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MS Tech | CDC, Unsplash

Tecnología y Sociedad

Qué información de la COVID-19 debemos consumir: lenta y con contexto

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Dado que la pandemia cambia tan rápidamente, existe una manera mejor de obtener y compartir las noticias. Acudir a las fuentes locales, buscar historias complejas y ser conscientes de que las recomendaciones pueden cambiar según nuevos descubrimientos son algunas de las claves para no recelar de los medios, de las autoridades y de los científicos

  • por Mia Sato | traducido por Ana Milutinovic
  • 03 Septiembre, 2021

A principios de agosto, en EE. UU, los sueños de un buen verano para los vacunados se habían desvanecido cuando la variante delta generó un aumento de los casos de COVID-19 el país. Justo cuando muchos pensaban que la situación no podía empeorar, los medios informaron de una nueva cepa que denominaron "delta plus". Ese nombre resultó ser engañoso: delta no se había vuelto más amenazante y las variantes del virus evolucionan naturalmente. Pero eso no importaba: las noticias se difundían de todos modos, al igual que los memes y las publicaciones de pánico en las redes sociales.

Las historias de "porno mutante" demasiado ansiosas son solo un pequeño subconjunto de la cobertura de noticias sobre la COVID-19, pero representan un problema mayor con el que he luchado a lo largo de mi propio trabajo sobre la pandemia: resulta difícil hacer buenos reportajes sobre la enfermedad. Como lectora de noticias, también he estado del otro lado como todos los demás: las noticias confusas o engañosas pueden causar caos y más confusión cuando la mejor información va cambiando con regularidad.

Navegar por el ciclo de noticias sobre la COVID-19 es agotador, incluso imposible, sin una cierta comprensión de cómo se crean las noticias. Esto es lo que intento recordar cuando busco respuestas.

Cuidado con el complejo industrial "espantoso"

"Doble mutante", "la variante del fin del mundo" e incluso "el diablo" son solo algunos de los términos que se han utilizado para describir las variantes emergentes de la COVID-19. Pero los expertos que estudian el virus aseguran que la atención prematura de los medios prestada a cada nueva variante puede distraer de los mensajes más importantes, como la eficacia de las vacunas.

La investigadora principal del Centro Johns Hopkins (EE. UU.) sobre la Seguridad de la Salud, Gigi Kwik Gronvall, explica que cuando ve las noticias sobre variantes que suenan aterradoras como "delta plus", intenta rechazar la insinuación de que estamos lidiando con una nueva bestia. Resalta: "las variantes no son mágicas. Lo mismo que hacíamos para mitigar la primera versión es lo que hacemos para las versiones alfa, beta, gamma, delta".

Es cierto que el aumento de la transmisibilidad de la variante delta ha obligado a muchos gobiernos a restablecer el distanciamiento y el uso obligatorio de mascarillas. Pero si vemos un titular como "Cómo saber si tiene la variante delta", debemos ser conscientes de que, al fin y al cabo, es una forma poco útil de pensar en esas cosas. En EE. UU., al menos, la secuenciación genética se utiliza principalmente para una vigilancia más amplia, no para cada caso. Eso significa que la mayoría de las personas que contraen la COVID-19 nunca sabrán qué variante tuvieron, según Kwik Gronvall. Y de cualquier manera, los médicos tratan todas las variantes de la misma forma.

"Si esta pandemia hubiera ocurrido hace 10 años, no hubiéramos tenido esta conversación. Nos mantendríamos enfocados en 'Las vacunas funcionan, vamos a vacunarnos'"

Gigi Kwik Gronvall de Johns Hopkins

La experta señala que a veces, los medios de comunicación que escriben sobre las variantes del virus están "diciendo que el teatro está en llamas", pero se olvidan de "informar a la gente de dónde están las salidas de ese teatro y cómo llegar hasta ahí".

¿Por qué? Una razón es que las historias "aterradoras" producen clics, y muchos medios dependen de los anuncios digitales, que generan dinero en función del tráfico. Opina: "Siempre le digo a la gente que, si esta pandemia hubiera ocurrido hace 10 años, no hubiéramos tenido esta conversación. Estas variantes aparecerían en un artículo 10 años después y nadie les prestaría mucha atención. Nos mantendríamos enfocados en 'Las vacunas funcionan, vamos a vacunarnos'".

