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Keisy Plaza mira a su hija Arantza Plaza con decepción tras no conseguir una cita en la aplicación CBP One en Ciudad Juárez, México. ALICIA FERNÁNDEZ.

Tecnología y Sociedad

El nuevo muro fronterizo de EE UU es una 'app'

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CBP One se puso en funcionamiento en enero para fomentar una inmigración ordenada en la frontera sur de EE UU, pero puso obstáculos a las personas que más necesitan protección

  • por Lorena Rios | traducido por
  • 20 Junio, 2023

Unos minutos antes de las 9:00am de un día cualquiera de finales de marzo, Keisy Plaza (39 años), se apoyó contra un muro en la esquina de la avenida Juárez y la calle Gardenias en Ciudad Juárez. Es el último cruce entre México y El Paso (Texas). Por allí pasa un reguero de transeúntes camino del trabajo y otras actividades cotidianas que entrelazan ambas ciudades fronterizas.

Conocí a Plaza en un refugio pequeño y abarrotado, a pocos metros del muro fronterizo. Originaria de Venezuela, había abandonado su hogar en Colombia siete meses atrás. Recorrió con dos niños pequeños un tramo de casi 100 km de la densa y montañosa selva tropical, también las tierras pantanosas llamadas la Brecha del Darién. Así cruzó varios países a pie, o encima de vagones de tren, para llegar a este rincón. Su destino estaba a solo unos metros. Pero, en lugar de caminar hasta el puente que sirve de paso fronterizo oficial y pedir protección en EE UU, se quedó allí de pie, con su hija de 20 años. Ambas estuvieron pegadas a sus teléfonos, mientras su otra hija de siete años y su nieto de tres años lloraban pidiendo desayuno y atención. Durante semanas, Plaza ha intentado conseguir una cita con el Servicio de Aduanas y Protección de Fronteras (CBP, en inglés) para solicitar permiso de entrada en EE UU para su familia de cinco miembros. Hasta ahora, no ha tenido suerte: en todas las ocasiones se ha encontrado con errores de software y pantallas congeladas. Cuando se abren plazas, se llenan en cuestión de minutos.

Plaza no ha sido la única en toparse con este nuevo obstáculo para encontrar refugio en EE UU. A principios de 2022, el presidente Biden anunció que las personas que se encuentren en la frontera sur y quieran pedir asilo en EE UU primero deberán solicitar una cita para reunirse con un funcionario de inmigración a través de una aplicación móvil. La app, llamada CBP One, había sido utilizada desde 2020 por el Departamento de Seguridad Nacional (DHS, por sus siglas en inglés) de EE UU para permitir a los viajeros enviar su información por adelantado y acelerar la tramitación en un puesto de entrada. Pero en enero, el departamento amplió el uso de la app para incluir a personas indocumentadas que busquen protección contra la violencia, la pobreza o la persecución. En aquel momento, Alejandro N. Mayorkas, secretario de Seguridad Nacional, aseguró que estaba a punto de convertirse en "una de las muchas herramientas y procesos que esta Administración está proporcionando para que las personas busquen protección de una manera segura, ordenada y humana para reforzar la seguridad de nuestras fronteras".

Desde entonces, la app no ha hecho más que enquistarse. El 11 de mayo, el Gobierno de EE UU levantó las restricciones pertenecientes a la política de salud pública de la pandemia, denominada Título 42, que durante unos años permitió a las autoridades expulsar rápidamente a los inmigrantes de EE UU. CBP One, que desde enero se utilizaba para tramitar exenciones humanitarias a la policía, se mantuvo. Es una de las pocas vías legales que tienen las personas que buscan protección para entrar en EE UU. Se puede permitir su entrada si se les ha denegado el asilo en otro país, y existe un programa que permite a los solicitantes de Cuba, Haití, Nicaragua y Venezuela entrar directamente por avión. Mientras tanto, el DHS está endureciendo las consecuencias para quienes no utilicen estas vías. En virtud de una nueva normativa, quienes entren ilegalmente en EE UU no podrán solicitar asilo, salvo en contadas excepciones. La política restringe tanto las vías legales de entrada que muchos grupos que defienden los derechos de los inmigrantes en EE UU la han calificado como "prohibición de asilo".

"¿Te imaginas el coste psicológico que supone pensar todos los días, 'Quizá hoy sea el día'?"

Brian Strassburger.

