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Tecnología y Sociedad

Consejos para intentar convencer a la gente para que se vacune

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No todas las personas no vacunadas son antivacunas. Aunque con los últimos es muy difícil hablar, aquellos con dudas o miedos razonables tienen incentivos para escuchar si se demuestra empatía. También resulta útil empoderarlos haciéndoles ver que la vacunación es responsabilidad de cada uno

  • por Tanya Basu | traducido por Ana Milutinovic
  • 19 Agosto, 2021

Como millones de personas, Ryan Steward temía recibir la vacuna contra el coronavirus (COVID-19). El hombre confiesa: "En general, desconfío del Gobierno. No soy de los que creen en teorías de la conspiración, pero sí soy el tipo de persona que quiere verificar los hechos. La vacuna salió muy pronto después del inicio de la pandemia, y había mucha terminología nueva ('casos de avance' y 'vacunas de ARNm') que no me resultaba familiar".

Fue suficiente para que Steward se sintiera incómodo con la idea de recibir la vacuna. Al mismo tiempo, se enteró del aumento en los casos de la variante delta y quiso tomar una decisión informada. Así que publicó en r / ChangeMyView, el canal del sitio social Reddit donde las personas comparten sus opiniones abiertas a reconsiderarlas.

A las pocas horas de su publicación, Steward se inscribió para recibir la vacuna. Pero tres de cada 10 adultos estadounidenses siguen sin vacunarse. A continuación, describimos qué ayudó a Steward a cambiar de opinión, y lo que los expertos creen que generalmente funciona mejor cuando se trata de convencer a alguien que le importa de que se vacune.

Tenga en cuenta que no todas las personas no vacunadas son antivacunas. En junio de 2021, aproximadamente el 14 % de los adultos estadounidenses dijeron que "definitivamente no" recibirían la vacuna, según el Monitor de las Vacunas contra la COVID-19 de la Kaiser Family Foundation. Pero, como señaló la socióloga Zeynep Tufekci en su boletín, muchos otros no vacunados se encuentran en un "grupo indeciso". Aproximadamente un 16 % quiere recibir la vacuna en cuanto pueda y, bien espera para ver cómo afecta a otras personas, o la recibirá si es necesario (por ejemplo, para su trabajo).

Una de esas personas era Steward, quien afirma: "Me he inyectado casi todas las vacunas con las que un ciudadano estadounidense estándar sería vacunado. Recibo la vacuna contra la gripe todos los años. Una parte de mí quería vacunarse y acabar con eso. Pero la otra pensaba: 'Esto no se parece a la vacuna contra la gripe'".

La misma encuesta encontró que para el 20 % de las personas no vacunadas, la principal preocupación es que parecía demasiado nueva. Por el contrario, solo el 4 % de las personas no vacunadas explican que la razón principal por la que no están considerando vacunarse contra la COVID-19 es que "no confían en las vacunas en general".

Controle sus prejuicios antes de hablar. Un error común es imaginar a todas las personas no vacunadas como un bloque uniforme de teóricos de la conspiración blancos, religiosos, rurales y conservadores. Pero las personas que dudan de las vacunas son mucho más diversas que ese estereotipo. Muchas personas negras e hispanas han tardado bastante en vacunarse, marcadas por un gran historial de experimentación científica estadounidense con las minorías. Otras tienen problemas de salud que podrían provocar su desconfianza de la vacuna, y también hay personas que simplemente buscan más datos médicos.

Incluso aquellos que a primera vista parecen encajar en ese estereotipo pueden tener algún otro argumento. Steward, por ejemplo, es un pastor cristiano que vive en una zona rural de Carolina del Sur (EE. UU.) y se inclina por los conservadores. Pero sus dudas no tenían que ver con su religión ni la política, sino que intentaba entender el proceso de aprobación de la Agencia de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés) y cómo la vacuna afectaría su salud.

Las personas son complicadas y sus razones para no vacunarse son personales. Respete esas razones y probablemente tenga una conversación más productiva.

Compruebe si la persona está abierta a hablar sobre ello. Steward confiesa que cuestionó si la COVID-19 era real, si las vacunas realmente tenían sentido y si le quedaban otras opciones además de vacunarse. Pero siempre estuvo abierto a hablar sobre ello. "Si quería tomar la decisión correcta, tenía que escuchar algunos puntos de vista opuestos", afirma.

Algunas personas dentro del 14 % de estadounidenses que ha decidido que definitivamente no se vacunará probablemente no estará abierta a nada de lo que usted le diga. Simplemente retroceder podría ser un mejor uso de su tiempo y energía.

Sea amable, o al menos cortés. Tal vez le enfurezca lo que alguien dice o le resulte difícil de entender, pero la persona con la que usted intenta comunicarse lo rechazará de inmediato si usted es irrespetuoso. Como mencioné en un artículo anterior sobre cómo hablar con los teóricos de la conspiración, regañar o faltar al automáticamente cierra la puerta a cualquier debate que de otra manera podría ocurrir.

