¿Cuándo perdimos la ilusión por la tecnología?
Hoy en día en la tecnología nosotros somos el producto y no el principal beneficiario. La innovación que realmente nos beneficia a todos es escasa y eso es un problema que ya abre debates morales. Si innovar no genera emoción y alegría compartida corremos el riesgo de alejarnos de una de las formas más esenciales en la que nos preocupamos por el mundo