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Cambio Climático

El etanol celulósico se enfrenta a grandes retos

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La industria de los biocombustibles avanzados corre el peligro de marchitarse.

  • por Kevin Bullis | traducido por Lía Moya (Opinno)
  • 13 Agosto, 2013

Por fin, tras numerosos años de retraso, una serie de plantas de biocombustibles celulósicos empiezan a entrar en funcionamiento. Pero esta nueva ola de apertura de plantas, a pesar de ser una buena noticia para la incipiente industria, también pone de relieve el largo camino que le queda por recorrer.

Este año, Kior, una start-up con sede en Pasadena (EE.UU.) anunció que había despachado su primer diésel renovable, hecho con astillas de pino. La semana pasada, la empresa química Ineos empezó a fabricar etanol con astillas de madera y otras materias vegetales en una planta de Columbus (EE.UU.), capaz de producir hasta 32 millones de litros de combustible anuales. En Estados Unidos, para el año que viene se prevé la inauguración de más de una docena de plantas con capacidad para producir millones de litros. Aunque estas plantas se consideran de escala comercial, siguen siendo relativamente pequeñas en comparación con las plantas de etanol de maíz, que producen de media unos 375 millones de litros anuales.

Estas instalaciones no se acercan siquiera a los requisitos impuestos por el estándar de combustibles renovables de 2007, establecido por el presidente George W. Bush como parte central de sus esfuerzos por conseguir que los combustibles fabricados con biomasa llegaran al mercado. Es más, muchas de estas nuevas plantas lo pasarán mal en un mercado de etanol ya saturado.

La obligación de fabricar biocombustibles celulósicos con materiales como astillas de madera y tallos de maíz, forma parte del Acta de Independencia y Seguridad Energética de 2007. Se suponía que servirían para poner fin lo que Bush denominaba la "adicción al petróleo" de Estados Unidos. El estándar de combustible renovable obligaba a un rápido aumento de la cantidad de combustible de etanol convencional proveniente del maíz, así como el etanol celulósico.

Hubo un importante aumento de la producción de etanol proveniente del maíz, pero la producción de etanol celulósico se ha visto retrasada por desafíos tanto técnicos como de falta de fondos para la creación de plantas de producción comerciales. El estándar de combustible renovable pedía en un principio que para este año 3.800 millones de los suministros de combustible del país provinieran de etanol celulósico, pero la Agencia de Protección del Medioambiente (EPA por sus siglas en inglés) ha reducido el objetivo a apenas 22 millones de litros. El objetivo del año que viene son 6.600 millones de litros, pero se espera que la EPA establezca un nuevo nivel basado en lo que espera que las empresas puedan producir.

La nueva oleada de plantas de biocombustible incluye una instalación capaz de producir 95 millones de litros anuales de la empresa gigante del etanol de maíz, Poet, y una instalación de 105 millones de litros de DuPont, pero muchas de las otras producirán 38 millones de litros o menos. Es un comienzo modesto. Para alcanzar los objetivos definitivos del estándar del combustible renovable harían falta 300 plantas de biocombustible y cada una tendría que producir no 100 millones de litros anuales, sino cuatro veces esa cantidad.

Ahora mismo, el etanol celulósico no es competitivo por sí mismo. Cuesta más que el etanol de maíz o la gasolina. Wallace Tyner, profesor de economía agrícola en la Universidad Purdue (EE.UU.) afirma que el etanol celulósico nunca será más barato que el etanol de maíz. Sin embargo, la empresa Poet afirma que espera conseguir que el etanol celulósico acabe siendo competitivo con la gasolina. Para llegar a ese punto hará falta, como poco, el apoyo del estándar de combustibles renovables para ayudar a la empresa a construir más plantas y lograr ciertas economías de escala.

El estándar siempre ha sido polémico. Ahora mismo, hay una ley a aprobar por el Senado que lo derogaría. Este año también ha sido el objeto de varios debates en el Congreso y de varios libros blancos. El presidente del comité, el republicano Fred Upton del estado de Michigan, presentó el debate más reciente diciendo: "En mi opinión, el sistema actual no se sostiene".

"Si se acaba con el estándar de combustibles renovables, se acaba con cualquier futuro posible para los celulósicos", afirma Tyner. Algo que sin embargo no es motivo de preocupación por el momento ya que es muy probable que el estándar se mantenga dado que cuenta con el respaldo del presidente Obama y de numerosos senadores.

En opinión de Tyner, la industria se enfrenta a otro gran reto: "Hoy en día el etanol celulósico es un camino sin salida", sostiene; no hay demanda suficiente para etanol de ningún tipo.

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