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El empresario, ecologista y antiguo alcalde de Quito, Roque Sevilla.

Cambio Climático

"Las nuevas generaciones no llegarán a la tercera edad si no actuamos ya"

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Tras toda una vida dedicada a la protección del planeta, el creador de la Fundación Natura y antiguo director de WWF, Roque Sevilla, alerta de que, si no actuamos ya contra la emergencia climática, las próximas generaciones no tendrán la oportunidad de llegar a vivir tantos años como las pasadas

  • por Sara Elisa Fernández | traducido por
  • 12 Julio, 2021

El presidente de la organización Grupo Futuro, Roque Sevilla, expresa que los países deberían sumar esfuerzos y crear iniciativas que permitan combatir la emergencia climática de forma mucho más agresiva y urgente. Este emprendedor, servidor público y conservacionista ha dedicado su vida a cuidar el planeta, fue reconocido como el tercer empresario con mejor reputación del Ecuador, creó la Fundación Natura, una de las iniciativas más importantes para la conservación de la naturaleza, fue director de WWF en EE. UU. y alcalde de Quito (Ecuador).

Tras los escasos esfuerzos ambientales impulsados por los países de América Latina y Estados Unidos, Sevilla apuesta por la tecnología como aliada para resolver el problema: desde avances austeros, como unos teléfonos móviles convencionales que le ayudan a proteger la biodiversidad ecuatoriana, hasta sus formas más innovadoras y vanguardistas, como drones e imagen por satélite.

Como cada año, desde MIT Technology Review en español publicamos una lista con 10 tecnologías capaces de cambiar el mundo. Entre las seleccionadas de este año destacan el hidrógeno verde, que proporciona energía limpia y neutra en carbono, y un nuevo tipo de baterías de metal de litio, que podrían lograr que los vehículos eléctricos resulten tan competitivos como los de gasolina. ¿Qué opinión tiene acerca de estos avances?

Ambos ejemplos son de los muchos avances tecnológicos que van a cambiar el proceso de manejo de energía, sobre todo en relación con el transporte. El hidrógeno verde es ideal para barcos y aviones, y las baterías de última generación eliminarán los vehículos térmicos. Todos estos portentos van a significar un cambio conceptual que tenemos que poner ya en marcha debido al inminente cambio climático: la pandemia nos ha hecho darnos cuenta de que se nos está acabando el tiempo.

Nuestra atmósfera ya no resiste más. El hidrógeno verde y las baterías de metal de litio nos sitúan en la dirección adecuada, pero el esfuerzo tiene que ser mucho mayor y más acelerado.

¿Qué próximas innovaciones tecnológicas considera más relevante en el ámbito de la sostenibilidad medioambiental?

Hay varias tecnologías que nos van a permitir ser más controladores. Voy a poner el ejemplo de la lucha que estamos emprendiendo, aquí, en las Islas Galápagos, para ampliar el área marina y proteger la Zona Económica Exclusiva (ZEE) Insular. Actualmente solo protegemos 133.000 km2 y nos gustaría ampliar la zona de protección al doble y controlar los 750.000 km2 de la ZEE. Sin embargo, esto significa tener que controlar una superficie tres veces la del Ecuador. Y es ahí donde la tecnología nos está ofreciendo una ayuda extraordinaria. Primero, en vez de emplear a la Armada, tenemos una tecnología satelital que observa a tal nivel de detalle lo que está sucediendo en la superficie, que nos permite anticipar y saber quiénes están afectando a esta área protegida.

La segunda es la tecnología de los drones que, con un coste muy bajo, permite recorrer distancias muy grandes y filmar lo que está pasando. Esto es de gran utilidad para luchar contra los pescadores ilegales, el contrabando de combustible y el comercio de drogas.Finalmente, gracias a una avanzada tecnología de motores, tenemos la capacidad de tener botes pequeños de alta velocidad que en muy poco tiempo se trasladan hasta el lugar donde se produce la ofensa ambiental.

También nos pueden ayudar tecnologías mucho más simples. Tenemos una reserva en la zona del Chocó ecuatoriano, la parte occidental de la cordillera de los Andes, que se caracteriza por una riqueza biológica espectacular. En sus 2.500 hectáreas encontramos 420 especies de aves, mientras que en todo los Estados Unidos existen 750. Es decir, en 2.500 hectáreas tenemos el 56 % de lo que tiene todo los Estados Unidos.

Hemos aplicado una tecnología nada avanzada, pero muy efectiva y creativa. Se trata de teléfonos móviles viejos que instalamos en las copas de los árboles del bosque nuboso, conectados con celdas fotovoltaicas para que no se queden sin batería, y que nos reportan todos los sonidos del bosque. Nos sirven para investigar qué insectos, anfibios y aves habitan en un determinado lugar, pero también permite que reconozcamos el sonido de las motosierras. Si lo escuchamos, nuestros guardabosques se dirigen hacia allí rápidamente y controlan la deforestación.

