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Cadenas de bloques y aplicaciones

Controla tu ansiedad con un 'wearable' que da descargas

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Aunque los resultados de mejora del estado de ánimo de los electrodos de Thync no son del todo concluyentes, lo peor que puede pasar es que no haga nada

  • por Kevin Bullis | traducido por Francisco Reyes
  • 13 Marzo, 2015

Estoy trabajando en un artículo que ya casi tengo que entregar. Está yendo bien. Casi he acabado. Pero entonces se me cae todo. Me llega un correo electrónico malhumorado de un investigador que está enfadado por otro artículo. Se me hace un nudo en el estómago. Me late el corazón. Respondo con un mail a la defensiva y después no puedo dejar de ensayar la respuesta en la cabeza. Respiro hondo y doy un paseo, pero no funciona. No me puedo centrar en acabar el artículo, y se acerca la hora de entrega, lo que me tensa aún más y hace que escribir sea todavía más difícil.

Entonces me pongo unos electrodos en la cabeza y el cuello, enciendo un pequeño aparato electrónico y me doy una descarga. En unos minutos me he calmado. Puedo centrarme en el artículo. Lo entrego a tiempo.

El aparato, que podrás comprar más adelante este año por un precio que aún no se ha hecho público, ha sido desarrollado por un equipo de neurocientíficos e ingenieros de la start-up Thync. Es una pequeña y curvada pieza de plástico que se coloca en unos electrodos y produce pulsos de electricidad. Una señal inalámbrica de una aplicación de teléfono inteligente controla la frecuencia e intensidad de los pulsos, cambiándolos gradualmente en programas de entre cinco y 20 minutos de largo que Thync llama vibraciones. La cantidad de electricidad que produce es pequeña. Una vez configurado adecuadamente, apenas lo noto. Sin embargo en Thync aseguran que produce un impacto marcado en partes clave del cerebro de una persona. Una vibración de energía, según la compañía, te puede hacer sentir como si te hubieras tomado un Red Bull o una bebida energética similar. La vibración de calma, la que probé, es para cuando te sientas "frustrado, ansioso o estresado".

El dispositivo no le funciona a todo el mundo, y es aún demasiado pronto para decir si es cierta la hipótesis que tiene Thync sobre cómo funciona.

No hay duda de que siento un cambio notable gracias a la vibración de calma, ¿aunque podría ser un efecto placebo? Me pregunto si le funciona a todo el mundo, y si funciona como Thync dice que funciona.

Para descubrirlo, pido a tres investigadores con experiencia en neurociencia que revisen los resultados de un estudio que Thync publicó el mes pasado en la revista en línea de acceso abierto BioRxiv, donde los artículos no se revisan por expertos antes de publicarse. El artículo detalla una serie de experimentos que midieron los efectos de la vibración de calma de Thync. También pongo a prueba esa vibración en ocho personas en la oficina, y uso el dispositivo varias veces al día durante algunos días para comparar los efectos en entornos distintos.

Lo que descubro es que las afirmaciones de la compañía son plausibles, pero el dispositivo no le funciona a todo el mundo, y es demasiado pronto para decir si es cierta la hipótesis que tiene Thync sobre cómo funciona.

La idea de usar electricidad para afectar al cerebro no es nada nueva. Diversos investigadores de variado calibre llevan aplicando descargas en la cabeza de la gente desde hace cientos de años. Un científico bromea diciendo que el punto álgido de los tratamientos eléctricos fue en 1818, cuando se publicó Frankenstein. Aunque tecnologías como la terapia de electroshock han provocado daños graves en pacientes, los doctores están a favor de las nuevas terapias basadas en la electricidad. Entre ellas se encuentran una versión más segura de la terapia de electroshock llamada terapia electroconvulsiva, la estimulación profunda del cerebro y la estimulación magnética transcraneal (que induce corriente eléctrica en partes del cerebro usando una bobina magnética externa). Se usan para tratar varios trastornos, entre ellos el Parkinson y la depresión.

Sin embargo estas técnicas son caras y necesitan ser administradas por personal con formación. La tecnología de Thync es seductora en parte porque promete efectos significativos usando muy poca corriente eléctrica, lo suficientemente seguras para que personas sin formación la usen en casa. El dispositivo que Thync venderá más tarde este año no se comercializará como un dispositivo médico, pero la compañía espera que en última instancia pueda usarse para ayudar a personas con trastornos de ansiedad y otros problemas  médicos.