Desde hace años, el número de migrantes y solicitantes de asilo que llegan a la frontera sur en busca de protección es superior a la cantidad de personas que el gobierno estadounidense puede procesar en los puestos de entrada. Suelen esperar en lugares precarios, en ciudades fronterizas como Ciudad Juárez, Tijuana, Reynosa y Matamoros, donde los albergues suelen estar al límite de su capacidad y los migrantes se exponen a secuestros, extorsiones y otros peligros. Muchas personas no tienen donde alojarse, ni agua corriente, electricidad, acceso a la educación o a programas formativos para los niños, ni garantía de una comida caliente. "México no lo reconoce como crisis humanitaria, pero es una crisis migratoria que requiere recursos, servicios y un plan de respuesta humanitaria", afirma Rafael Velásquez, director del Comité Internacional de Rescate para México, una organización que ayuda a personas afectadas por diferentes crisis en todo el mundo.

primer plano de un teléfono con el logotipo de Aduanas y Protección Fronteriza de EE. UU. visible en la pantalla sobre un código de error del sistema
Un migrante en un refugio improvisado en Ciudad Juárez, México, muestra un teléfono inteligente con la aplicación CBP One que funciona mal.

La aplicación añade una parada más, esta vez digital, en la ruta migratoria hacia EE UU. Salvo algunas excepciones, estas personas ya no pueden dirigirse a un funcionario de inmigración estadounidense en la frontera sur, ni entregarse después de cruzarla para solicitar protección. Ahora, deben pedir cita por internet para presentarse en la frontera si quieren que se respete su derecho, internacionalmente reconocido, a solicitar asilo en EE UU. Pero para muchas personas conseguir una cita ha sido tan difícil como comprar una entrada para un concierto de Taylor Swift en Ticketmaster.  

Nadie que utilice la app sabe cuánto durará la espera. A finales de mayo, hablé con Brian Strassburger, un sacerdote jesuita que visita refugios y campamentos de migrantes en Tamaulipas, el estado fronterizo mexicano. Conocía a personas que habían utilizado CBP One desde la primera semana de marzo y aún no tenían una cita. "La utilizan todos los días", afirmó Strassburger, "así que son tres meses de estrés diario, preguntándose: '¿hoy será el día en que me toque la lotería?' ¿Te imaginas el desgaste psicológico que supone pensar todos los días: 'Quizá hoy sea el día'?".

Aunque el CBP ha ampliado el número de citas disponibles en la app y ha resuelto una serie de problemas técnicos; los activistas por los derechos de los inmigrantes sostienen que el software, por muy eficiente o libre de errores que sea, es una barrera inaceptable. Para utilizarlo, la gente necesita un dispositivo móvil compatible, buena conexión a internet, recursos para pagar los datos, electricidad para cargar sus móviles, conocimientos tecnológicos y otras condiciones que ponen en desventaja a los inmigrantes más vulnerables.

"La tecnología no es una norma y, por muchas correcciones que se hagan en la aplicación, no es suficiente para las personas que corren para salvar sus vidas", afirma Bilal Askaryar, director interino de la campaña #WelcomeWithDignity, una coalición de organizaciones, activistas y solicitantes de asilo que defiende los derechos de migrantes y refugiados. "El problema no son los fallos ni los errores, sino la app en sí. Que estas personas tengan que utilizar una app para solicitar protección es malinterpretar la terrible situación en la que se encuentran". 

Aunque la situación en la frontera sea difícil, el DHS sostiene que mantienen su estrategia de disuadir a la gente de intentar cruzar sin autorización. Al mismo tiempo, está aumentando el número de citas disponibles para CBP One. A principios de junio, el departamento amplió el número de plazas disponibles a 1.250 al día, frente a las 750 citas que había cuando se puso en marcha el programa. "Tenemos un plan y estamos ejecutándolo", aseguró Mayorkas el 5 de mayo. "Sin embargo, trabajamos dentro de un sistema de inmigración roto que, durante décadas, ha estado en extrema necesidad de reforma".

Los grupos que defienden los derechos de los inmigrantes ya están presentando recursos legales contra los últimos cambios normativos. Mientras se mantenga la nueva norma, las personas que se planteen cruzar la frontera sur deberán tomar una decisión: tirar los dados para ver si pueden entrar oficialmente en el país, solicitar asilo en un país donde no quieren establecerse (lo que les inhabilitaría para solicitarlo en EE UU) o poner en peligro sus vidas intentando cruzar ilegalmente.


