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Embalse del río Niágara.

GABRIELA BHASKAR

Cambio Climático

Cambio climático y caos energético: los costes de la 'cripto-minería'

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Entre la subida del precio de la electricidad y los crecientes costes climáticos, las granjas de criptomonedas están pasando factura a muchas comunidades

  • por Lois Parshley | traducido por Ana Milutinovic
  • 20 Mayo, 2022

Si usted, en 2017, hubiera apostado y comprado una moneda digital relativamente nueva llamada Bitcoin, hoy en día usted sería multimillonario. Pero mientras que esta industria ha proporcionado ganancias inesperadas para algunos, las comunidades donde se ha instalado han tenido que pagar un precio.

Las criptomonedas se crean mediante ordenadores que resuelven complicadas ecuaciones matemáticas, un proceso que despegó después de que la empresa china Bitmain comenzara en 2016 a vender una máquina con circuitos integrados para esta aplicación que permitieron realizar esta computación especializada mucho más rápido. "Casi de la noche a la mañana, empezó la carrera armamentística de la ‘cripto-minería’", explica desde Plattsburgh (Nueva York) Colin Read, profesor de Economía y Finanzas de la Universidad Estatal de Nueva York.

Cada transacción de Bitcoin consume 1.173 kilovatios-hora

Mucha gente empezó a buscar fuentes de energía baratas para poner en marcha grandes granjas mineras de Bitcoin utilizando estos circuitos. La criptomoneda devora electricidad; cada transacción de Bitcoin consume 1.173 kilovatios-hora, más de lo que usa el estadounidense promedio en un mes. En 2020, la ‘cripto-minería’ mundial requirió más energía que toda Suiza. Anteriormente, Plattsburgh tenía la energía más económica de Estados Unidos, gracias a la energía hidroeléctrica barata que produce la Autoridad de Energía de Nueva York (NYPA) a través del río Niágara.

No pasó mucho tiempo hasta que la filial de la popular empresa minera Coinmint alquilara una tienda de Family Dollar en Plattsburgh. El inspector de edificios de la ciudad, Joe McMahon, recuerda que el hombre que firmó el contrato de arrendamiento, Prieur Leary, quería que todo se hiciera rápido. "De la noche a la mañana, quería tener electricidad", recuerda McMahon, que añade que aquello les generó cierto nerviosismo, "aunque aún no sabíamos el riesgo".

Coinmint llenó el edificio con servidores, que funcionaban las 24 horas del día. Cuando los mineros de criptomoneda quisieron expandirse a un centro comercial cercano, el gerente del departamento de alumbrado municipal de Plattsburgh, Bill Treacy, les respondió que tendrían que invertir 140.000 dólares (133.150 euros) en nueva infraestructura. Para su sorpresa, eso no les desanimó. Pronto, la empresa consumía regularmente más de 10 megavatios, la energía suficiente para unos 4.000 hogares.

Otros mineros rápidamente siguieron su ejemplo. Treacy recuerda que un interesado llamó para ver si podía obtener cinco gigavatios. "Le dije: '¡Eso es una cuarta parte de lo que usa todo el estado de Nueva York en un día normal!". Plattsburgh pronto empezó a recibir grandes solicitudes de minería cada semana.

Foto: En 2018, Plattsburgh recibía solicitudes para instalar grandes granjas de criptomonedas cada semana. Créditos: Gabriela Bhaskar.

En enero de 2018, hubo una ola de frío. La gente subió la calefacción y enchufó sus calefactores. La ciudad pronto superó su cuota de energía hidroeléctrica, lo que la obligó a comprar energía en otros lugares a precios mucho más altos. McMahon recuerda que la factura de la luz de su casa en Plattsburgh aumentó entre 30 y 40 dólares (28 y 38 euros) al mes. "La gente percibía que había un problema, pero no sabía a qué atribuirlo", recuerda McMahon.

Cuando terminó el largo invierno, los vecinos notaron una nueva alteración: los servidores de minería producen una cantidad extrema de calor, lo que requiere una gran ventilación para evitar los apagones. Esos ventiladores generaban un silbido constante de alta frecuencia, explica McMahon, "como un avión de motor pequeño que se prepara para despegar". No eran solo los decibelios, sino el tono: "Es como un dolor de muelas que no desaparece". Carla Brancato vive al otro lado del río frente a Zafra, la empresa de hosting y minería de criptomonedas propiedad de Ryan Brienza, residente de Plattsburgh. Carla asegura que su apartamento estuvo años vibrando a causa del ruido, como si alguien estuviera pasando la aspiradora constantemente en la planta de arriba.

Foto: "Estoy a favor del desarrollo económico", resalta el profesor de economía y finanzas en SUNY de Plattsburgh Colin Read, "pero la operación minera más grande ofrece menos empleos que un nuevo McDonald's". Créditos: Gabriela Bhaskar.

Al mismo tiempo, la naturaleza automatizada de estos servidores implicaba que las nuevas minas generasen pocos empleos locales. "Estoy a favor del desarrollo económico, pero la operación minera más grande tiene menos empleos que un nuevo McDonald's", señala Colin Read. Plattsburgh no tiene el impuesto sobre los alquileres la ciudad, y la mayoría de los mineros alquilan sus edificios, lo que significa que no pagan impuestos sobre la propiedad. Elizabeth Gibbs, concejala de la ciudad, se sorprendió cuando fue a visitar una de las instalaciones. "Me quedé impresionada por el calor que hacía. Tanto calor y tanto ruido", recuerda, para describir, a continuación, un almacén lleno de cientos de servidores en estanterías, conectados por cables parecidos a cordones umbilicales, con puertas y ventanas abiertas de par en par para dejar entrar el aire fresco.

