hackers y geeks informáticos tengo la firme convicción de que estas personas están creando uno de los movimientos por las libertades civiles más vibrantes que hayamos visto nunca. Es una cultura comprometida con liberar información, defender la privacidad y luchar contra la censura, lo cual propulsa una actividad política muy amplia. Solo en el último año, los hackers han estado detrás de algunas de las corrientes políticas más potentes a las que hayamos asistido.

Antes de entrar en detalle, quizá sea necesaria una pequeña nota aclaratoria respecto al término "hacker". Es un término que provoca debates incluso entre los propios hackers. Por ejemplo, en el frente técnico, un hacker puede programar, administrar una red o jugar con el hardware. Ética y políticamente esa variabilidad es igual de importante. Algunos hackers forman parte de una tradición transgresora y de romper la ley, sus actividades son opacas y se realizan de incógnito. Otros hackers escriben software de código abierto y se enorgullecen en su accesibilidad y transparencia. Y aunque muchos se mantienen alejados de la actividad política, un subgrupo cada vez más importante se alza para defender su autonomía productiva, o involucrarse en campañas de justicia social y derechos humanos más amplias.

A pesar de sus diferencias, hay determinados sitios web y conferencias que reúnen a los distintos clanes de hackers. Al igual que cualquier movimiento político, internamente es muy diverso, pero bajo las condiciones adecuadas, individuos con capacidades específicas trabajarán al unísono en favor de una causa.

Tomemos como ejemplo la reacción al la legislación antipiratería estadounidense (SOPA en sus siglas en inglés), un amplio proyecto de ley sobre los derechos de autor elaborado con la intención de detener la piratería en línea. SOPA se detuvo antes de codificarse en forma de ley debido a un desacuerdo masivo al respecto encabezado por el movimiento hacker.

El eje fue un "Día de Apagón", una protesta hecha a una escala sin precedentes, basada en la web. Para manifestar su oposición al proyecto de ley, el 17 de enero de 2012, organizaciones sin ánimo de lucro, algunas grandes empresas Web, grupos públicos de interés y miles de individuos retiraron momentáneamente sus webs de Internet y miles de ciudadanos más llamaron o escribieron correos electrónicos a sus representantes. Los periodistas acabaron por escribir un torrente de artículos. Menos de una semana después, en respuesta a estos asombrosos sucesos, SOPA y PIPA, su equivalente en el Senado, se pospusieron.

La victoria se basó en una importante base de apoyo cultivada por hackers y geeks informáticos. La participación de gigantes empresariales como Google, respetadas personalidades de Internet como Jimmy Wales y la organización para las libertades civiles EFF fue clave para su éxito. Pero el contingente geek y hacker estaba claramente presente e incluía a Anonymous, por supuesto.  Desde 2008 los activistas se han reunido bajo esta bandera para iniciar manifestaciones dirigidas a objetivos concretos, hacer públicos distintos desmanes, filtrar datos sensibles, llevar a cabo acciones digitales directas y proporcionar soporte tecnológico a los movimientos revolucionarios.

Como parte de las protestas contra SOPA, Anonymous sacó vídeos y posters de propaganda uno tras otro y daba actualizaciones constantes en varias cuentas conocidas de Twitter, como Your Anonymous News, que tienen muchísimos seguidores. Una vez finalizado el apagón, los participantes empresariales se retiraron de los focos y volvieron al trabajo. Pero Anonymous y otros siguen peleando por la libertad en Internet.

De hecho, justo al día siguiente, el 18 de enero de 2012, las autoridades federales escenificaron el cierre de MegaUpload, el popular sitio para compartir archivos. También se detuvo al sociable y controvertido fundador de la empresa, Kim Dotcom en una dramática redada a primera hora de la mañana en Nueva Zelanda. A los activistas de Anonymous el cierre de este popular sitio web les pareció de mal agüero: confirmaba el hecho de que si proyectos de ley como SOPA se convertían en ley, la censura sería algo mucho más habitual en Internet. A pesar de que ningún tribunal hubiera declarado aún a Kim Dotcom culpable de piratería, se confiscaban sus propiedades y se eliminaba su web de Internet.

En cuanto se supo la noticia, Anonymous coordinó su mayor campaña distribuida de denegación de servicio hasta la fecha. Cerró un montón de sitios web, incluyendo la página de inicio de Universal Music, el FBI, el Registro de Derechos de Autor de Estados Unidos, la Asociación de la Industria Discográfica de América y la Asociación de Cinematografía de Estados unidos.