Thync asegura que su dispositivo es una mejora frente a una tecnología similar llamada estimulación de corriente directa transcraneal, o tDCS (por sus siglas en inglés). En el año 2000, un investigador alemán llamado Walter Paulus, el que se le ocurrió el chiste de Frankestein, publicó un artículo mostrando que aplicar corrientes eléctricas débiles a ciertas partes de la cabeza de una persona podría tener un efecto en el cerebro que cambiase las señales que éste envía a los músculos. En los últimos años el interés en la tecnología ha aumentado muchísimo, y varios investigadores sugieren que la tDCS puede mejorar funciones cerebrales de alto orden como la memoria y el aprendizaje. Estos resultados, y el hecho de que, en su versión más rudimentaria, la tDCS requiere poco más que un par de esponjas húmedas, cables y una batería de nueve voltios, han animado a que los usuarios creen sus propios dispositivos. (Ten cuidado si lo intentas: te puedes hacer daño con aparatos hechos en casa si no sabes lo que estás haciendo). Algunos jugadores de videojuegos son fieles seguidores de la tecnología ya que dicen que mejora su rendimiento. Hay al menos un dispositivo comercial, el foc.us, que está dirigido a ese sector de usuarios.

Pero aunque ha habido varios estudios prometedores de la tDCS, los resultados no han sido consistentes. Una reseña publicada en enero analizó 1.000 artículos para ver si alguno de los resultados se habían confirmado por más de un grupo de investigación. No fue así con ninguno, al margen de los primeros resultados de Paulus. La reseña concluyó que no "había evidencia de efectos cognitivos".

El neurocientífico y cofundador de Thync, Jamie Tyler, conoció a Paulus en 2009 y rápidamente se interesó en la tDCS. "Estaba muy emocionado", dice. "Pensé que abría posibilidades ilimitadas". Pero asegura que después de leer los textos publicados y probar sin éxito a reproducir los resultados, "Me quedé un poco desencantado. Pasé por todo ese espacio y mi conclusión es que las afirmaciones estaban muy exageradas".

Tyler sospechaba que los dispositivos funcionaban de forma distinta a lo que la gente pensaba. En su mayor parte, los investigadores creían que los dispositivos de tDCS enviaban pequeñas cantidades de electricidad a través del cráneo para afectar a las partes profundas del cerebro, de ahí la palabra "transcraneal" en el nombre tDCS.

Pero esta hipótesis tiene problemas. "La electricidad se difunde por el cráneo. Después llega al líquido de la médula cerebral, el agua salina que rodea el cerebro, y eso vuelve a difundir y derivar la corriente a Dios sabe dónde", señala el psiquiatra del Hospital General de Massachusetts (EEUU) Alik Widge. Como resultado, asegura, en muchos casos los investigadores no están estimulando las áreas del cerebro que creen estar estimulando.

En parte basándose en estudios en animales, Tyler supuso que en lugar de afectar al cerebro directamente, los electrodos de tDCS estaban estimulando principalmente los nervios craneales de justo debajo de la piel. Estos nervios se conectan directamente a las áreas del cerebro involucradas en la respuesta de huir o luchar de una persona, desencadenando o suprimiendo (en función del tipo de estimulación) la producción de neurotransmisores relacionados con el estrés como la norepinefrina. Tyler señala que "cada uno de los efectos mostrados en el mundo de la tDCS pueden explicarse a través de este mecanismo".

Si Tyler está en lo cierto, podría explicar por qué los resultados de la tDCS han sido tan difíciles de replicar. Los investigadores colocan los electrodos de tDCS basándose en la suposición de que afectan a las áreas del cerebro que están directamente debajo. Pero a veces podrían estimular accidentalmente los nervios craneales, conduciendo a resultados inconsistentes. En base a su nueva hipótesis, Tyler cambió la posición de los electrodos, dirigiéndose a estos nervios específicamente.

Los primeros experimentos mostraron un efecto suficiente para sugerir que la hipótesis era correcta, afirma Tyler. Pero los efectos no fueron enormes. El siguiente paso fue amplificar el efecto aumentando los niveles actuales sin causar dolor o daño a la piel. Los investigadores de Thync, fundada en 2011, lo lograron en parte mediante el uso de pulsos de electricidad, en lugar de corriente constante, y haciéndolo a frecuencias que no estimulan los receptores del dolor.

