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Espacio

No todo va a ser Marte: cinco lugares que explorar en el sistema solar

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El planeta rojo es sin duda fascinante, ya que hay evidencias de que en él se han producido la mayoría de procesos geológicos de la Tierra. Pero hay otros lugares que deberíamos empezar a plantearnos visitar para conocer mejor sus características, desde planetas enanos como Ceres a satélites como Europa

  • por Neel V. Patel | traducido por Ana Milutinovic
  • 21 Agosto, 2020

Con el lanzamiento de tres misiones a Marte este verano (incluido el nuevo róver de la NASA, Perseverance, que buscará signos de vida), nuestra exploración del planeta rojo pronto alcanzará un nuevo nivel. Y hay buenas razones por las que deberíamos estar obsesionados con él: Marte es el único mundo extraterrestre, además de la Luna, al que los seres humanos podrían llegar en una generación. Si soñamos con visitar otros mundos, llegar a Marte es un sueño bastante realista. También tiene sentido desde un punto de vista científico. El científico planetario de la Universidad Estatal de Luisiana (EE. UU.), Suniti Karunatillake, sostiene que Marte es el único planeta rocoso del sistema solar que tiene evidencia de la mayoría de los procesos geológicos clave que encontramos actualmente en la Tierra, como volcanes, formaciones rocosas sedimentarias y capas de hielo polar de agua. 

Pero podría ser ya el momento de considerar si nuestra obsesión nos hace ignorar el resto de nuestro sistema solar. El entusiasmo por Marte tiende a fomentar un circuito de retroalimentación en el que cada vez más recursos se dedican a explorar este planeta, lo que revela nuevos hallazgos que aumentan el interés, lo que provoca que tanto el sector público como el privado dediquen más dinero a la exploración de Marte, etc. 

Está claro que es importante estudiar Marte, pero hay muchas razones de peso para comenzar a acelerar la exploración de otros mundos relativamente cercanos. Presentamos cinco lugares alternativos que deberíamos investigar con mayor detalle, del más cercano al más lejano.

Foto: Una composición de datos coleccionados por la nave Magellan de la NASA y el Pioneer Venus Orbiter. Crédito: NASA/JPL-Caltech

Venus

Venus es un aviso sobre lo que pudiera haber sido el destino de la Tierra si las cosas hubieran sido un poco diferentes. Ambos planetas son similares en tamaño, masa y composición geológica. También parecen tener historias geológicas parecidas, especialmente cuando se trata de la actividad volcánica (algunos datos sugieren que Venus todavía tiene volcanes activos). Igual que Marte, Venus parece haber crecido y evolucionado de una forma similar a la nuestra.

Sin embargo, en la actualidad, Venus tiene una de las atmósferas más densas de todos los planetas que hemos estudiado, compuesta por más del 96 % de dióxido de carbono. La presión en la superficie equivale a 915 metros bajo el agua en la Tierra. La temperatura del suelo es de 464 ° C, más caliente que Mercurio. Los gases de efecto invernadero se han vuelto incontrolables y lo han convertido en un planeta totalmente inhóspito, tal vez una versión extrema de cómo podría acabar la Tierra en un futuro muy lejano.

El misterio rodea a Venus porque es difícil de estudiar. Las nubes de ácido sulfúrico envuelven la superficie para la observación desde el espacio y el calor y la presión extremos destruyen la mayoría de los dispositivos electrónicos y de aterrizaje en muy poco tiempo. Eso significa que el radar ha sido una de las únicas formas en la que hemos podido investigar su superficie. La misión Venus Express de la Agencia Espacial Europea (ESA), lanzada en 2005, fue la última gran misión en estudiar con éxito este planeta en detalle y las misiones Vega de la Unión Soviética en 1985 fueron los últimos grandes módulos de aterrizaje enviados a Venus. "Por esta razón, la literatura es menos detallada en comparación con la de Marte", afirma Karunatillake. "Eso ha impedido que los científicos estudien el planeta en profundidad y asesoren a las generaciones futuras para que continúen con las investigaciones". 

Foto: El cráter Occator de Ceres. Crédito: NASA/JPL-Caltech/MPS/DLR/IDA

Quizás eso cambie pronto. En los últimos años ha habido nuevas propuestas para explorar Venus, siendo las más destacadas DAVINCI+ (la sonda que estudiaría la atmósfera) y VERITAS (el orbitador que utilizaría nuevos instrumentos para mapear la superficie). Una de esas propuestas podría aprobarse el próximo año y convertirse en una misión real más adelante en esta década. Dados los costes de construir los instrumentos reforzados contra los desafíos del planeta, realmente todo podría reducirse a si los legisladores creen que vale la pena invertir tanto dinero. 

Ceres

Ceres es un mundo que desafía las expectativas. Es el asteroide más grande del sistema solar, tan inmenso que está catalogado como un planeta enano. Aunque es un asteroide, su geología es llamativa y diversa. Tiene una corteza que podría contener un 30 % de hielo y podría ser el hogar de un océano subterráneo salado (o varios); tiene una atmósfera débil, generada por el vapor de agua expuesta a la luz solar; y tiene criovolcanes (o volcanes de hielo) que echan fuera el hielo de agua y sales. Si se tiene en cuenta la presencia de los compuestos orgánicos, no se descarta la idea de que Ceres haya sido alguna vez habitable o que pudiera serlo actualmente. 