También me gustaría destacar el papel de las cámaras-trampa, que toman fotografías y filman todo lo que sucede dentro del bosque. La mayoría de los animales se ocultan y solo se mueven por la noche, por lo que solo así podemos conocer su interrelación, el estado de conservación y ecología. Gracias a estas fotografías, videos y grabaciones, podemos comprobar si la salud del bosque mejora, ya que la presencia de ciertas especies indica si el ecosistema está estabilizado o no.

¿Qué papel deben desempeñar las empresas a la hora de alcanzar la Agenda 2030?

Las empresas no deben olvidar que si no actuamos de manera firme y valiente y evitamos el calentamiento global las siguientes dos generaciones no llegaran a la tercera edad. Por tanto, los accionistas deben cobrar conciencia que acumular patrimonio no tiene sentido si primero no enfrentamos el problema del cambio climático.

Nosotros, por ejemplo, hemos tratado de potenciar al máximo la sostenibilidad reduciendo nuestras emisiones y, en aquellos casos en que nos es imposible o en los que no tenemos una tecnología disponible para solventar reducir el impacto ambiental, pagamos compensaciones.

¿En su opinión, cómo debe ser la colaboración entre gobiernos, empresas, el tercer sector y la sociedad civil para lograr los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS)?

La pandemia ha dejado claro que solos no vamos a ningún sitio. Somos seres humanos que nos organizamos en comunidad para convivir y que debemos dejar de lado las diferencias entre nosotros para centrarnos solo en colaborar. Si somos los suficientemente inteligentes para cooperar y ser solidarios con los demás, podemos estabilizar las cosas y tener un mundo feliz, que es el objetivo fundamental del buen gobierno y de los ODS. Por tanto, la colaboración público-privada es esencial.

¿Cómo valora usted los esfuerzos en transición ecológica de América Latina?

Los esfuerzos de esta región han sido sumamente débiles. Para cumplir con la transición ecológica primero deberíamos concentrarnos en el peligro de la alteración climática y sus consecuencias. Somos países que, con la justificación de ser subdesarrollados y que no hemos contaminado la atmósfera y que otros son los responsables del caos climático, no hemos colaborado activamente para evitar el colapso planetario por el aumento de la temperatura. Esta actitud no es útil: nosotros no solo tenemos el deber moral de colaborar, sino que podemos hacer muchos aportes.  

Por ejemplo, en Ecuador tenemos abundante agua, montañas, volcanes, y estando en la zona ecuatorial, tenemos una radiación solar óptima. Podemos desarrollar fuentes energéticas renovables, como la solar, hidroeléctrica y geotérmica y volvernos rápidamente negativos en carbono.

Además, aquí, en la zona ecuatorial, los árboles no pierden sus hojas y crecen a gran velocidad al no paralizar el proceso fotosintético ni su crecimiento en ningún momento del año. Eso hace que la actividad forestal sea el doble de eficiente que en los hemisferios norte y sur. Gracias a ello, podemos aumentar la cobertura vegetal y absorber una mayor cantidad de CO2 que en ninguna otra parte del planeta.

Como antiguo presidente de la compañía turística Metropolitan Touring, ¿considera que esta crisis puede impulsar un turismo más responsable con el entorno?

Creo que ahora es esencial no solo que las empresas paguen las compensaciones de carbono, sino también los individuos. Las compañías no deberían permitir viajar a los turistas que no acepten pagar por tonelada de CO2 emitida.

Nosotros lo hacemos: en las pantallas de los ordenadores de nuestros vendedores hay calculadoras de CO2 y, conforme se arma el itinerario, se va calculando el monto de CO2 que dicho viaje provoca. Por cada tonelada emitida, el viajero paga 16 dólares [13 euros], y el total se suma a la factura. Todo este dinero va a un fideicomiso que paga a los dueños de los bosques por su conservación. Dentro de poco las aerolíneas van a hacer lo mismo con lo cual se protegerán los bosques más valiosos de la Tierra.

A su juicio, ¿qué destrezas deben desarrollar los líderes para adaptarse tanto a la situación de incertidumbre que vivimos en la actualidad como a los cambios derivados de la digitalización?

Deben tener aquello que Darwin tanto recomendó: capacidad de adaptación. La clave es transformar constantemente nuestros paradigmas, no quedarnos bloqueados, sino pensar fuera de la caja y actuar rápidamente para no desaparecer.

En líneas generales, ¿cómo cree usted que será el mundo pos-COVID19?

El mundo será muy distinto. Lo primero que se ha vuelto patente es nuestra fragilidad como especie y que para garantizar la supervivencia de las próximas generaciones tenemos que desarrollar nuestras aptitudes colaborativas y solidarias.

Por otra parte, estamos cobrando conciencia de que todos estamos en la misma nave y que si no la cuidamos todos desapareceremos, y que las diferencias entre norte y sur, entre regiones y naciones, entre razas, géneros, creencias religiosas, entre ricos y pobres tenemos que superarlas y debemos desarrollar un profundo espíritu solidario y de colaboración.

Por otra parte, debemos debatir sobre los sistemas de gobierno actuales que se basan en ideas que han estado vigentes por milenios y centurias. La tecnología actual demuestra que hay que reemplazar lo obsoleto, y creo que es necesario debatir sistemas de gobierno novedosos y eficientes para lograr que la mayoría de la humanidad llegue a ser feliz.

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