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Tecnología y Sociedad

Las 'apps' de comida a domicilio en China colapsan en el confinamiento

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Los servicios de entrega de comida a domicilio se han convertido en un salvavidas para los habitantes de Shanghái, pero ¿podrá sobrevivir este sector cuando acabe el confinamiento?

  • por Zeyi Yang | traducido por Ana Milutinovic
  • 09 Mayo, 2022

Medianoche, 6:00, 8:00, 8:30, 9:00 de la mañana: estas horas están grabadas en la mente de Queeny Song, joven de 24 años que vive en Shanghái. En abril, Song tuvo que sacar su teléfono en estas cinco horas cada día durante más de una semana para actualizar una app diferente de entrega de comida a domicilio. ¿El motivo? Intentar obtener un espacio para realizar el pedido que resultaba tan difícil de conseguir.

Durante el actual confinamiento de un mes que están viviendo en Shanghái, estas apps de comida a domicilio se han convertido en salvavidas para los ciudadanos encerrados. Desde que comenzó el confinamiento, Song afirma que entre el 60% y el 70% de sus alimentos fueron comprados a través de las apps online. Sin ellas, Song se habría quedado sin comida.

El confinamiento en Shanghái es la última etapa de una montaña rusa de dos años para el sector de la comida a domicilio en China. Su ascenso, caída y nuevo auge ha reflejado el endurecimiento y la relajación de las restricciones por la covid-19 de China: apps como Dingdong, Hema de Alibaba y Maicai de Meituan han tenido problemas cuando los confinamientos se relajaban.

Mientras China continúa con su estrategia de cero covid-19, las duras medidas de confinamiento le han dado a esta industria otra oportunidad de brillar después de un año de rendimientos comerciales decepcionantes. Otra cuestión es si seguirá teniendo éxito cuando las cosas vuelvan a la normalidad.

El auge y la caída de las tiendas de comida online

Alrededor de 2015, las empresas tecnológicas chinas, incluida Alibaba, empezaron a experimentar con las ideas de incorporar compras de comida en el próspero panorama del comercio electrónico del país. No fue hasta 2018 y 2019 cuando este sector empezó realmente a despegar, con docenas de start-ups compitiendo por la atención e inversiones. Pero el crecimiento fue modesto; había muchos fracasos de este tipo de start-ups.

El primer confinamiento nacional en China, en los primeros meses de 2020, impulsó el crecimiento real de este sector. Cuando los chinos comenzaron a lidiar con lo que significaba quedarse en casa, confiaron en estas apps (la mayoría de las cuales se lanzaron en 2018 y 2019) para recibir sus pedidos.

Pronto se convirtió en una de las nuevas industrias tecnológicas más populares de China, con financiación de capital de riesgo a raudales y gigantes tecnológicos como DiDi y Meituan ansiosos por formar parte. Un informe de McKinsey de febrero de 2021 predijo que "las compras de comida online probablemente serían uno de los sectores de consumo más reclamados y polémicos en China en 2021".

Y así fue, ya que los actores en el mercado no tenían miedo de gastar: según un directivo anónimo de la ahora desaparecida empresa Chengxin Youxuan, el brazo del comercio electrónico de DiDi, citado en la publicación de negocios china Caixin, "El mercado alcanzaba al menos 10.000 millones de yuanes (1.570 millones de dólares o 1.488 millones de euros) cada mes". Las start-ups Dingdong y MissFresh se presentaron el mismo día para cotizar en bolsa de Estados Unidos. En junio de 2021, competían para ser la primera empresa china de comida online que cotiza en bolsa.

Pero las cosas empezaron a empeorar el año pasado. A pesar del bombo y del dinero, estas empresas tenían dificultades para obtener ganancias a medida que los confinamientos se reducían y la gente simplemente volvía a comprar directamente en persona y no online. Lo que es peor, quedaron atrapadas en la nueva lucha de China contra el comportamiento antimonopolio. El Gobierno chino se apresuró a imponer multas y publicar editoriales que cuestionaban el valor de esta industria.

