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Inteligencia Artificial

El exoesqueleto más moderno permite andar a los paralíticos por 40.000 dólares

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Aunque es más caro que una silla de ruedas motorizada, Phoenix sólo pesa 12 kilos, se ajusta al cuerpo, es silencioso, tiene una autonomía de ocho horas y se conecta a una 'app' que rastrea su recorrido

  • por Signe Brewster | traducido por Teresa Woods
  • 04 Febrero, 2016

Foto: Una batería externa que se lleva a modo de mochila alimenta el exoesqueleto durante hasta ocho horas.

A causa de un accidende de BMX, Steven Sánchez quedó paralítico de cintura para abajo. Entró rodando en una silla de ruedas a las oficinas de SuitX California (EEUU). Media hora después, andaba erguido, gracias al Phoenix: un exoesqueleto robótico ya disponible comercialmente por unos 40.000 dólares (unos 37.000 euros).

El traje devuelve el movimiento a las caderas y rodillas del usuario con pequeños motores incorporados a una ortopedia tradicional. Los usuarios controlan el movimiento de cada pierna con unos botones integrados en las muletas y consiguen caminar a velocidades cercanas a un kilómetro por hora.

Con un peso de unos 12 kilos, el Phoenix no es el exoesqueleto más ligero del mercado, ni tampoco el más barato. Pero tiene múltiples prestaciones: el traje es modular y ajustable por lo que se puede adecuar para, digamos, una persona relativamente alta que sólo necesita una ayuda de movilidad en una rodilla.

Su batería externa que se lleva a modo de mochila alimenta el exoesqueleto durante hasta ocho horas, y los datos del recorrido del paciente se pueden rastrear mediante el uso de una app. SuitX ha funcionado sobre todo en pacientes con lesiones de columna que pueden volver a andar gracias a Phoenix.

El fundador y CEO de SuitX, Homayoon Kazerooni, explica: "Realmente, no podemos curar su enfermedad. No podemos arreglar la lesión. Pero sí podemos posponer las lesiones secundarias causadas por pasar tantas horas sentados", afirma. "Mejora la calidad de vida".

Foto: Paralítico de cintura para abajo a causa de un accidende de BMX, Steven Sánchez entró rodando a las oficinas de SuitX en una silla de ruedas y media hora después salió andando.

La tecnología subyacente del exoesqueleto industrial y médico nació en el Laboratorio de Robótica e Ingeniería Humana de la Universidad de California en Berkeley (EEUU), que dirige Kazerooni. Afirma que su principal objetivo es construir una versión infantil del exoesqueleto. Los niños con trastornos neurológicos a veces requieren un entrenamiento exhaustivo para poder andar o pueden arriesgarse a perder la movilidad. 

El dispositivo también podría aportar beneficios terapéuticos para gente que haya sufrido un ictus u otra lesión motora, pero se necesitarán más investigaciones.

SuitX es sólo una de las empresas que espera implusar el interés por las investigaciones de exoesqueletos. Trajes rivales como el ReWalk, que cuesta unos 70.000 dólares (unos 64.000 euros) y pesa unos 23 kilos, intentan reducir costes mientras mejoran las prestaciones. Si los fabricantes de exoesqueletos pueden bajar los costes de los trajes por varios miles de dólares, podrían empezar a competir con las sillas de rueda motorizadas (ver Se acerca la era de los exoesqueletos).

El investigador de exoesqueletos de ETH Zurich (Suiza) Volker Bartenbach cree que la combinación de rendimiento, precio y los beneficios clínicamente demostrados dará lugar a la adopción masiva de los exoesqueletos.

"La velocidad, el tiempo de operación, la movilidad y la facilidad de uso han de ser lo suficientemente buenos como para que los usuarios consideren que estos sistemas son superiores a las alternativas", asegura Bartenbach. "Si tardas 10 minutos en llegar a una pastelería que está a 100 metros con el exoesqueleto que has tardado cinco minutos en ponerte, probablemente irás en silla de ruedas".

Sanchez viaja por todo el mundo con SuitX demostrando el exoesqueleto Phoenix. Una foto colgada sobre la entrada de las oficinas de la empresa muestra a Sánchez, erguido y sonriente delante del Coliseo de Roma (Italia). Pero durante un evento hacia finales de enero, sólo le interesaba la oportunidad de extender y estirar su cuerpo.

Estar de pie representa un ejercicio esencial para Sánchez si quiere evitar las llagas y otras lesiones. Antes del Phoenix, se entrenaba para matar los nervios de las manos y poder aguantar el peso de su cuerpo durante más tiempo mientras andaba con muletas.

La ortopedia personalizada de fibra de carbono que adhiere el Phoenix a su cuerpo tiene el aspecto de unos sencillos refuerzos en las piernas. Los movimientos del dispositivo no hacen ningún ruido. La parte más aparatosa del traje son las muletas. El Phoenix aún necesita demasiado mantenimiento para que sea posible que Sánchez se lleve uno a casa, pero se siente optimista acerca de las probabilidades de que SuitX le regale uno algún día.

"Si tuviera uno, cambiaría muchas cosas", afirma Sánchez. "Ya se ha convertido en una necesidad".

Inteligencia Artificial

 

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