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Tecnología y Sociedad

La cruzada de los hackers por derrocar el régimen de Bielorrusia

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Opositores de Alexandr Lukashenko desde los servicios de inteligencia y seguridad del país ayudan a trabajadores del sector tecnológico a llevar a cabo el que podría ser el ciberataque más amplio contra una nación. Muchos de ellos que no se consideran criminales y afirman que no podían quedarse parados ante la represión

  • por Patrick Howell O'Neill | traducido por Ana Milutinovic
  • 31 Agosto, 2021

Desde que se convirtió en presidente de Bielorrusia en 1994, Alexander Lukashenko ha construido el estado policial más represivo de Europa y ha utilizado despiadadamente su poder para mantenerse en el cargo como dictador.

Pero ahora, los hackers intentan volver este estado de vigilancia generalizada contra Lukashenko para poner fin a su imperio; y para lograrlo, afirman haber llevado a cabo uno de los ataques más amplios en la historia de un país.

Los hackers, conocidos como Los Ciberpartisanos de Bielorrusia (Belarus Cyber Partisans), han empezado a filtrar con regularidad la información que, según ellos, se ha obtenido del ataque a docenas de bases de datos confidenciales de la policía y del Gobierno. Hasta ahora han publicado lo que aseguran que son pruebas de crímenes cometidos por la policía, la información que muestra que el régimen encubrió la verdadera tasa de mortalidad por la COVID-19 del país y unas grabaciones de órdenes ilegales para reprimir violentamente las protestas pacíficas. Los hackers también señalan que han hackeado con éxito casi todas las partes de la administración de Lukashenko y que la información publicada hasta ahora es solo una porción de los datos que tienen.

"Lo que queremos es detener la violencia y la represión del régimen terrorista en Bielorrusia y hacer que el país vuelva a los principios democráticos y al estado de derecho", destacó el portavoz anónimo de los hackers a MIT Technology Review.

Pero los partisanos no operan solos. Según las entrevistas, los hackers se benefician de una asociación con un grupo clave de agentes del orden y de inteligencia bielorrusos. El grupo BYPOL, que incluye a algunos funcionarios del régimen actual y del anterior, ha estado durante muchos meses ofreciendo un asesoramiento detallado a los hackers. Algunos les ayudan desde fuera, ya que tuvieron que desertar después de las fraudulentas afirmaciones de Lukashenko de su victoria en las elecciones presidenciales de 2020 y la brutal represión que le siguió. Pero otros, según afirma el grupo, trabajan contra Lukashenko desde dentro con la convicción de que debe caer este régimen que arrestó a más de 27.000 personas a raíz de las protestas del año pasado.

"Han hecho transparentes los crímenes del régimen", resalta el exdiplomático bielorruso que no forma parte ni de Los Partisanos de Bielorrusia ni del grupo BYPOL Andrei Sannikov. "La información que obtienen al hackear el estado es realmente muy elocuente, porque da fe de las actividades criminales del régimen contra los ciudadanos".

"Vi falsificaciones con mis propios ojos"

Aunque Bielorrusia ha estado bajo el control de Lukashenko durante casi 30 años, desde las elecciones celebradas en agosto de 2020 han aumentado significativamente las protestas y la oposición. Su disputada victoria provocó una oleada de manifestaciones contra el régimen cuando aplastó violentamente la disidencia pacífica.

Las represiones fueron un momento crucial para muchos. El que fue teniente coronel en la fuerza policial de Bielorrusia y, antes de eso, había trabajado para combatir el crimen organizado y la corrupción en el Ministerio del Interior, Aliaksandr Azarau, confiesa que lo que había visto lo volvió contra el régimen. Recuerda: "Estuve presente en las elecciones. Vi falsificaciones con mis propios ojos. Decidí dimitir después de recibir órdenes ilegales de oficiales superiores. Mucha gente acabó detenida en los primeros días después de las elecciones. Mis colegas enviaban ilegalmente documentos falsos sobre los delitos cometidos por estas personas. Vi que Lukashenko mantenía su poder ilegalmente".

