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AP Photo/Alex Brandon

Biotecnología

El brote de Trump demuestra los problemas y retos de los test rápidos

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Además del presidente, hasta 18 trabajadores de la Casa Blanca han dado positivo en coronavirus, a pesar de que se sometían a pruebas rápidas diariamente. Sus contagios son un ejemplo de la falta de sensibilidad de estas pruebas o quizá, simplemente, no se aplicaron como afirman los responsables

  • por Neel V. Patel | traducido por Ana Milutinovic
  • 13 Octubre, 2020

Hasta el martes por la noche de la semana pasada, 18 trabajadores de la Casa Blanca dieron positivo por coronavirus (COVID-19). Y todo apunta a que el número podría haber aumentado en la semana que ha transcurrido desde entonces. La estrategia de la Casa Blanca para prevenir un brote de este tipo está siendo objeto de debate, en gran parte porque su enfoque dependía principalmente del uso de test rápidos diarios, nada más.

En marzo, el fabricante de dispositivos médicos Abbott Labs dio a conocer una nueva versión de su plataforma de pruebas ID NOW que podía ofrecer resultados de los test de diagnóstico de coronavirus en solo entre cinco minutos y 13 minutos. La Agencia de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés) aprobó rápidamente la prueba, y su comisionado Steve Hahn la calificó como un "gran cambio" en la lucha contra la pandemia. 

El presidente de EE. UU., Donald Trump, se apuntó a ese bombo y la Casa Blanca comenzó a usar ID NOW para realizar test a todos los trabajadores del edificio. Luego, a finales de agosto o principios de septiembre, empezaron a usar otra prueba rápida de Abbott, llamada BinaxNOW. Los responsables afirman que el personal se sometía a pruebas diariamente. Básicamente, la Casa Blanca confiaba en ese test como principal medida para mantener el virus fuera de la oficina ejecutiva, ya que el uso de mascarillas seguía siendo opcional y no se introdujeron medidas de distanciamiento social. 

Sin embargo, las pruebas rápidas como la de Abbott han dado lugar a varios casos de falsos negativos entre la población general (un diagnóstico dice que alguien no tiene el virus cuando realmente sí lo tiene). Eso significa que algunas personas pudieron transmitir el virus a otras sin saberlo. El brote de la Casa Blanca es un ejemplo muy bueno de las limitaciones de los test rápidos. Pero no debería disuadirnos de esa estrategia por completo, solo deberíamos usar la tecnología correctamente.

La explicación de las pruebas

Ninguna prueba de diagnóstico es 100 % precisa, y el estándar de oro para diagnosticar la COVID-19 es la prueba de PCR. Para realizarla, se recogen muestras de las fosas nasales y se pasan por un proceso llamado reacción en cadena de la polimerasa, que amplifica cualquier material genético viral presente, lo que permite a los médicos determinar si alguien ha contraído el virus o no. 

La ventaja de las pruebas de PCR es que son muy exactas. Los falsos negativos suelen ser bastante raros, cerca de solo 2 % (aunque algunos estudios al inicio de la pandemia registraron algunas tasas de falsos negativos de hasta el 37 % por los hisopos nasales).

Pero también tienen sus inconvenientes. Los hisopos pueden ser incómodos y, por eso, difíciles de usar correctamente. Las muestras deben entregarse a un laboratorio totalmente equipado. El análisis de PCR tarda al menos un par horas en completarse, por lo que los laboratorios suelen informar los resultados en 24 horas como mínimo (y esto puede extenderse a más de una semana cuando hay una acumulación de muestras). 

Los test rápidos, por otro lado, ofrecen los resultados en cuestión de unos minutos. Funcionan de varias formas. Algunos también detectan el material genético; la plataforma ID NOW en realidad amplifica el material genético viral de la misma manera que en la prueba de PCR, pero sin ciclos térmicos, algo que las PCR utilizan para catalizar las reacciones sensibles a la temperatura que facilitan la amplificación genética. Otras pruebas rápidas como BinaxNOW buscan antígenos virales (proteínas del virus SARS-CoV-2). 

Pero lo que las pruebas rápidas ganan en velocidad, lo pierden en precisión, especialmente con los falsos negativos. Abbott asegura que su test ID NOW tiene una tasa del 5,3 % de falsos negativos, pero otros estudios han demostrado que llega al 75 %.  Por su parte, la empresa afirma que BinaxNOW es capaz de ofrecer resultados en menos de 15 minutos y cuenta con una tasa de falsos negativos de solo un 2,9 %. Pero la versión de este test para diagnosticar la COVID-19 se lanzó en agosto y no ha habido estudios independientes para analizar estas afirmaciones. E25Bio está desarrollando una prueba rápida de antígeno de COVID-19 que se supone que ofrece los resultados en menos de 30 minutos, pero podría generar falsos negativos en una de cada 10 pruebas.

