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Stephanie Arnett

Tecnología y Sociedad

Controlar el lenguaje: el nuevo plan para acabar con el odio y la violencia

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La ciudad de Chattanooga, famosa por sus incidentes raciales, ha lanzado un formulario 'online' para que sus habitantes denuncien de forma anónima las expresiones contra grupos minoritarios. Con esta información, el Gobierno espera cortar el odio de raíz antes de que se convierta en violencia

  • por Charlotte Jee | traducido por Ana Milutinovic
  • 27 Diciembre, 2019

Con casi 180.000 habitantes, Chattanooga es la cuarta ciudad más grande del estado de Tennessee (EE. UU.), y es famosa por sus paisajes y su vida al aire libre. En 2010 fue la primera ciudad del país en lanzar internet gigabit. The New York Times se refirió a ella como "la joya no descubierta de Tennessee". Pero el 26 de julio de 2015, Chattanooga se hizo famosa por algo completamente distinto. Muhammad Youssef Abdulazeez protagonizó una masacre, disparando a siete personas en dos centros del ejército de EE. UU. Cuatro marines murieron en el acto. Más tarde, el FBI concluyó que el autor del tiroteo de 24 años se había "auto-radicalizado" al buscar propaganda de Al Qaeda online mientras su vida se le iba de las manos.

Chattanooga tiene una pequeña comunidad musulmana que está muy unida. A raíz del ataque, en la web aparecieron comentarios racistas y de odio. Varios políticos del país, incluido el entonces candidato presidencial republicano Donald Trump, aprovecharon los tiroteos para hacer campañaLos residentes musulmanes de la ciudad empezaron a tener miedo de posibles ataques por venganza.

Desde entonces, la situación no ha hecho más que empeorar. Los crímenes de odio aumentan a nivel nacional de EE. UU., según el FBI, y Tennessee ocupa el noveno lugar entre todos los estados de EE. UU. por el número total de tales delitos. Por su parte, en 2017, Chattanooga registró más incidentes por motivos religiosos que cualquier otra ciudad de Tennessee.

Para abordar este problema, el mes pasado, la ciudad lanzó una iniciativa con la que anima a los residentes a informar sobre el discurso del odio online. Es la primera ciudad de Estados Unidos que empieza a registrar información sobre tales incidentes de esta manera. Se espera que esta medida se convierta en un paso importante para que la ciudad vuelva a ser un lugar unificado y tolerante.

Primeros pasos

El Gobierno de Chattanooga ofrece un formulario online para que las personas lo rellenen si ven o experimentan discursos del odio, ya sea en persona o en internet. Se necesitan solo unos segundos para completarlo. Únicamente hay que explicar cuál fue el término, dónde se usó, si se refería a usted o a otra persona, cómo definiría el término y en qué idioma estaba. Es un proceso anónimo y no se recopilan datos sobre la persona informante.

Todos los datos del formulario de Chattanooga (los términos específicos utilizados, dónde y con qué frecuencia se han usado) son enviados a Hatebase, una compañía con sede en Toronto (Canadá) que surgió del Proyecto Sentinel, una organización canadiense sin ánimo de lucro. Hatebase ha creado la mayor base de datos de palabras de odio en el mundo en más de 200 países. En ella se incluyen insultos racistas, términos homófobos, frases sexistas y otras formas de discurso despectivo hacia un grupo en particular. Está financiado por el trabajo con los clientes comerciales de esta compañía, pero es gratuito para cualquier gobierno local que quiera usarlo.

Cuando Hatebase recibe estos datos, los clasifica y los registra automáticamente. Estos registros pueden explicar, por ejemplo, los múltiples significados de los vocablos utilizados o su nivel de ofensa. Los datos resultantes también se pueden mostrar en un panel para facilitar la visualización del problema.

Buscar patrones

Cuando haya reunido suficientes datos (probablemente dentro de unos meses), la ciudad utilizará el sistema de Hatebase para monitorizar las tendencias en el uso del discurso del odio en Chattanooga, y para ver si hay algún patrón entre las palabras utilizadas contra algunos grupos particulares y los crímenes de odio que suceden posteriormente. Suele ocurrir que la violencia contra un grupo en concreto está precedida por un aumento en el lenguaje deshumanizante y abusivo utilizado contra ese grupo. El Proyecto Sentinel ya ha utilizado con éxito este tipo de control del lenguaje como un sistema de alerta temprana para los conflictos étnicos armados en Kenia, Uganda, Birmania e Irak.

El contexto en Chattanooga es diferente, pero el objetivo es el mismo: encontrar el discurso del odio y cortarlo de raíz antes de que se convierta en violencia. Al tener todos estos datos en un único lugar, la ciudad puede identificar instantáneamente las áreas específicas de tensión entre las comunidades, así como las palabras de odio cuya frecuencia aumenta y dónde se utilizan.

La asociación de Chattanooga con Hatebase también está pensada para abordar un problema persistente en la ciudad: los informes de discurso del odio que reciben las fuerzas del orden público son escasos y poco consistentes, lo que ha dificultado la identificación de problemas recurrentes. Se espera que eso cambie al poder denunciar el discurso del odio de forma rápida y anónima, y evitar la necesidad de que los grupos marginados hablen con la policía (en la que no siempre confían). También debería indicar qué insultos concretos se repiten y si hay puntos calientes en la ciudad, e incluso ofrecer un indicador temprano de posible violencia.

Las autoridades de Chattanooga planean usar estos datos para diseñar las políticas que nacerían en respuesta. Por ejemplo, podrían aumentar las medidas de seguridad en las mezquitas o iglesias locales, crear programas para reunir a distintos grupos o abrir centros comunitarios. El portavoz de la ciudad Kerry Hayes detalla: "Se trata de la empatía y de la mitigación del aislamiento, desarrollando los lazos sociales entre las comunidades".

Los incidentes aislados del discurso del odio pueden parecer pequeños por sí solos, pero son capaces de convertirse en un problema mucho mayor, afirma el profesor de física de la Universidad George Washington (EE. UU.) Neil Johnson, que estudia los patrones del discurso del odio. El experto añade: "Esta iniciativa es fantástica. Se basa en los datos, algo crucial, porque no se centra solo en las anécdotas. Pero hay que intentar pasar del individuo al grupo de odio más amplio. Y debemos frenar estos discursos, no solo desactivarlos".

Este plan tiene algunos inconvenientes. No incluye ningún sistema de control proactivo de las publicaciones en las redes sociales, algo que sería controvertido pero útil para cualquiera que intente controlar el odio racial y cómo se traslada a incidentes del mundo real. Se fija en los ciudadanos locales a quienes cede la responsabilidad de informar si ven o escuchan discursos del odio. "Su utilidad dependerá de la gente", reconoce Hayes.

No obstante, la gran mayoría de las ciudades no tiene ningún sistema de control para el discurso del odio, lamenta el cofundador de Hatebase, Timothy Quinn. Así que, si quieren crear políticas para abordar las divisiones entre las distintas comunidades, lo único que pueden hacer es especular.

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