Fue uno de los numerosos agentes del orden que abandonaron Bielorrusia como resultado. Aproximadamente una docena de ellos se volvieron a reunir en octubre del año pasado en Varsovia, en la vecina Polonia, y crearon BYPOL (el nombre del grupo significa Policía de Bielorrusia). Aseguran que tienen cientos de miembros y contactos todavía dentro de las agencias de seguridad del Gobierno, incluida la policía secreta (conocida como la KGB), el Ministerio del Interior y el control de fronteras.

"Querían saber cómo penetrar dentro de estas organizaciones para robar información. Como hemos trabajado allí, sabemos todo lo que hay por dentro"

Los Ciberpartisanos de Bielorrusia indican que son alrededor de 15 expertos en TI del ámbito tecnológico del país. Este sector está creciendo e incluye numerosas start-ups de videojuegos y de redes sociales, aunque muchos expertos se han marchado por su postura contraria al régimen.

En septiembre de 2020, estos hackers empezaron a atacar los sitios web del Gobierno, como un acto de protesta simple pero muy visible que llamó la atención mientras el país se convulsionaba en la confusión.

En diciembre de ese mismo año, según Azarau, los hackers contactaron con BYPOL con algunos objetivos más grandes en mente. Recuerda: "Nos escribieron pidiéndonos ayuda para encontrar una manera de comprender a todas las agencias policiales y de inteligencia. Querían saber cómo penetrar dentro de estas organizaciones para robar información. Como hemos trabajado allí, sabemos todo lo que hay por dentro. Hablamos con ellos sobre cómo hacerlo".

Después de esas primeras conversaciones, Los Ciberpartisanos de Bielorrusia aseguran que ellos mismos terminaron llevando a cabo los ataques. Los actuales y anteriores miembros de la fuerza de seguridad de BYPOL los han ayudado a comprender la estructura de las bases de datos del Gobierno, a procesar los datos a los que acceden e identificar a las personas a partir de las llamadas telefónicas hackeadas. Los infiltrados también pueden "proporcionar comentarios desde dentro del sistema sobre cómo el hackeo afectó a las fuerzas de seguridad", afirma el portavoz del grupo de hackers.

A cambio, BYPOL tiene acceso al material de Los Ciberpartisanos para realizar investigaciones sobre el régimen, que luego se publican en el propio canal de Telegram de BYPOL. Esas investigaciones han sido populares y exitosas, y uno de sus reportajes fue citado durante una audiencia del Congreso estadounidense sobre Bielorrusia que tuvo lugar poco antes de que Estados Unidos impusiera sanciones contra Lukashenko y sus aliados.

Los hackers confirman que su última serie de ataques les ha dado acceso a las imágenes de drones de las protestas y a bases de datos de vigilancia de teléfonos móviles del Ministerio del Interior, pasaportes, vehículos y más. También aseguran que han accedido a las grabaciones de audio de los servicios de emergencia y a los vídeos de las cámaras de vigilancia y de velocidad de las carreteras, así como de las celdas de aislamiento donde se encuentran los detenidos.

Los hackers explican que su intención es socavar el régimen en todos los niveles. "Tenemos un plan estratégico que incluye ciberataques para paralizar al máximo las fuerzas de seguridad, sabotear los puntos débiles en la infraestructura y ofrecer protección a los manifestantes", detalló el portavoz.

"El hackeo es importante porque demuestra que el régimen no es tan imparable e imbatible como se presenta", opina el analista político del Carnegie Moscow Center Artyom Shraibman. "Muestra la debilidad de su sistema. Anima a los manifestantes. Muchas personas de la oposición han visto estas filtraciones con alegría y con una sensación de victoria".

Los hackeos se habían anunciado previamente en Current Time y Bloomberg.