Identifique el obstáculo. Para muchas personas no vacunadas, el problema no es tanto que se oponen a las vacunas sino que necesitan ayuda para recibirlas. Quizás tengan miedo a las agujas o les resulte difícil averiguar cómo pedir una cita. Tal vez hayan oído hablar de los efectos secundarios y no podrán ausentarse del trabajo si no se encuentran bien. Pregunte si hay algo que usted pueda hacer para aliviar su carga o ayudar a eliminar algún obstáculo.

Los mensajes de texto simples funcionan mejor. Como he escrito antes, enfrentarse a la gente en las redes sociales no ayuda y puede provocar a los demás. Si se siente obligado a responder a alguien que publica sobre cuestionar las vacunas, elija una vía más privada, como mensajes de texto.

Adapte su argumento a la persona. Gran parte de los mensajes en torno a las vacunas han incluido órdenes ("Vacúnese ya") o vergüenza implícita ("Si no se vacuna, es una mala persona"). Podría resultar más eficaz utilizar un lenguaje que refuerce el hecho de que el proceso de vacunación está en las manos de cada persona.

El médico del sistema de la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA, en EE.UU.) Daniel Croymans codirigió recientemente un estudio en el que descubrió que el lenguaje de "titularidad" ayudó a que las personas asistieran a sus citas para vacunarse. El lenguaje de titularidad se refiere a palabras que sugieren que la vacunación depende de cada persona: "Reclame su dosis" o "La vacuna está disponible para usted", por ejemplo.

En el estudio de Croymans, los textos con el lenguaje de titularidad fueron notablemente más exitosos que los textos que incluían mensajes informativos, para lograr que las personas mayores con patologías previas acudieran a su primera cita. "Si una persona cree que se trata de algo que le pertenece, es más probable que lo valore y lo aprecie", resalta Croymans.

Croymans sostiene que el estudio destaca la importancia de crear mensajes personalizados que empoderen en vez de avergonzar a las personas que dudan de las vacunas. Cualquiera que quiera ayudar a persuadir a otros para que se vacunen puede probar la misma táctica.

Cuando usted hable con una persona no vacunada, piense en las preocupaciones específicas de esa persona y trate de abordarlas de una manera que parezcan relevantes. No hay que usar jerga ni menospreciar. Repita las preocupaciones que la persona ha compartido con usted para demostrar que está escuchando y piense en lo que podría tranquilizarle a usted si se sintiera de la misma manera.

Sea "más cool". La administración de Joe Biden ha reclutado a influencers de TikTok para animar a la Generación Z a vacunarse. La socióloga Brooke Harrington considera que cada uno de nosotros también puede ser un tipo especial de influencer, como los estafadores que a veces consuelan a alguien que acaba de ser estafado.

A pesar de la anterior referencia criminal, Harrington cree que los influencers provacunas podrían ayudar a impulsar su adopción. Después de meses de mensajes que avergüenzan y culpan a las personas que dudan de las vacunas, los influencers podrían ejercer el poderoso papel de revertir la retórica contra las vacunas y restaurar la confianza.

Como escribió Harrington en un artículo de opinión en The Guardian, "Los influencers más eficaces son personas públicas en las que la gente confía, cuya opinión valora. La mayoría de personas no están interesadas en ganarse la buena opinión de cualquiera. Más bien, nos preocupamos por el estatus y la 'imagen' que tenemos dentro de las comunidades específicas que nos importan".

Algunos políticos como el gobernador Ron DeSantis de Florida (EE. UU.) y la candidata a gobernador de Arkansas (EE. UU.) Sarah Huckabee Sanders, cuyos partidarios incluyen a muchas personas no vacunadas, han respaldado públicamente la vacuna en las últimas semanas. Pero cualquier miembro del círculo social de una persona podría actuar como influencer: maestros, entrenadores, líderes religiosos e incluso amigos.

Al hablar, por ejemplo, de cómo tuvimos preocupaciones similares, pero finalmente decidimos vacunarnos, podemos influir en las personas que respetan nuestras decisiones. Y eso podría inclinar la balanza para alguien. "Lo que decimos importa", resalta Croymans.

Tenga sus fuentes a mano. Steward destaca que lo que lo convenció a recibir la vacuna fueron los hechos claros presentados de una manera no condescendiente. Una respuesta a su publicación enumeró los temores y reparos comunes sobre la vacuna y ofreció datos de artículos científicos para eliminarlos. En otra respuesta, un científico con mucha paciencia explicó cómo nuestros cuerpos usan las proteínas de espiga y por qué los temores de Steward sobre los efectos secundarios a largo plazo eran infundados. Los argumentos que Steward encontró más convincentes simplemente abordaban las cuestiones que le preocupaban con hechos que no podía refutar.

Para cualquier persona que intente persuadir a un ser querido no vacunado para que reconsidere su renuencia a vacunarse, es probable que ofrecer datos científicos no funcione a menos que la otra persona crea en esos datos.

En el caso de Steward, funcionó. El martes, habló sobre lo que había aprendido con su esposa, quien también dudaba si recibir la vacuna. Esa noche, pidieron sus citas. Y el jueves, él y su esposa recibieron sus primeras dosis de vacuna juntos. "¡Fue genial!" admitió Steward a la vuelta.

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