El único esfuerzo importante para explorar Ceres de cerca fue la nave espacial Dawn de la NASA, que viajó a Ceres en 2015. Dawn observó a Ceres desde la órbita durante tres años, hasta que se quedó sin combustible en noviembre de 2018. Los científicos todavía están analizando los datos que provienen de esa misión, por lo que aún no hay mucha urgencia para realizar un seguimiento con una nueva visita. Pero los hallazgos que están saliendo a la luz significan que probablemente habrá una nueva presión para regresar ahí con instrumentos más avanzados. Un grupo internacional de científicos ya está proponiendo una misión llamada Calathus  que recogería una muestra del cráter Occator de Ceres para ayudar a calcular lo habitable que realmente resulta este planeta enano. 

Europa

Hablando sinceramente, Europa, la cuarta luna más grande que orbita Júpiter, es probablemente el mejor lugar del sistema solar para buscar vida extraterrestre. Es posible que tenga un océano subterráneo de agua líquida, que se mantiene caliente por las fuerzas de las mareas y, aunque sigue siendo un mundo muy extremo, Europa podría albergar vida de la misma manera que las fuentes hidrotermales en las profundidades de los océanos de la Tierra. En Europa se han encontrado minerales arcillosos que se suelen asociar con la materia orgánica en la Tierra, lo que genera aún más esperanzas de poder detectar la actividad biológica en esta luna joviana. 

Hace mucho tiempo que se tenía que haber llevado a cabo una visita real a Europa. Hemos realizado numerosos sobrevuelos de naves espaciales que pasaban cerca, y la sonda espacial Galileo que orbitó Júpiter de 1995 a 2003 proporcionó una buena cantidad de observación desde la distancia. Pero con tantos descubrimientos recientes que aumentan aún más el potencial astrobiológico de Europa, una misión para explorarla resulta más importante que nunca. 

Europa vista anti-joviana

Foto: Europa, vista desde la nave Galileo de la NASA. Crédito: NASA/JPL-Caltech/SETI

Afortunadamente, ya tenemos dos nuevas misiones planeadas próximamente. Jupiter Icy Moon Explorer (JUICE) de la ESA está programada para lanzarse en 2022 y realizar dos sobrevuelos de Europa en su camino a Ganímedes. La misión principal, por otro lado, es Europa Clipper de la NASA, que se debería lanzar en 2024. Clipper orbitará a Júpiter, pero realizará unos 45 sobrevuelos de Europa y utilizará un conjunto de instrumentos para analizar la superficie y el subsuelo al máximo posible. Si hay vida en ese océano, Clipper podría encontrar la evidencia que estamos buscando.

Titán

Cuando se trata de lunas fascinantes, después de Europa viene Titán, el satélite más grande de Saturno y la segunda luna más grande del sistema solar. Es la única luna en el sistema solar con una atmósfera densa rica en nitrógeno como la de la Tierra, y el único lugar además de la Tierra donde ha habido evidencia clara de lagos en la superficie. Pero estos lagos no están hechos de agua; en Titán son de metano. Es posible que la vida primitiva pueda prosperar en estos entornos tal y como lo haría en los cuerpos de agua líquida. Esto requeriría inhalar hidrógeno en lugar de oxígeno, metabolizarlo con acetileno en vez de glucosa y exhalar metano en lugar de dióxido de carbono. Los científicos también creen que esa atmósfera probablemente ha fomentado la formación de compuestos orgánicos en Titán, otro estímulo para las esperanzas de encontrar vida. 

Pero nunca hemos podido demostrar exactamente lo habitable que podría ser Titán, y si tiene otros compuestos orgánicos que ayudarían al desarrollo de la vida. Algunos de nuestros mejores datos sobre Titán provienen de la sonda Cassini que estudió el sistema de Saturno durante aproximadamente 13 años. Esa misión incluyó el módulo de aterrizaje Huygens, que envió observaciones de la atmósfera y de la superficie de Titán antes de desconectarse solo 90 minutos después del aterrizaje. 

La NASA está planeando una nueva misión para 2026 denominada Dragonfly, en la que un dron volará alrededor de Titán y estudiará con mayor detalle la posible hospitalidad de esta luna para albergar vida. 

Plutón

El planeta convertido en planeta enano es casi como una bola de hielo, con una superficie que contiene un 98 % de nitrógeno congelado y montañas hechas de agua helada. Pero a pesar de todo esto, un sobrevuelo de 2015 de la sonda New Horizons de la NASA sugiere que es uno de los planetas más excéntricos e inesperadamente activos del sistema solar. Muestra una amplia gama de colores, desde el blanco helado hasta el negro carbón y el rojo intenso y por dentro resulta más caliente de lo esperado, lo que podría significar que sostiene un océano subterráneo de agua líquida debajo de la corteza. Tiene una atmósfera final que contiene metano y los datos muestran que se encontraron algunas moléculas orgánicas en la superficie. Aunque la vida real en Plutón es muy poco probable, la mera presencia de los ingredientes para la vida es bastante destacable. 

Al estudiar Plutón, "podemos tener una idea de lo que sucede en el cinturón de Kuiper y cómo es capaz de producir estos cuerpos geológicamente activos que son tan pequeños y distantes del Sol pero que aún tienen suficiente energía interna para impulsar estos procesos" explica Karunatillake. Plutón podría ser una señal de que el hecho de que un astro esté lejos del Sol no significa que esté completamente muerto.

Foto: Una imagen de Plutón desde el News Horizons. Crédito: NASA/JPL-Caltech/SETI

Sin embargo, al igual que con Ceres, no ha pasado suficiente tiempo desde la última misión para justificar la aprobación de una nueva. Es posible que tengamos que esperar otra década para que la NASA u otra institución decida lanzar otra nave espacial a Plutón.

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