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Richard Branson experimenta la ingravidez en un vuelo suborbital

Espacio

El capricho de Branson acerca el sueño espacial a toda la humanidad

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Su rivalidad con Jeff Bezos parece una simple riña entre niños millonarios. Sin embargo, aunque el acceso siga lejos de la mayoría de bolsillos, el hito de Virgin Galactic da un paso más hacia la democratización de la industria espacial privada para turismo e investigación

  • por Jonathan O'callaghan | traducido por Ana Milutinovic
  • 13 Julio, 2021

El momento podría haber sido mejor, pero fue el 11 de julio cuando el empresario y multimillonario británico Richard Branson acabó lanzado al borde del espacio en un vehículo fabricado por su propia empresa, Virgin Galactic, un hito que coincidió con la época en la que una gran parte del mundo todavía está luchando contra la pandemia mortal de coronavirus (COVID-19). No obstante, aunque recibió una buena cantidad de críticas, el vuelo de Branson presagia un paso clave para que los viajes espaciales sean más accesibles que nunca, aunque actualmente parece más bien un juego para los hombres más ricos del mundo.

El pasado domingo, la nave espacial VSS Unity de Virgin Galactic despegó del Spaceport America en el desierto de Nuevo México (EE. UU.) sobre el portaaviones VMS Eve, que lleva el nombre de la difunta madre de Branson. Su tripulación de seis personas, incluido Branson, fue elevada a más de 14 kilómetros de altitud antes de su lanzamiento que permitió que el único motor de su cohete se encendiera y llevara a sus ocupantes hacia el espacio.

Poco más de un minuto después, viajando a velocidades de Mach 3 (aproximadamente 3.600 kilómetros por hora, o tres veces la velocidad del sonido), alcanzó su altitud máxima de 86 kilómetros y ofreció a su tripulación varios minutos de ingravidez y unas magníficas vistas de la Tierra antes de empezar a descender de forma segura de nuevo a la Tierra, con un tiempo total de vuelo de alrededor de 90 minutos.

Durante la misión, que representa el cuarto vuelo suborbital de la compañía, Branson dijo: "Para todos vosotros, niños, yo también era un niño con un sueño mirando hacia las estrellas. Ahora soy un adulto en una nave espacial con muchos otros maravillosos adultos mirando hacia nuestra hermosa Tierra. Si nosotros podemos hacer esto, imaginaos todo lo que podréis hacer vosotros".

Branson iba a volar al principio a finales de este año como uno de los primeros pasajeros civiles de Virgin Galactic, cuyos clientes pagarían más de 250.000 dólares (211.076 euros) por un billete para esa misma experiencia. Pero el magnate fue trasladado a un vuelo previo, aparentemente en un esfuerzo por vencer al multimillonario Jeff Bezos, quien volará al espacio la próxima semana en el cohete New Shepard de su empresa espacial, Blue Origin. 

El repentino cambio de vuelo de Branson provocó una pequeña disputa, cuando Blue Origin bromeó en internet sobre que los vuelos de Virgin Galactic estaban técnicamente por debajo del límite internacional reconocido del espacio, la línea Karman, a 100 kilómetros de altura. Los vuelos de Blue Origin superarán este límite. La empresa afirmó: "Ninguno de nuestros astronautas tendrá un asterisco junto a su nombre".

Sin embargo, a pesar de la mala fama de la carrera espacial de los multimillonarios, el vuelo sigue siendo un hito importante. Se espera que el servicio comercial de Virgin Galactic comience pronto, tras el exitoso vuelo de Branson, gracias en parte a esa rivalidad para ganar clientes. "El aspecto multimillonario de esta carrera espacial es una distracción desafortunada. La parte importante es que se está democratizando el acceso [al espacio]. Este es un momento de la madurez", opina el analista de la industria espacial Caleb Williams.

Virgin Galactic ya tiene a 650 personas inscritas para volar en su vehículo, incluido el músico Justin Bieber y el actor Leonardo DiCaprio, pero, aunque por ahora solo es accesible para ricos y famosos, existe la esperanza de que tales vuelos algún día sean más asequibles para el público en general.

El vuelo de Branson no aspiraba solo a jactarse de su capacidad económica. Los vuelos suborbitales también permiten realizar importantes trabajos científicos. "Los investigadores que vuelan con su propio trabajo científico son muy valiosos", destaca la experta de la consultora espacial Astralytical Laura Forczyk. En este primer vuelo se realizó un experimento de la Universidad de Florida (EE. UU.) para ver cómo responden las plantas a la microgravedad. Las futuras misiones estudiarán cómo se comporta el polvo en los asteroides y practicarán técnicas para realizar cirugías en el espacio.

Lo más importante es que esos experimentos los pueden realizar investigadores, como el ingeniero del Southwest Research Institute en Texas (EE. UU.) y el líder de la misión New Horizons de la NASA a Plutón, Alan Stern, en vez de depender de sistemas remotos o de los astronautas en la Estación Espacial Internacional. Stern, por ejemplo, probará un sistema de imágenes astronómicas previamente utilizado en el transbordador espacial Space Shuttle que podía realizar observaciones útiles del sistema solar.

Stern detalla: "Durante 150 años ha existido una población teorizada de [asteroides] dentro de la órbita de Mercurio. La mejor forma de verlos es en el crepúsculo desde el espacio. En la estación espacial, el fenómeno del crepúsculo solo dura 30 segundos ya que viaja a 46.670 kilómetros por hora. Pero en el SpaceShipTwo o en el New Shepard, el fenómeno persiste durante varios minutos".

Por supuesto que hay muchas críticas válidas sobre estos dos multimillonarios que compiten para ver quién llega antes al espacio en medio de una pandemia, y es poco probable que muchos de nosotros podamos pagar por ese viaje en los próximos años. Pero esa competición infantil entre Branson y Bezos también debería allanar el camino para que más personas que nunca lleguen hasta allí, incluidos los científicos.

"No se trata solo de los multimillonarios. Este podría ser el inicio del verdadero turismo espacial comercial" opina Forczyk. "Demuestra que la exploración comercial del espacio está lista para más gente", concluye Williams.

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