A finales de marzo, miles de migrantes y solicitantes de asilo deambulaban por las calles del centro de Ciudad Juárez, pasando el tiempo, lavando parabrisas en los semáforos y vendiendo caramelos en la calle. Otros cargaban sus móviles en una de las pocas estaciones de carga gratuitas cerca del Instituto Nacional de las Mujeres, hacían cola para entrar en un comedor social o miraban a sus hijos jugar, distanciados de los problemas de los adultos.

No muy lejos de donde se encontraba Plaza, Óscar Fuentes se acercó a una mujer que vendía empanadas para preguntarle qué le decían sus clientes habituales. "Ninguna cita", respondió ella. Fuentes es de origen colombiano y llevaba dos meses en Juárez, en una pequeña habitación alquilada que compartía con otras 28 personas, pero se consideraba afortunado: "Piensa en toda la gente que se está quedando en lugares que nosotros no podemos ni ver".

México es un lugar peligroso. Desde 1964, más de 100.000 personas han desaparecido, la mayoría durante la guerra del Estado contra el narcotráfico, que comenzó en 2006. Los migrantes que atraviesan el país son especialmente vulnerables: corren el riesgo de ser secuestrados, extorsionados, atracados y asesinados a lo largo de su viaje. Quienes consiguen llegar a la frontera tampoco están exentos de peligro. El 26 de enero, por ejemplo, un joven cubano de 17 años fue asesinado a tiros en un hotel de la ciudad norteña de Monterrey mientras esperaba una cita programada. Días después, un joven haitiano de 15 años murió en una casa de alquiler de Reynosa mientras esperaba su turno, según los medios de comunicación locales.

Los solicitantes de asilo en EE UU no tienen un estatus migratorio en México que les permita buscar un empleo formal. Algunos son recogidos de las calles por funcionarios de inmigración mexicanos y detenidos en centros que entrañan sus propios peligros. En marzo, 40 personas en espera de ser deportados murieron en un incendio en un centro de detención de inmigrantes en Ciudad Juárez.

Varios funcionarios del gobierno estadounidense afirman que CBP One está logrando su propósito. En lugar de cruzar ilegalmente, las personas que esperan en la frontera optan por intentar un paso sancionado. Los encuentros mensuales entre la CBP y quienes intentan entrar sin autorización, que alcanzaron máximos históricos en 2022, disminuyeron a 128.877 en enero. Es el primer descenso desde febrero de 2021 y la cifra ha aumentado desde entonces, pero sigue siendo inferior a la de años anteriores.

No obstante, el CBP afirma que solo puede procesar a un número limitado de personas al día. "Tenemos una capacidad operativa en los puestos de entrada porque estamos equilibrando el comercio y los viajes legítimos con otros objetivos al aplicar la ley", declaró un funcionario del CBP a MIT Technology Review en abril. También explicó que la agencia se asegura de que el comercio de miles de millones de dólares que cruza de México a EE UU ocurra sin problemas, mientras trabajan para desmantelar el contrabando de drogas y armas: "Tenemos que equilibrar nuestros recursos finitos".

“Que la gente deba tener una 'app' para solicitar protección es malinterpretar la grave situación en la que se encuentran estas personas”.

Bilal Askaryar.

Sin embargo, para quienes esperan en la frontera esta app representa otro capítulo de una historia ya de por sí accidentada. Durante muchos años, el atasco en la frontera se gestionó de manera cuantitativa, es decir, un simple límite del número de personas que se aceptaban para su tramitación. Con el tiempo, al cambiar la política estadounidense, tanto funcionarios del gobierno mexicano como organizaciones de la sociedad civil empezaron a crear listas de espera informales para organizar las colas de personas en las ciudades fronterizas mexicanas que querían solicitar asilo en EE UU.