Foto: Desde que se puso en marcha, Coinmint consumía regularmente más de 10 megavatios, energía suficiente para unos 4.000 hogares. Créditos: Gabriela Bhaskar.

Read, quien se convirtió en alcalde en 2017, decidió imponer una moratoria a las nuevas granjas de criptomonedas hasta que la ciudad pudiera decidir qué hacer. Primero, la Comisión de Servicios Públicos de Nueva York creó una cláusula adicional a su normativa que exige que los usuarios de elevada densidad energética paguen tarifas más altas. También requería que las ‘cripto-empresas’ pagaran la infraestructura especializada por adelantado y depositaran una fianza para garantizar el pago de sus facturas. Basándose en dos meses de uso de electricidad, la fianza de Coinmint fue de cercana al millón de euros. La empresa pasó dos años presentando apelaciones ante el Departamento de Servicios Públicos del Estado de Nueva York. "Al final, perdió", señala Treacy.

Más tarde, Plattsburgh actualizó sus normas de edificación y reglamentos sobre el ruido. (Como empresa ya consolidada, Coinmint acordó voluntariamente colaborar con la ciudad).

Brienza, por su parte, no cree necesaria la moratoria. "La ciudad pudo haber atraído muchos negocios", indica. Las nuevas instalaciones de Zafra han hecho de la reducción del ruido una prioridad, según añade. Brancato afirma que después de que la ciudad insistiera el verano pasado que Zafra apagara sus ventiladores, su casa por fin está tranquila.

Plattsburgh ha vuelto a aceptar nuevas solicitudes de minería de criptomonedas. Sin embargo, con las nuevas regulaciones vigentes, han visto poco interés. En cambio, la minería ha aumentado en la cercana ciudad de Massena, donde Coinmint firmó un contrato de arrendamiento a largo plazo para una antigua fábrica de aluminio de Alcoa. En 2021, Massena también paralizó los nuevos negocios asociados con la ‘cripto-minería’. "Nuestro objetivo no es evitar esos negocios, sino asegurarnos de que el carácter y la seguridad de nuestra ciudad estén protegidos", escribió un miembro de la Junta de Gobierno Local en un comunicado enviado por correo electrónico.

Según un estudio reciente, de 2016 a 2018, la ‘cripto-minería’ en el norte del estado de Nueva York incrementó las facturas anuales de electricidad en alrededor de 165 millones de dólares (157 millones de euros) para las pequeñas empresas y 79 millones de dólares (75 millones de euros) para los ciudadanos. "Obviamente, si eres un inversor, ves el valor de las criptomonedas. Pero yo, viviendo en esta comunidad, no lo veo", señala McMahon,

Matteo Benetton, economista y profesor de la Escuela de Negocios Hass de la Universidad de California en Berkeley afirma que la ‘cripto-minería’ puede deprimir las economías locales. En lugares con suministros de electricidad fijos, estas operaciones absorben la capacidad de la red, lo que puede provocar escasez de suministro, racionamiento y apagones. Incluso en los sitios con amplio acceso a la energía, como el norte del estado de Nueva York, la minería puede desplazar a otras posibles industrias que podrían haber empleado a más personas. "Si bien existen beneficios privados, a través del mercado de la electricidad, también hay costes sociales", resalta Benetton.

Estos impactos se están sintiendo en todo el país. Benetton señala que existen fuertes incentivos del beneficio para mantener la mayor cantidad posible de servidores en funcionamiento, pero pide una mayor transparencia en el uso de energía de estas empresas. Esa no es una opinión popular dentro de esta industria. Pero, Benetton cree que "si realmente lo hicieran bien, no deberían tener miedo de divulgar los datos".

Actualmente, el Gobierno federal de EE UU no controla el consumo de energía de las criptomonedas, pero el presidente de la Comisión de Bolsa y Valores, Gary Gensler, reconoce que existen lagunas en la regulación. En un discurso de 2021 en el Aspen Security Forum, se refirió a la industria como "el salvaje oeste".

Mientras la minería sea tan rentable, advierte Read, las ‘cripto-prohibiciones’ solo trasladan el daño a nuevas ubicaciones. Cuando China prohibió las granjas de criptomonedas en 2021 para lograr sus objetivos de reducción de carbono, esas operaciones aumentaron en otros lugares como Kazajstán, donde la electricidad proviene principalmente del carbón. Como resultado, según un estudio reciente, el uso de energía renovable de Bitcoin se redujo a la mitad entre 2020 y 2021, hasta un 25 %.

A pesar de que esta industria invierte en energía renovable, su consumo la convierte en un importante contribuyente de las emisiones de carbono.

Read descarta las promesas de que las inversiones verdes o una mayor eficiencia pueden resolver este problema. En un reciente informe, Read estimó que el uso de energía de las criptomonedas subirá otro 30% para finales de la década, lo que implica 32,5 millones de toneladas métricas adicionales de CO2 al año. Mientras suba el precio de Bitcoin, aumentarán las recompensas de la minería, y eso estimulará el uso de la energía, explica Read, que se refiere a esta situación como "el dilema del Bitcoin".

Esos 32 millones de toneladas métricas de dióxido de carbono empeorarán aún más la crisis climática, independientemente de si las emisiones provienen del norte del estado de Nueva York o de Kazajstán. "Todos sufrimos esas consecuencias", concluye Read.

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