Unas semanas después, en Europa, Anonymous volvió a aparecer en medio de grandes manifestaciones en línea y fuera de ella, principalmente en Dinamarca y Polonia para protestar contra ACTA, otro acuerdo internacional sobre derechos de autor (ver "Europa protesta contra el tratado antipiratería"). Después de que el gobierno polaco aceptara ratificar ACTA, Anonymous cerró toda una serie de sitios web gubernamentales y llevó a cabo protestas en la calle, tomando Cracovia. Poco después, el partido de izquierdas polaco, el Partido del Movimiento de Palikot, adoptó el símbolo de Anonymous (las máscaras de Guy Fawkes), portándolo durante una sesión parlamentaria para protestar contra ACTA. En medio de estas y muchas otras protestas, la Unión Europea desechó esta proposición de ley en julio de 2012.

Tal fue el poder de Anonymous durante estos sucesos, que unas semanas después de que tuvieran lugar recibí la llamada de un inversor de capital riesgo involucrado en la organización de protestas contra SOPA. Quería saber más sobre cómo operaba Anonymous y si se podía controlar a sus miembros un poco más directamente. Lo bonito y a la vez frustrante de Anonymous reside en una espontaneidad rebelde e impredecible. O, como les gusta presumir a ellos, "No somos tu ejército personal". Pero la intuición de este capitalista de riesgo -que son una parte importante de la mezcla- es correcta.

Uno de los ingredientes clave del éxito de Anonymous reside en su naturaleza participativa, sobre todo si se compara con otras esferas de la acción hacker en las que la habilidad técnica es un prerrequisito para participar (y a menudo lograr el respeto). Evidentemente los hackers habilidosos son vitales para las redes de Anonymous - establecen la infraestructura para la comunicación y se hacen con la mayoría de los titulares- por ejemplo cuando entran en servidores para buscar información sobre la corrupción gubernamental o empresarial. Sin embargo, hackear sigue siendo una sola de las muchas herramientas disponibles (y algunos grupos dentro de Anonymous se oponen a las acciones de hackeo y vandalismo). Hay más trabajo que hacer: escribir notas de prensa conmovedoras, diseñar posters de propaganda, editar vídeos. Los geeks y los hackers pueden tener distintas habilidades, pero suelen ser compañeros de viaje en línea, consumen noticias parecidas, siguen eventos culturales geeks de corte parecido, y defienden la libertad en internet aunque usando métodos y estilos de organización específicos de cada grupo.

La profundidad, el alcance y sobre todo la diversidad de este movimiento político geek me quedó patente hace poco, pero no en un evento político oficial, sino en un homenaje que hizo también una función de mitin político informal. Más de mil personas se reunieron en el regio Cooper Union Hall de la ciudad de Nueva York (EE.UU.) para honrar a Aaron Swartz, un hacker y activista autoproclamado que se había suicidado recientemente, algunos dicen que debido a extralimitaciones gubernamentales en el caso federal en su contra sobre la legalidad de descargar millones de artículos académicos del sitio web de la biblioteca del Instituto de tecnología de Massachusetts (EE.UU.) (ver "La importancia de las ideas de Aaron Swartz").

Hablaron de la vida de Aaron, de su personalidad extravagante y sobre todo de sus logros y aspiraciones políticos. Al igual que sus compañeros, aborrecía la censura y evidentemente se unió a la lucha contra SOPA; el acto incluía trozos de su famoso discurso de apertura de la conferencia Freedom to Connect celebrada en mayo de 2012, cuando dijo "En realidad lo paró la propia gente". Él había sido decisivo de muchas formas pues había fundado una organización sin ánimo de lucro, Demand Progress, que había agrupado de forma eficaz el descontento ciudadano respecto a SOPA a través de peticiones y otras campañas.

Al contrario que Anonymous, que no tiene una única misión, ni una dirección física ni un portavoz oficial, Demand Progress es una institución con una junta y un director ejecutivo situados en el centro del poder político, la capital de Estados unidos, Washington D.C.. Aunque canaliza con bastante eficacia las actividades de base al servicio de proteger las libertades civiles, un grupo reducido puede coordinar la acción con reflexión y precisión.

Evidentemente geeks y hackers están detrás de distintas modalidades de organización política, dispuestos a poner en marcha toda una serie de tácticas muy diversas. Demand Progress, junto con el auge del Partido Pirata en Europa occidental demuestran la disposición de geeks y hackers a trabajar dentro de los canales institucionales existentes. Y todas las señales apuntan a que este tipo de actividad política tradicional es cada vez más frecuente. Pero lo más probable es que exista junto a los actos ligeramente organizados de desobediencia, desafío y protesta cuya frecuencia y visibilidad también ha aumentado en los últimos años, gracias en gran medida a Anonymous.

Pero aquella tarde de sábado las posibles diferencias se aparcaron en favor de mostrarse unidos en el dolor, en el recuerdo, especialmente con la convicción de que en realidad la batalla por conservar las libertades civiles acaba de empezar.

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