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Inteligencia Artificial

Google responde a ChatGPT con su propia IA conversacional: Bard

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Bajo la presión de sus rivales, Google está actualizando la forma en que buscamos información al introducir un complemento en su motor de búsqueda

  • por Will Douglas Heaven | traducido por
  • 23 Marzo, 2023

Google ha lanzado Bard, en respuesta a ChatGPT, el gigante tecnológico de OpenAI, y Bing Chat de Microsoft. Aunque, a diferencia de Bing Chat, Bard no consulta los resultados de las búsquedas, sino que toda la información que devuelve la genera el propio modelo. Pero está diseñado para ayudar a los usuarios a generar ideas y responder consultas. Google quiere que Bard se convierta en una parte integral de la experiencia de su motor de búsqueda.

En una demostración en directo que Google hizo este 20 de marzo en sus oficinas de Londres, Bard propuso ideas para una fiesta de cumpleaños infantil con temática de conejitos y dio muchos consejos para cuidar plantas de interior. "Lo vemos como un colaborador creativo", afirma Jack Krawczyk, director de producto de Google.

Con este lanzamiento, Google se la juega. Microsoft se asoció con OpenAI para intentar arrebatarle a Google el primer puesto en las búsquedas. Mientras tanto, Google metió la pata nada más empezar. En un vídeo de presentación de Bard publicado en febrero, se mostró al chatbot cometiendo un error factual. El valor de Google cayó 100.000 millones de dólares (92.700 millones de euros) de la noche a la mañana.

Google no va a dar muchos detalles sobre el funcionamiento de Bard ya que los grandes modelos lingüísticos, la tecnología que sustenta esta oleada de chatbots, se han convertido en una valiosa propiedad intelectual. Lo que sí ha confirmado es que Bard se basa en una nueva versión de LaMDA, el principal modelo de lenguaje de gran tamaño de Google. Este afirma que actualizará Bard a medida que mejore la tecnología subyacente. Al igual que ChatGPT y GPT-4, Bard se perfecciona mediante el aprendizaje por refuerzo a partir de la opinión humana, una técnica que entrena un gran modelo lingüístico para dar respuestas más útiles y menos nocivas.

Google lleva unos meses trabajando en Bard a puerta cerrada, pero aún afirma que se trata de un experimento. Ahora, la empresa pone el chatbot a disposición gratuita de los usuarios de EE UU y el Reino Unido que se inscriban en la lista de espera. Estos primeros usuarios ayudarán a probar y mejorar la tecnología. Zoubin Ghahramani, vicepresidente de Investigación de Google, explica: "Recibiremos las opiniones de los usuarios y, en base a ellas, lo ampliaremos con el tiempo. Somos conscientes de todo lo que puede ir mal con los grandes modelos lingüísticos".

Sin embargo, Margaret Mitchell, jefa de ética en Hugging Face (start-up de IA), y antigua codirectora del equipo de ética para IA de Google, se muestra escéptica ante este planteamiento. Ya que Google lleva años trabajando en LaMDA, afirma que presentar a Bard como un experimento "es un truco de relaciones públicas que las grandes empresas utilizan para llegar a millones de clientes, al tiempo que se eximen de responsabilidad si algo sale mal".

Google quiere que los usuarios piensen en Bard como un compañero de la búsqueda de Google, no como un sustituto. Un botón situado bajo el widget de chat de Bard dice: "Búscalo en Google". La idea es animar a los usuarios a dirigirse a googlear para comprobar las respuestas de Bard, u obtener más información. "Es una de las cosas que nos ayudan a compensar las limitaciones de la tecnología", asegura Krawczyk.

"Queremos animar a la gente a explorar otros lugares, y confirmar hechos si no están seguros", comparte Ghahramani.

Este reconocimiento de los defectos de Bard también ha influido de otras maneras en el diseño del chatbot. Los usuarios solo pueden interactuar con Bard unas pocas veces por sesión, ya que, cuanto más tiempo participan los modelos lingüísticos en una sola conversación, más probabilidades hay de que alucinen. Por ejemplo, la mayoría de las respuestas extrañas del chat de Bing que la gente ha compartido en Internet surgieron al final de largas conversaciones.  

Google no confirmará cuál va a ser el límite de conversaciones para el lanzamiento, pero en la versión inicial será bastante bajo para así ajustarse en función de los comentarios de los usuarios.


Bard en acción

Google también pisa sobre seguro en cuanto a contenidos. Los usuarios no podrán pedir material sexualmente explícito, ilegal o perjudicial -según el juicio de Google- ni información personal. En mi demostración, Bard no me dio consejos sobre cómo hacer un cóctel molotov. Es algo habitual en esta generación de chatbots. Pero tampoco proporcionaría información médica como, por ejemplo, cómo detectar los síntomas del cáncer. "Bard no es médico, no va a dar consejos médicos", sostiene Krawczyk.

Quizás la mayor diferencia entre Bard y ChatGPT es que el primero produce tres versiones de cada respuesta, que Google llama "borradores". Los usuarios pueden hacer click entre ellos y elegir la respuesta que prefieran, o combinarlas. El objetivo es recordar a la gente que Bard no puede generar respuestas perfectas. "Cuando solo ves un ejemplo, produce una sensación de autoritarismo. Y sabemos que hay limitaciones en torno a la veracidad", dice Krawczyk.

En mi demostración, Krawczyk pidió a Bard que escribiera una invitación para la fiesta de cumpleaños de su hijo. Bard lo hizo, con la dirección de Gym World en San Rafael (California, EE UU). "Es un sitio por el que paso regularmente, pero no sabría decir su nombre. Ahí entra en juego la búsqueda de Google". Krawczyk lo googleó para asegurarse de que la dirección era correcta. Y lo era.

Krawczyk asegura que, por ahora, Google no quiere sustituir su motor de búsqueda: "Hemos pasado décadas perfeccionando esa experiencia". Pero esto puede ser más una señal de las limitaciones actuales de Bard que una estrategia a largo plazo. En su anuncio, Google afirma: "También vamos a integrar los LLM [modelo de procesamiento del lenguaje natural] en la búsqueda de una manera más profunda, en el futuro".

Puede que eso ocurra más pronto que tarde, ya que Google se encuentra en una carrera armamentística junto a OpenAI, Microsoft y otros competidores. "Van a seguir precipitándose, independientemente de si la tecnología está preparada. A medida que veamos cómo ChatGPT se integra en Bing y otros productos de Microsoft, Google se verá obligado a hacer lo mismo", afirma Chirag Shah, quien estudia las tecnologías de búsqueda en la Universidad de Washington (EE UU).

Hace un año, Shah escribió un artículo junto a Emily Bender, quien estudia los grandes modelos lingüísticos, también en la Universidad de Washington. En este señalaban los problemas de utilizar grandes modelos lingüísticos como motores de búsqueda. En aquel momento, la idea aún parecía hipotética, y a Shah le preocupaba que se hubieran extralimitado.

No obstante, esta tecnología experimental se ha integrado en los productos de consumo con una rapidez sin precedentes. "No preveíamos que esto fuera a suceder tan rápido, pero no tienen elección. Deben defender su territorio", afirma Shah.

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