Luego, en marzo de 2020, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de EE UU (CDC, por sus siglas en inglés) emitieron una orden en virtud del Título 42 del Código de leyes estadounidense (una sección de la Ley de Servicio Público de Salud de 1944), por la que se agilizaban las expulsiones, se detenía la tramitación de las solicitudes de asilo en los puestos de entrada y se bloqueaba la entrada de personas indocumentadas. Después de que abogados y activistas presentaran una demanda en 2021, el gobierno introdujo excepciones que permitían a las personas solicitar permiso para entrar en EE UU por motivos humanitarios. Las personas con una enfermedad, discapacidad física o mental eran potencialmente elegibles para una excepción, también quienes carecían de vivienda o refugio seguro en México, se enfrentaban a amenazas, o eran menores de 21 años, mayores de 70 años o estaban embarazadas.

niños se suben a una escultura tridimensional de la obra Juárez. El sol hace largas sombras en primer plano.
Niños migrantes juegan en un lugar turístico en el centro de Ciudad Juárez.

El número de personas que solicitaban excepciones al Título 42 superó el número de plazas diarias de la CBP, y las listas de espera creadas por organizaciones sin ánimo de lucro crecieron y proliferaron. En agosto de 2022, había más de 55.000 personas en las listas de espera en distintas ciudades fronterizas, según un estudio del Strauss Center for International Security and Law. Desde enero, el uso de CBP One ha eliminado las listas de espera. Pero el retraso y las largas esperas han continuado. Las autoridades mexicanas y las organizaciones de la sociedad civil no llevan un registro de las cifras, pero podría haber unos 660.000 migrantes en México, según cifras de las Naciones Unidas citadas por Troy Miller, comisionado en funciones de la CBP. Los albergues suelen estar al máximo de su capacidad y los tiempos de espera son largos.

El sistema de listas de espera distaba mucho de ser perfecto: era susceptible al fraude, la extorsión y el mal juicio de las personas que gestionaban las listas. Aun así, era una política más humana que la actual, pues eran personas quienes decidían quién podía acogerse a una excepción, según afirma Thiago Almeida, jefe de la oficina de Ciudad Juárez de la Organización Internacional para las Migraciones de las Naciones Unidas, una organización intergubernamental que trabaja para garantizar una gestión ordenada y humana de la migración. Con la app, no hay forma de priorizar a los más necesitados. "Las personas que tienen mejor acceso a la tecnología y a una conexión a internet más rápida, y saben usarla, tienen más posibilidades de conseguir una cita", concluye Almeida.


Cuando hablé con Strassburger en marzo, afirmó que CBP estaba "probando la aplicación en personas en situaciones vulnerables". En los primeros meses tras la puesta en marcha del sistema de citas, los defensores detectaron problemas que dificultaban o casi imposibilitaban el uso de la aplicación.

Al principio, por ejemplo, solo estaba disponible en inglés y español, lo que dejaba fuera a los inmigrantes que hablan criollo haitiano, lenguas indígenas y otras. Las organizaciones que trabajan con migrantes también señalaron graves problemas con la función de reconocimiento facial de la app, que se utiliza para establecer que el software está interactuando con una persona real y no con un bot o un software malicioso.

La función de reconocimiento facial comenzó a mejorar con la actualización de CBP One a finales de febrero, explica Felicia Rangel-Samponaro, directora de Sidewalk School, una organización que proporciona refugio y servicios educativos a los migrantes y solicitantes de asilo en Tamaulipas. Sidewalk School trabaja con una gran población de migrantes haitianos y, desde el principio, ha denunciado los prejuicios de la aplicación contra esta población. "Todo este tiempo, la gente negra ha sido dejada fuera [del proceso]. Es una locura".

"Muchas de las dificultades con las fotos [capturadas] en el momento tienen que ver con la calidad de la imagen, no con el algoritmo que mira esas fotos", contó el funcionario del CBP que habló con MIT Technology Review. Para eliminar algunos de esos problemas, el CBP disminuyó el número de fotos captadas en tiempo real que eran requeridas por solicitud, reduciendo el ancho de banda de datos necesario y permitiendo una experiencia más fluida con esta función. "Vimos un aumento en la rapidez con la que alguien podía acceder a la app desde que empezamos a hacerlo".

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Norkys A., una migrante venezolana y madre, observa a otros pasar el tiempo jugando mientras esperan que se abra un espacio para una cita a través de la aplicación CBP One.

La Organización Internacional para las Migraciones (IOM, por sus siglas en inglés) encuestó a migrantes en Tamaulipas y descubrió que la aplicación parecía presentar más problemas en los móviles de la marca Huawei. Abundaron diferentes rumores sobre posibles soluciones. Algunos migrantes creían que el sistema iOS del iPhone funcionaba mejor que Android, y que las versiones anteriores de la aplicación funcionaban mejor que las actualizaciones más recientes. Cuando pregunté al funcionario del CBP sobre estas discusiones en abril, explicó que el hardware no debería ser un problema. "Solo tienes que tener tu dispositivo actualizado al software más reciente".