Cómo usar los test rápidos de forma responsable

Cada prueba depende de un concepto llamado sensibilidad: la capacidad del test para detectar lo que se supone que debe detectar. En este caso, se trata de la presencia del virus. Cuanto más virus haya en el cuerpo, más fácil será detectarlo con un test. Las pruebas de PCR ayudan en este proceso al multiplicar artificialmente el material genético viral en la muestra de una persona, y por eso son muy sensibles: capaces de detectar el virus incluso en niveles muy bajos. 

Pero el experto en salud pública de la Universidad de Boston (EE. UU.) Donald Thea explica que la dinámica de la infección por COVID-19 presenta un problema para las pruebas rápidas. En las primeras etapas de la infección, no hay suficiente cantidad de virus para que los test rápidos lo detecten porque no son lo suficientemente sensibles. Se necesitaría una PCR para diagnosticar correctamente una infección por COVID-19 en este caso. "Cuando se contrae el virus, al principio se requiere un período de tiempo para que el mismo se multiplique en los tejidos. El aumento en la cantidad de partículas virales ocurre con bastante rapidez y se mide en horas", destaca Thea.

Las pruebas rápidas funcionan bien cuando una persona ya tiene una carga viral más alta (es decir, más partículas virales en el cuerpo) y, por lo tanto, es más probable que las expulse al aire. Así que, si alguien acaba de contagiarse, la prueba rápida realizada por la mañana podría dar un resultado negativo. Pero a medida que la carga viral se acumula en su cuerpo a lo largo del día y esa persona se vuelve más contagiosa para los demás, el mismo test podría dar un resultado positivo más tarde.

Todo esto podría variar y hay muchas incógnitas a considerar. Algunas personas pueden ser muy contagiosas incluso en las primeras etapas de la enfermedad. Otras tienen un aumento lento de la carga viral. Todavía estamos tratando de entender la relación exacta entre el nivel de contagio y la carga viral, y cuánto virus se necesita realmente para causar la infección. Tal y como hemos visto en la investigación sobre grandes propagadores, parece que solo unas pocas personas realmente resultan lo suficientemente contagiosas como para transmitir el virus (se estima que entre el 10 % y el 20 % de las personas contagiadas son responsables del 80 % de los nuevos casos de COVID-19). 

El verdadero plus de las pruebas rápidas reside en la posibilidad de usarlas de forma masiva en la población para realizar test con mucha frecuencia. "Eso permite encontrar los casos contagiosos rápidamente, en particular a los súper propagadores, para poder ponerse en cuarentena y así romper la cadena de transmisión", afirma Thea. A pesar de que la menor precisión de estas pruebas significa que habrá algunos falsos positivos y falsos negativos, "todavía se detectarán algunas personas altamente contagiosas y que tienen gran cantidad de virus que propagan a su alrededor".

Aquí es donde la Casa Blanca se equivocó con las pruebas rápidas: se basó demasiado en ellas para mantener a las personas enfermas fuera del edificio por completo en vez de limitarse a señalar a aquellas cuya enfermedad había progresado a un nivel contagioso.

Con su estrategia, un solo falso negativo puede ser devastador para todos los que trabajan dentro, especialmente si no se han implementado otras precauciones. También es posible que la Casa Blanca haya usado mal los test en: o no realizaban pruebas con la frecuencia que afirmaban, o que las personas que dieron positivo no se pusieron en cuarentena de inmediato (ha habido testimonios aislados que después de haber sido alertados con el resultado positivo de ID NOW, el presidente y otros continuaron con sus actividades normales y expusieron a las personas al virus mientras esperaban la confirmación por PCR).

Avances

Las pruebas de amplificación genética son caras, independientemente de cuánto tarden. Pero los test rápidos de antígenos no son solo rápidos, sino también son relativamente más asequibles, lo que facilitaría mucho más su producción masiva y la posibilidad de ponerlos a disposición de la sociedad para uso doméstico o en el trabajo. Thea asegura que muchos test, como la prueba de E25Bio y la BinaxNOW de Abbott, probablemente podrían costar tan solo 1 dólar (unos 85 céntimos de euro). 

Lo malo sería que el aumento de este tipo de test podría dificultar el control del virus por parte de las autoridades de salud pública. Si todo el mundo empieza a hacerse la prueba fuera de los entornos sanitarios, es posible que se pierda el flujo de los datos críticos, ya que no existe un proceso ni orden para que las personas informen por sí mismas estos resultados a las autoridades sanitarias. 

Y teniendo en cuenta el caos actual en la gestión del coronavirus, es poco probable que haya una estrategia capaz de abordar este punto ciego.

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