"No tenemos hackers profesionales"

Los Ciberpartisanos de Bielorrusia destacan que no son hackers criminales, sino empleados del sector tecnológico que no pueden quedarse más tiempo al margen. El portavoz del grupo afirma que cuatro personas realizan los "hackeos éticos reales", mientras que los otros brindan apoyo, análisis y procesamiento de datos. Confesaron a MIT Technology Review: "No tenemos a ningún hacker profesional. Todos somos especialistas en TI y algunos en ciberseguridad, y hemos ido aprendiendo sobre la marcha".

El exdiplomático bielorruso que actualmente trabaja con el Consejo Europeo de Relaciones Exteriores Pavel Slunkin cree que los partisanos reflejan la importancia de la industria tecnológica para el país.

"Los bielorrusos que trabajan en tecnología no quieren solo un impacto económico, sino transformarlo en influencia política"

"Los bielorrusos que trabajan en tecnología no quieren solo un impacto económico, sino transformarlo en influencia política", opina. "Este tipo de personas tienen casas, coches y todo, pero no pueden elegir su propio futuro, y por eso han decidido participar en la vida política. Han tenido un papel muy importante, si no el más importante, en lo que sucedió en Bielorrusia en 2020".

En el período previo a la campaña electoral del año pasado, el candidato de la oposición Viktor Babariko reclutó a varios expertos en tecnología. Fue arrestado y sentenciado a 14 años de prisión por corrupción en un juicio que los críticos consideraron una "farsa".

"Cuando Babariko fue encarcelado, el movimiento de protesta parecía destruido", recuerda Slunkin. "Fue el punto de partida para las personas que intentan oponerse al régimen, no en las calles, sino donde se sienten más fuertes y más seguros que el Gobierno".

El Gobierno bielorruso culpó de los ataques a los "servicios especiales extranjeros".

"El hackeo más amplio imaginable"

El control férreo de Lukashenko sobre los medios y la información dentro de Bielorrusia ha obligado a los opositores políticos a pasarse a apps como Telegram, que son más difíciles de bloquear o regular. El canal de los hackers de Telegram tiene más de 77.000 suscriptores.

Sus publicaciones más recientes incluyen una grabación de una conversación entre dos altos funcionarios de la policía bielorrusa del 8 de agosto de 2020, el día antes de las elecciones presidenciales. En la grabación, el jefe adjunto de la policía de Minsk (Bielorrusia) y su subordinado analizan las detenciones "preventivas" de los manifestantes y de los principales opositores políticos. Sus objetivos incluyen a las personas que trabajaban para la líder de la oposición Sviatlana Tsikhanouskaya.

Si los ciberpartisanos cumplen sus promesas y amenazas, este podría convertirse en el hackeo más amplio que jamás haya experimentado un país. "En cuanto un posible futuro enjuiciamiento de las personas que cometieron delitos en nombre del régimen, como perseguir a la oposición, estas bases de datos hackeadas podrían usarse para los tribunales e investigaciones", resalta Shraibman. Una coalición internacional de organizaciones de derechos humanos está investigando y documentando la tortura y otras violaciones de derechos humanos para responsabilizar al régimen de Lukashenko por los crímenes cometidos desde que comenzaron las protestas electorales de 2020.

Cuando el enorme alcance de la operación se hizo evidente para el mundo occidental, un experto lo calificó como "el más amplio hackeo imaginable de un estado". Pero el impacto del hackeo, como tantas otras cosas en Bielorrusia, sigue sin estar claro.

Shraibman confiesa: "Sinceramente, no sé qué vendrá después. Bielorrusia es muy volátil políticamente. Lukashenko, por supuesto, ha logrado reprimir las protestas callejeras, y eso está claro. Pero sigue estando en una posición vulnerable a nivel internacional y económico. Sigue provocando a todos los demás actores internacionales. No puede evitar escalar y sigue escalando. Eso puede llevarnos a un lugar muy oscuro y peligroso".

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