La información cambia y eso está bien

El proceso de descubrimiento científico no avanza al mismo ritmo que el ciclo de noticias tan acelerado y en constante agitación. Tampoco puede responder a las preguntas de la gente sobre cómo sobrevivir a la pandemia. Los lectores se preguntan: ¿debería desinfectar los productos de alimentación? ¿cuál es el riesgo de tomar el metro? ¿podría contraer la COVID-19 prolongada incluso después de vacunarme? Las preguntas de este tipo no siempre tienen respuestas fáciles o buenas, y los expertos con los que hablé creen que comunicar las incógnitas al público ha sido un desafío.

Pero como se trata de una enfermedad nueva, los científicos y las autoridades de salud pública están aprendiendo en tiempo real, y, más de un año y medio después, el conocimiento sobre algunos temas clave como la inmunidad y la COVID-19 prolongada aún está evolucionando. Los científicos a menudo buscan respuestas al mismo tiempo que el resto de la gente, pero eso no siempre resulta claro para las personas comunes, que suelen esperar información inmediata y fidedigna.

"Una de las cosas que [las autoridades de salud pública] no estaban haciendo siempre y que deberíamos ver en el futuro es comunicar sobre la incertidumbre", considera la directora de investigación técnica del Observatorio de Internet de la Universidad de Stanford (EE. UU.), Renée DiResta.

Esta falta de claridad, y a veces la contradicción, en los mensajes de salud pública puede filtrarse a la prensa y crear un vacío donde la información engañosa o no verificada puede empeorar y propagarse, según DiResta. "Ese vacío lo puede llenar cualquiera que tenga una opinión", añade.

Todos esos mensajes contradictorios, combinados con la realidad de los plazos científicos muy lentos, pueden intensificar la desconfianza. En vez de ver los cambios en los consejos oficiales como señales de que las autoridades sanitarias están respondiendo a los nuevos datos de manera responsable, es fácil para la sociedad creer que esas autoridades y los medios se equivocaron de nuevo, por ejemplo, cuando los CDC (Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de EE. UU.) cambiaron sus instrucciones sobre el uso de las mascarillas. Los actores con motivaciones políticas se aprovechan de esa desconfianza. Los titulares llamativos y los tuits engañosos de los medios de comunicación respetables, o las predicciones de los periodistas mediocres, se pueden reutilizar en los memes "gotcha" que los influencers hiperpartidistas de EE.UU. utilizan para seguir minando la confianza en los medios.

"Las entidades como [la web conservadora] Newsmax aprovecharán cualquier oportunidad para encontrar un hecho mal informado o modificado en una transmisión de CNN", resalta DiResta.

Las autoridades de salud pública (y los periodistas que escriben sobre lo que dicen y hacen esas autoridades) necesitan un mejor sistema para comunicar lo que aún no sabemos y explicar que las recomendaciones podrían cambiar sobre la base de nueva información. DiResta aboga por tratar la salud pública como una especie de Wikipedia, donde la evolución del conocimiento científico y del debate es pública y transparente, y una amplia variedad de expertos pueden contribuir con lo que saben. "Nunca volverá la forma antigua de tomar una decisión en algún cuarto trasero y presentar un consenso unificado a un público confiado", opina DiResta. "Ese modelo se ha acabado".

"Si los periodistas dedicaran menos tiempo a este día a día, dato por dato, y más tiempo a desarrollar estas historias complejas y matizadas, estaríamos haciendo un servicio público mucho mejor"

Erika Check Hayden, UC Santa Cruz

Ya vemos ese tipo de intercambio científico en las redes sociales entre los investigadores, los expertos en salud pública y los médicos. La periodista científica y directora del programa de comunicación científica de la Universidad de California en Santa Cruz (EE. UU.), Erika Check Hayden, cree que los periodistas deben recordar hacer su debida diligencia con este mayor acceso a la deliberación científica.