Como resultado, start-ups que antes fueron prometedoras y grandes empresas tecnológicas decidieron reducir sus planes de expansión, implementar despidos masivos o declararse en bancarrota. DiDi y Ele.me, dos empresas tecnológicas exitosas que habían apostado por la compra de alimentos online como su nuevo motor de crecimiento, han decidido desactivar esos servicios. Al menos dos start-ups más de compra de comida online han cerrado sus negocios en el último año.

Pero, los últimos confinamientos le están dando a esta industria una segunda oportunidad. Con otras ciudades chinas como Beijing y Hangzhou que también sufren confinamientos inminentes, millones de personas han vuelto a descargar estas apps y confían en ellas a diario. De hecho, a principios de abril la app de Dingdong subió al tercer lugar en la lista de aplicaciones gratuitas de la App Store en China.

La batalla diaria

Aunque los habitantes más afortunados de Shanghái pueden recibir paquetes únicos de comida gratuita de sus empleadores o gobiernos locales, la mayoría de las personas, como Song, necesitaban encontrar una manera de comprar sus propios alimentos. Algunos formaron grupos vecinales a través de apps de mensajería, para recoger los pedidos de todos y comprar al por mayor directamente de las granjas o fábricas de alimentos cercanas.

Pero Song se dio cuenta pronto de que comprar comida con todos sus vecinos significaba que no podía tomar sus propias decisiones. Ella vive en un barrio residencial antiguo donde más de tres cuartas partes son personas mayores o familias con niños. Mientras que sus vecinos hacían pedidos de tamaño familiar de, por ejemplo, cinco kilos de carne de cerdo, a Song le haría falta una eternidad para poder consumir eso.

La única alternativa para ella son las apps de comida, y por esa razón actualiza frenéticamente Dingdong, Hema y Meituan Maicai todos los días para poder entrar.

Pero con el confinamiento interrumpiendo la cadena de suministro de muchos productos, incluidos alimentos, realizar un pedido a través de esas apps requiere suerte y dedicación. Como los compradores que esperan para que se abran las puertas de las tiendas en el Black Friday, los habitantes de Shanghái acuden en masa a las apps en el momento designado para tratar de comprar todo lo que puedan antes de que se agoten las existencias en unos segundos. Eso puede ser estresante y frustrante.

Li, una consultora en Shanghái que solo usa su apellido porque quiere permanecer en el anonimato, también se levantaba temprano todas las mañanas durante una semana para probar suerte con hasta seis apps diferentes. Pero no logró realizar ni un solo pedido durante el confinamiento, mientras que su madre, que vivía bajo el mismo techo, consiguió tres. Una vez Li pidió alimentos por valor de cientos de RMB en el carrito de la compra; sin embargo, cuando llegó a la pasarela de pago, lo único que quedaba en stock era una bolsa de chuches.

"Debido al aumento explosivo de la demanda de los usuarios de Shanghái, la experiencia de compra sin duda será diferente a como era en los tiempos normales. La tasa de éxito para realizar pedidos será baja", aseguró la app de comida Dingdong en una respuesta enviada por correo electrónico a MIT Technology Review. "En esta situación, nuestro principio de producto es priorizar la imparcialidad". La empresa afirma que es por eso que repone su stock a la misma hora todos los días y cada vez aprueba una parte aleatoria de los pedidos.

La forma en la que este sector aborde estos problemas podría determinar cómo será su situación cuando la vida vuelva a la normalidad. ¿Podrá mantener a estos nuevos usuarios cuando las personas puedan volver a acudir a sus supermercados cercanos? Resulta difícil saberlo. Pero los inversores ya no son tan optimistas como en 2020 y es probable que los usuarios estén divididos.

Song resalta que mantendrá apps como Dingdong y JD instaladas en su teléfono, porque está agradecida de que le hayan proporcionado alimentos a ella y a otras personas durante un tiempo aterrador.

Li, que también vive en Shanghái, piensa de forma diferente. "Sigue siendo mi segunda opción. Solo compro ahí porque no puedo hacerlo de otra manera", destaca Li. "Después de la pandemia, estoy segura de que no las usaré más".

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