Aquellos que disponen de un hardware que funciona necesitan una conexión a internet de banda ancha para utilizar la app. Las conexiones Wi-Fi en albergues, campamentos y hoteles son irregulares y se ralentizan cuando cientos de personas intentan conectarse a la vez. Muchos migrantes compran datos móviles, y gastan entre 50 y 100 pesos (entre 2,7 y 5,3 euros) al día.

Al principio, incluso con una buena conexión, los usuarios tenían problemas con pantallas congeladas, correos electrónicos de confirmación que nunca llegaban, fallos en el inicio de sesión y errores con los datos de geolocalización vía GPS. La app rastrea la ubicación de los usuarios y está diseñada para funcionar solo en el centro y norte de México. Sin embargo, algunas personas que se encontraban dentro del alcance de la aplicación tuvieron problemas con esta función, ya que recibieron mensajes de error que indicaban que se encontraban demasiado lejos de un puesto de entrada.

“Aquí nadie presta su teléfono, ya que todos están pendiente de sus citas”.

Norkys A.

Según Strassburger, en mayo el CBP había resuelto muchos de los problemas derivados de las limitaciones de conectividad, pero eso no ha eliminado el resto de barreras. "La aplicación ha mejorado mucho en cuanto a funcionalidad", afirma Strassburger, "pero el gobierno de EE UU ha hecho todo lo posible para que la gente utilice la aplicación como única forma de cruzar, pero no ha conseguido que sea una vía suficiente".

Arantza Plaza se arrodilla en el suelo junto a los teléfonos conectados a la pared para cargar mientras los adultos se reúnen en una mesa en la habitación detrás de ella.
Un lugar para cargar un teléfono celular es una alta prioridad para los migrantes que dependen de su teléfono para acceder a la aplicación.

Todavía no hay suficientes citas, dado el número de personas "que están esperando y viviendo en condiciones inhumanas", señala, a menudo, enfrentándose a riesgos de seguridad en México. La necesidad de un smartphone que funcione con suficiente batería y una buena conexión a internet es "un gasto que están teniendo como familia, priorizando este sobre la comida", añade Strassburger. "Todavía es una decisión que tienen que tomar".


En los primeros meses tras la introducción de CBP One para concertar citas sobre las solicitudes de entrada, todas las plazas disponibles para el día se abrían a las 6:00 a.m., hora del Pacífico. Pero la gente se registraba horas antes. "Ahora, se levantan a las 3:00 a.m. para entrar pronto en la aplicación. De lo contrario, el ancho de banda se desborda y no reciben el mensaje de confirmación para conectarse", contó Strassburger.

El 5 de mayo, además del aumento de las citas diarias, la CBP anunció cambios en la aplicación que darán a los usuarios más tiempo para completar la solicitud de cita. Una gran fuente de problemas y ansiedad para los inmigrantes se producía en esta fase del proceso, ya que solo disponían de unos minutos para confirmar su plaza -si tenían la suerte de conseguirla- enviando una foto. Si la app tenía problemas para leer la foto o las complicaciones del ancho de banda impedían subirla, el tiempo podía agotarse rápidamente. A Plaza le ocurrió varias veces. Explica que se sentía desolada cada vez que estaba tan cerca de conseguirlo sin lograrlo.

Ahora, en lugar de que las citas estén disponibles a la misma hora durante un corto periodo, el sistema permitirá a las personas hacer solicitudes y confirmar citas en dos pasos separados y en el transcurso de dos días. Esto es esencial, pues les da una "ventana de tiempo más grande para pedir y confirmar su cita" y reduce "la presión del tiempo, y la dependencia de la velocidad de internet y la conectividad", según el comunicado de prensa del CBP que anunció el cambio. CBP también declaró que trabajaría para dar prioridad a las personas que han esperado durante más tiempo.

"Han sido necesarios cinco meses y muchos errores, pero creo que han mejorado el sistema", afirma Strassburger. "Ojalá hubieran hecho más pruebas y lo hubieran revisado más a fondo para que este tipo de procedimiento se hubiera puesto en marcha en enero, en lugar de todo el estrés y el trauma que se hizo pasar a las personas por todos los pasos en falso que hubo por el camino".