"Puede ser informativo, desde la perspectiva de un periodista, si se comprende [cómo los expertos] descubren lo que está pasando", destaca. "Lo que no ayuda es si se aferran a eso en un momento dado y lo retratan como una especie de conclusión".

Eso es un buen consejo también para el lector medio.

Céntrese en lo que es más útil

Entonces, ¿cómo encontrar noticias fiables que parecen relevantes para nuestra vida? Una opción es comprobar las fuentes, especialmente las locales, que no se centran exclusivamente en las noticias del día a día. Los reportajes que contextualizan los números diarios que vemos probablemente sean más útiles que una serie interminable de historias que solo recitan los datos ofrecidos.

South Side Weekly, el periódico sin ánimo de lucro con sede en Chicago (EE. UU.), ofrece un ejemplo para algo diferente. The Weekly cubre las noticias del lado sur de Chicago, un área de mayoría no blanca. El periódico, formado en gran parte por voluntarios, creó el ChiVaxBot, una cuenta de Twitter automatizada que comparte dos mapas uno al lado del otro cada día: las tasas de vacunación contra la COVID-19 por código postal y las tasas de mortalidad por la COVID-19 por código postal. En vez de mostrar una imagen de los datos de un día, las actualizaciones diarias muestran un patrón a lo largo del tiempo. Debido a este seguimiento lento y constante, el sistema dio la alarma sobre las disparidades en la vacunación: las áreas de mayoría negra y latina mostraban altas tasas de fallecidos, pero bajas tasas de vacunación, algo que continúa hasta la actualidad.

Los datos también se pusieron en contexto cuidadosamente.  Una de las creadoras del bot Charmaine Runes escribió varios textos con explicaciones compartiendo sus fuentes de datos, hallazgos clave y el contexto, como los esfuerzos de toda la ciudad centrados en la equidad.

"La ciudad publica una gran cantidad de datos, pero no siempre de maneras útiles para las personas", resalta Runes. "Se convirtió en la responsabilidad de los medios hacer una parte de ese trabajo interpretativo y decirle a la gente: 'Esto es a lo que hay que prestar atención'".

The Weekly no busca en otros medios las señales sobre lo que deberían cubrir. En cambio, sus textos reflejan las preocupaciones de las personas a las que el periódico espera servir, e indagan más allá de la superficie, según la editora en jefe Jacqueline Serrato, que opina: "Creo que algo de lo que carecen los medios de comunicación en general es de que tienden a dejar de lado el contexto histórico. Suelen dejar de lado un análisis de clase o de la dinámica de poder. Ofrecen los hechos concretos, pero rara vez especifican cómo estos hechos van a influir en nuestra vida diaria".

Check Hayden considera que a menudo los enfoques más lentos y matizados de las noticias pueden servir mejor a las personas, especialmente dado el ritmo de la ciencia fiable. Señala: "Si nosotros, como periodistas, dedicamos menos tiempo a este día a día, dato por dato, y más a desarrollar estas historias complejas y matizadas, estaríamos haciendo un servicio público mucho mejor".

Disminuir la velocidad puede parecer contradictorio, ya sea para los lectores desesperados que buscan malas noticias o para los periodistas que buscan su próximo titular. La pandemia cambia rápidamente (los casos pueden aumentar mucho en solo unos días) y la información más reciente siempre parece urgente e importante. Pero he notado algo durante mi trabajo del año pasado: más lento puede ser mejor. Las personas con las que he hablado sobre la COVID-19 durante muchos meses a menudo describen las redes, los sistemas y las relaciones que deben existir para que las respuestas de emergencia sean exitosas, ya sea para ganar la confianza en las vacunas, apoyar el acceso a la atención médica en las comunidades desatendidas, o conseguir la comida y ayuda para el alquiler para todos los que lo necesiten. 

Un trabajador sanitario de Chicago con quien hablé en febrero, Ali Khan, describió la construcción de esos sistemas como un "trabajo lento". Podría ser el tipo de enfoque persistente y reflexivo del que los lectores y periodistas pueden aprender, en una pandemia que no terminará pronto.

*Este reportaje forma parte del Proyecto de Tecnología Pandémica, elaborado con el apoyo de la Fundación Rockefeller.

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