Experimenté la diferencia que producen estas medidas cuando probé un dispositivo tDCS convencional junto a la tecnología de Thync. A tres o cuatro miliamperios de corriente eléctrica, la tDCS convencional era bastante dolorosa. Por ese motivo la mayoría de los experimentos se hacen en torno a un miliamperio. Por el contrario, casi no pude ni sentir los impulsos del dispositivo de Thync a 10 miliamperios.

Thync ahora utiliza dispositivos de tDCS convencionales como "simulación" comparativa en sus experimentos: la gente lo siente en la piel, pero según Tyler, no tiene efectos medibles sobre su estado de ánimo. En el estudio de BioRxiv, Thync informó que entre 77 y 82 sujetos informaron que el dispositivo Thync les hizo relajarse más que de simulación. En un experimento más pequeño que incluyó a 20 sujetos, la compañía encontró que el uso de su dispositivo redujo la respuesta del cuerpo al estrés en un 50%, lo que se midió analizando las propiedades eléctricas de la piel. Un marcador biológico del estrés que se encuentra en la saliva aumentó un 6% en las personas que utilizaron la tDCS convencional, pero se redujo en un 20% en los que recibieron el tratamiento de Thync.

Varios científicos externos señalan que los métodos del estudio son fundamentalmente sólidos, a pesar de que se preguntan si los sujetos podrían haber sido capaces de adivinar cuál era el tratamiento falso y haberse visto influenciados por ello. Y quizás lo más importante es que el estudio fue realizado por la propia empresa y no ha aparecido en una revista revisada por profesionales.

"Esto debe ser como una quinceava parte de lo que la gente siente en un fumadero de opio. Me siento súper calmado".

Esto significa que Thync sigue realmente en la misma posición que la tDCS: sus resultados no han sido replicados. Por ahora, Thync mantiene en secreto las propiedades exactas de sus vibraciones. Los científicos externos tendrán que esperar a que Thync lance el dispositivo para hacer su propia verificación. "¿Es posible que su tecnología funcione? Sí, es posible", dice Widge. "Su estudio no es perfecto, pero es razonable. Es un primer paso. Debe utilizarse como trampolín para llevar a cabo muchas más investigaciones".

Mi propia encuesta informal sugirió que los efectos pueden variar mucho según la persona. Dos de mis ocho compañeros de trabajo no sintieron efectos calmantes en absoluto. Cuatro los experimentaron de forma leve, y dos de forma profunda y parecida a la mía. Uno me dijo que es una "especie de sensación de dejarse llevar, como si pudiera simplemente pudiera estar aquí sentado". Sonrió y añadió: "
Esto debe ser como una quinceava parte de lo que la gente siente en un fumadero de opio. Me siento súper calmado".

El entorno parece tener importancia. La vibración de calma es más intensa para mí cuando estoy tirado en el sofá en casa con las luces medio apagadas. Cuando uso el dispositivo en el trabajo, el efecto es mucho menos pronunciado.

Thync dice la vibración de energía, que se logra supuestamente aumentando la producción de norepinefrina del cerebro en vez de suprimiéndola, como hace la vibración de calma, puede hacer que la gente se sienta como si hubiera consumido medio litro de Red Bull, que tiene cafeína, azúcar y vitamina B. Pero en mí pareció tener un efecto pequeño, mucho menos evidente que el efecto de la vibración de calma, y Thync no ha publicado aún datos detallados para apoyar su afirmación.

Mi conclusión es que es demasiado pronto para saber qué fracción de los usuarios de Thync sentirán los efectos. (La compañía también dice que mis pruebas utilizaron dispositivos y software beta que mejorarán antes de lanzar el producto). La incertidumbre sobre lo que hace realmente, combinada con las complejidades inherentes del cerebro, hace que sea difícil dar con respuestas simples. ¿Vale la pena darle una oportunidad? Le pregunté al director del Laboratorio de Neuropsiquiatría y Neuromodulación en el Hospital General de Massachusetts (EEUU), Joan Camprodon-Giménez, si recomendaría la vibración de calma de Thync a los pacientes que sufren de trastornos de ansiedad. Asegura que primero tiene que ver más investigación. "Dicho esto, uno de los beneficios de este dispositivo es que es muy, muy seguro", afirma. "Eso siempre es alentador. Lo peor que puede pasar es que no haga nada".

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