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Tecnología y Sociedad

TR10: Drones agricultores

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Las naves autotripuladas de bajo coste permiten nuevas formas de aumentar la producción y evitar los daños a las cosechas

  • por Chris Anderson | traducido por Lía Moya
  • 28 Abril, 2014

Avance

Drones agrícolas fáciles de usar equipados con cámaras por menos de mil euros.

Por qué importa

Un seguimiento pormenorizado de las cosechas podría mejorar el consumo de agua y la gestión de plagas.

Actores clave

  • 3D Robotics
  • Yamaha
  • PrecisionHawk

Ryan Kunde es un vinatero cuyos idílicos viñedos están plácidamente asentados en el valle de Sonoma al norte de San Francisco (EEUU). Pero Kunde no es un agricultor típico, además maneja drones. Y no es el único. Forma parte de la vanguardia de granjeros que están usando la que fuera una tecnología de aviación militar para cultivar mejores vides usando fotos desde el aire, siguiendo una tendencia más general de usar sensores y robótica para incorporar el uso de datos a la agricultura de precisión.

Arriba: Un dron de PrecisionHawk equipado con múltiples sensores para tomar imágenes de los campos.

Abajo: Esta imagen representa la vegetación con luz casi infrarroja para mostrar los niveles de clorofila.

Para Kunde y cada vez más agricultores, un "dron" es simplemente una plataforma de cámaras aéreas baratas: ya sean aviones de ala fija en miniatura, o más habitualmente, quadcópteros y otros pequeños helicópteros multiaspas. Estas aeronaves está equipadas con un piloto automático mediante GPS y una cámara estándar. El software que se maneja desde tierra une las imágenes aéreas para crear un mapa-mosaico de alta resolución. Mientras que un aparato de radiocontrol necesita un piloto en el suelo que lo maneje, en el caso del dron de Kunde el piloto automático (fabricado por la empresa 3D Robotics) se encarga de todo el vuelo, desde el despegue hasta el aterrizaje. Su software planea la ruta, teniendo como objetivo una cobertura máxima de los viñedos, y controla la cámara para optimizar las imágenes que posteriormente serán analizadas.

Estas imágenes a baja altitud (desde unos pocos metros por encima de las plantas hasta unos 120 metros, que es el techo establecido por ley en Estados Unidos para aeronaves no tripuladas que operen sin permiso especial de la Administración Federal de Aviación) ofrecen a los granjeros una perspectiva desconocida hasta ahora. Comparadas con las imágenes de satélite, son mucho más baratas y ofrecen mucha mayor resolución. Como las imágenes se toman por debajo de las nubes, no hay obstáculos y se puede hacer en cualquier momento. También es mucho más barato que la toma de imágenes con un avión tripulado, que puede costar hasta mil dólares la hora (unos 720 euros). Los granjeros pueden comprar los drones directamente por esa misma cantidad cada uno.

La llegada de drones pequeños, baratos y fáciles de usar se debe en gran medida a destacados avances en la tecnología: diminutos sensores MEMS (acelerómetros, giroscopios, magnetómetros y a menudo sensores de presión), pequeños módulos GPS, procesadores increíblemente potentes y toda una gama de radios digitales. Todos estos componentes son cada vez mejores y más baratos gracias a su uso en los teléfonos inteligentes y las extraordinarias economías de escala de esa industria. En el corazón de un dron, el piloto automático ejecuta un software especializado, muchas veces programas de código abierto creado por comunidades como DIY Drones, fundada por mí, en vez de los caros códigos de la industria aeroespacial.

Los drones ofrecen a los granjeros tres tipos de imágenes detalladas. Para empezar, ver una cosecha desde el aire puede revelar patrones que ponen al descubierto todo tipo de incidencias, desde problemas de riego hasta variaciones en el tipo de tierra e incluso infestaciones de plagas y hongos que no se ven a nivel del suelo. En segundo lugar, las cámaras en el aire pueden tomar imágenes multiespectro, capturando datos del espectro infrarrojo además del visual y que se pueden combinar para crear una imagen de la cosecha que destaca las diferencias entre las plantas sanas y enfermas que el ojo humano no ve. Por último, un dron puede revisar los campos cada semana, cada día o incluso cada hora. La combinación de estas imágenes para crear una serie temporal, permite observar los cambios en la cosecha, revelando áreas problemáticas y las oportunidades que hay para gestionar mejor la cosecha.

Todo esto forma parte de una tendencia general de usar más datos en la agricultura. Las granjas actuales están repletas de maravillas de la ingeniería, el resultado de años de automatización y otras innovaciones diseñadas para producir más comida con menos esfuerzo. Hay tractores que plantan semillas autónomamente con pocos centímetros de error y las cosechadoras guiadas por GPS recogen las cosechas con la misma precisión. Las redes inalámbricas transmiten datos sobre hidratación del suelo y factores medioambientales a servidores lejanos para que estos los analicen. Pero, ¿qué pasaría si pudiéramos añadir a todo esto la posibilidad de evaluar mejor el contenido en agua de la tierra, ser más rigurosos en nuestra capacidad de detectar problemas de riego y plagas, y obtener una idea general del estado de la granja cada día o incluso cada hora? Las posibles implicaciones son tremendas. Para finales de 2050 se espera que haya 9.600 millones de habitantes en el planeta. Hay que alimentarlos a todos. La agricultura es un problema de inputs y outputs. Si somos capaces de reducir los insumos (agua y pesticidas) y mantener el mismo nivel de producción, estaremos superando un desafío clave.

Los drones agrícolas se están convirtiendo en una herramienta como cualquier otro dispositivo de consumo y ahora empezamos a pensar qué podemos hacer con ellos. Ryan Kunde quiere regar menos, usar menos pesticidas y, en última instancia, producir un vino mejor. Más y mejores datos pueden reducir el consumo de agua y la carga química en nuestro entorno y nuestra comida. Visto así, lo que empezó como una tecnología militar puede acabar siendo conocida como una herramienta tecnológica verde y nuestros hijos crecerán acostumbrados a usar robots voladores que zumban por encima de las cosechas como diminutas fumigadoras.

Chris Anderson, antiguo redactor jefe de Wired, es el cofundador y director ejecutivo de 3D Robotics y fundador de and DIY Drones.

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