A finales de mayo, los inmigrantes y solicitantes de asilo habían conseguido concertar más de 122.000 citas en los puntos de entrada a lo largo de la frontera sur, según la CBP. Aunque mucha gente sigue cruzando a EE UU por su cuenta. En abril, la CBP encontró a 182.114 personas que entraban ilegalmente entre esos puertos de entrada, un 12% más que el mes anterior. Sin embargo, aunque el gobierno de Biden esperaba un gran aumento de inmigrantes y solicitantes de asilo en la frontera al finalizar el Título 42 el 11 de mayo, no ha sido así. El aumento de las restricciones y las políticas de control de la migración ilegal parecen disuadir a la gente de cruzar sin autorización y animándola a utilizar la app CBP One en su lugar.


Mientras algunas personas pueden obtener una cita a través de CBP One en su primer intento, otras pueden intentarlo durante semanas o meses, dependiendo de sus circunstancias y su suerte. Norkys A., una madre soltera que emigró para mantener a su familia y a su iglesia en Venezuela, intentó durante meses conseguir una cita en Ciudad Juárez después de llegar el 26 de diciembre de 2022 con sus dos hijos adolescentes. Para marzo, vivían en un albergue y apenas salían. "Este encierro nos está volviendo locos", reconoció, hablando desde un pequeño rincón en el ático donde dormía. Las mochilas colgaban de ganchos en las paredes y el suelo estaba fabricado de contrachapado. Había algunos juguetes viejos para los niños. "Quiero llegar a EE UU para que mis hijos puedan ir a la escuela", afirmaba.

Norkys se rompió el hombro mientras saltaba de un tren a otro para llegar a Ciudad Juárez. Acudió a una clínica local, que le recetó analgésicos y le dijo que necesitaba una operación que costaría unos 5.000 dólares (unos 4.600 euros). No tenía esa cantidad de dinero, ni siquiera le llegaba para un cabestrillo que le inmovilizara el brazo. Tampoco tenía teléfono para llamar al CBP One. "Me fui sin móvil, sin dinero y sin comida", explica. De vez en cuando, intentaba concertar una cita con un teléfono prestado, si lo encontraba. "Aquí nadie presta su teléfono, ya que todo el mundo está pendiente de sus citas. El objetivo es cruzar".

Migrantes reciben una comida en el sótano de la Catedral de Ciudad Juárez.
Imagen izquierda: Migrantes reciben una comida en el sótano de la Catedral de Ciudad Juárez. Imagen derecha: Niños distraídos con un teléfono móvil. Créditos: Alicia Fernández. 

Niños buscando distracción. Alicia Fernández.
Imagen izquierda: Yessica N. y familiares sentados en una acera de la ciudad. Imagen derecha: Keisy Plaza cerca del puente internacional de Ciudad Juárez en marzo. Créditos: Alicia Fernández.


Imagen izquierda: Damaris Hernández dirige los ejercicios en un refugio improvisado.Imagen derecha: Mujeres y niños descansan en un refugio improvisado. Créditos: Alicia Fernández.

Plaza explica que, cuando estaba en un refugio en Ciudad Juárez en marzo, probaba la app casi todos los días, sin perder nunca la esperanza de que ella y su familia tuvieran su oportunidad. Siete semanas después de llegar a la ciudad, consiguió su cita CBP One en el puesto de entrada Paso del Norte en El Paso, y se dirigió hacia el norte hasta su destino, donde se establecerá mientras espera ese día de 2024 en el que pueda acudir al tribunal de inmigración.

No todos optan por esperar. Tras cuatro meses en Ciudad Juárez, Norkys y sus dos hijos cruzaron ilegalmente a EE UU el 25 de abril. Fueron detenidos y se iniciaron los trámites de deportación, pero fueron puestos en libertad en Laredo (Texas) y tendrán la oportunidad de comparecer ante el tribunal para presentar su caso en una vista de inmigración en un futuro próximo. Mientras espera, Norkys intenta adaptarse a la vida en EE UU, recurriendo a albergues y organizaciones benéficas para salir adelante. El futuro sigue siendo incierto, pero está agradecida. "Mientras estemos vivos y sanos, todo va bien".

Lorena Ríos es periodista independiente residente en Monterrey, México.

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