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Computación

La impresión 3D utiliza ingredientes naturales para fabricar comida sin aditivos

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Reimagine Food anunció ayer la primera experiencia gastronómica impresa en 3D que tendrá lugar en diciembre, junto con otras aplicaciones de nuevas tecnologías en alimentación

  • por Sergio Ferrer | traducido por
  • 04 Julio, 2014

Primero un robot adivina qué alimentos son más adecuados a los gustos y necesidades del usuario, más tarde una impresora en 3D crea la comida –y los platos, y los tenedores-, y por último un dron entrega el menú. La aplicación de las últimas tecnologías a la gastronomía ya es una realidad, según mostró ayer en Madrid Reimagine Food. Este centro de innovación tiene como objetivo convertir Barcelona en el Silicon Valley de la alimentación, a través de la unión de start-up para, en palabras de su director, Marius Robles, “hacer ideas locas”. Durante el encuentro se anunció la primera experiencia gastronómica impresa en 3D, que tendrá lugar el próximo día 3D, es decir, el 3 de diciembre, de la mano del chef Paco Morales, quien promete que “estará todo bueno, que es lo importante”.

La comida tendrá lugar simultáneamente en Barcelona y Nueva York (EEUU) a las horas del almuerzo y de la comida, respectivamente. Doce personas entre gastrónomos, científicos y artistas degustarán platos impresos en 3D sobre una vajilla impresa en 3D, sentados en sillas impresas en 3D y, en definitiva, en un entorno donde hasta el mismo espacio habrá sido impreso en 3D. Esta tecnología, que ya se aplica con materiales como plástico y cerámica, permite crear comida con un diseño predeterminado mediante la adición de capas.

El aparato cuenta con cinco cámaras donde se introducen los diferentes ingredientes, a partir de los cuales puede imprimir platos basados en pasta e incluso hamburguesas y nuggets. “No se puede hacer un jamón”, explica Sepúlveda, “pero tampoco es su objetivo”. El experto admite que, aunque no se puede imprimir cualquier cosa, permite obtener un menú completo.

La comida fabricada a partir de una impresora en 3D puede parecer artificial, lo que plantea la duda de si causará el rechazo entre los consumidores. Sepúlveda asegura que permite preparar en casa los mismos platos que se compran congelados en el supermercado, como pastas y pizzas, pero con ingredientes naturales y sin aditivos como “huevos, sal, harina y poco más”. A pesar de eso, es consciente del miedo inicial que pueden provocar: “La gente piensa que metes polvos químicos en la máquina, pero cuando ven el proceso el rechazo desaparece”.

El cofundador y director general de Natural Machines, una de las start-up integradas en Reimagine Food, Emilio Sepúlveda, explica que su impresora Foodini prepara un plato de pasta –sin cocer– “en unos diez minutos”. Además, su conexión a internet le permite compartir recetas con otros usuarios y utilizarlo a distancia mediante un smartphone. Sepúlveda asegura que esta tecnología no se limita a fines gastronómicos, sino que también se podría emplear en entornos hospitalarios para ayudar a pacientes con alergias.

El científico de alimentos e investigador de Azti-Tecnalia, Juan-Carlos Arboleya, que no está relacionado con Reimagine Food, valora positivamente la inclusión de tecnologías innovadoras en gastronomía para crear “nuevos productos, texturas y sensaciones”, pero “siempre que tenga sentido desde el punto de vista culinario”. El experto considera que, si se aplica la tecnología “para parecer avanzado” y se olvida la base gastronómica, entonces se quedan “en la superficie”.

Por su parte, el chef y colíder del área Digital Gastronomy, Paco Morales, quien dirigirá la experiencia gastronómica impresa, ve estas tecnologías como “una thermomix, una herramienta más”. El cocinero considera que la técnica tiene mucho potencial pero que “el tiempo dirá hasta dónde llega”, ya que se encuentra en una fase “muy embrionaria”. Sin embargo pone como ejemplo el microondas, que hace unas décadas “era una locura”.

Robots camareros

“Le recomiendo risotto con un toque de trufa, que está en temporada, seguido de buey Angus acompañado de verduritas como zanahorias tiernas y calabacín”, sugería en la presentación el robot REEM, diseñado por la empresa española PAL Robotics. Este metre autómata es capaz de recomendar un menú al usuario. Robles explica que “combina los datos que obtiene de redes sociales y páginas como El Tenedor con los índices de masa corporal del usuario” para, tal y como asegura la propia máquina, “recomendar una oferta gastronómica personalizada para ese momento del día”.

Los robots no son los únicos que entienden de comida, ya que el supercomputador Watson también ha mostrado este mismo año sus dotes de cocinero, al analizar 35.000 recetas y 1.000 componentes químicos para desarrollar nuevos platos jamás probados antes. En este contexto, el propio Morales se enfrentará a Watson –en una fecha todavía por anunciar– para determinar quién es capaz de inventar las recetas más creativas.

Computación

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