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Foto: El CEO del Grupo Red Sea Global, John Pagano. Créditos: Red Sea Global.

Tecnología y Sociedad

"Queremos cambiar la narrativa sobre qué es el desarrollo"

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Arabia Saudí se encuentra inmersa en una apuesta por la innovación a lo grande: los gigaproyectos acometidos por el país en los últimos años aspiran a diversificar la economía e impulsar el desarrollo sostenible. La compañía Red Sea Global juega un papel imprescindible con dos proyectos emblemáticos, AMAALA y The Red Sea Project

  • por Elena Astorga | traducido por
  • 19 Julio, 2023

En 2016, el príncipe heredero de Arabia Saudí, Mohammed bin Salman, presentó la Visión 2030: una ambiciosa estrategia para mejorar la imagen del país, atraer inversión extranjera y diversificar la economía, en un esfuerzo por reducir su dependencia del petróleo. Según el Centro de Estudios e Investigación del Petróleo Rey Abdullah (KAPSARC, por sus siglas en inglés), el sector del crudo aportaba aproximadamente el 42% del PIB total de Arabia Saudí en 2019. El petróleo también supone hasta el 90% del valor de las exportaciones del país, responsable de más del 16% de las exportaciones de este recurso a nivel mundial. En 2020, el Ministerio de Energía saudí encargó a la petrolera de propiedad estatal Aramco que ampliara su capacidad máxima de producción hasta los 13 millones de barriles al día en 2027. Y en 2022, las actividades relacionadas con el petróleo y el gas natural en el país aumentaron un 32,7%, a lo que se debe en gran medida el crecimiento del 8,7% del PIB nacional durante ese año.

Pero las estimaciones apuntan a que la demanda de petróleo podría comenzar a descender para el 2040. Además, Arabia Saudí se ha comprometido a alcanzar la neutralidad de CO2 en 2060. Así, impulsar otras industrias, atraer capital extranjero y alcanzar un modelo de desarrollo más ecológico se han convertido en prioridades para un país que aspira a posicionar la sostenibilidad y la innovación como su seña de identidad.

En esta empresa juega un papel fundamental la promotora Red Sea Global, motor de dos proyectos punteros de turismo de lujo en armonía con la naturaleza en la costa oeste del país: The Red Sea (el Proyecto del Mar Rojo) y AMAALA. Al frente de la compañía se encuentra el veterano John Pagano, con más de tres décadas de experiencia en la industria. El que ya era Chief Executive Officer de The Red Sea Development Company desde 2018 asumió también el liderazgo de AMAALA en enero de 2021. Ambos proyectos pasaron a quedar englobados en la empresa Red Sea Global en 2022 y se encuentran bajo el paraguas del fondo soberano Public Investment Fund (PIF), aunque también han recibido financiación en forma de deuda.

Junto con otros gigaproyectos como NEOM, autodefinida como la ciudad cognitiva del futuro; o Qiddiya, la planeada "capital del entretenimiento", The Red Sea y AMAALA aspiran a impulsar la transformación de Arabia Saudí en un país más sostenible a través de la innovación. "El proyecto del Mar Rojo fue concebido para ser la punta de lanza en la introducción de un nuevo sector económico en el reino", recalca Pagano, que añade: "El turismo es un sector económico importante a nivel global, que antes de la pandemia representaba más del 10% del PIB mundial. Sin embargo, en Arabia Saudí estaba infrarrepresentado, por lo que una de las ambiciones para 2030 era ayudar a diversificar la economía apostando por sectores claves como este".

Turismo regenerativo, una insignia en el Mar Rojo

The Red Sea consiste en un complejo turístico de 28.000 km2 e incluye un archipiélago de más de 90 islas. Está previsto que la primera fase de desarrollo finalice a finales de 2024, con un total de 16 hoteles que ofrecerán 3.000 habitaciones, aunque los primeros hoteles abrirán a finales de este año. Para 2030, las instalaciones incluirían 50 hoteles con 8.000 habitaciones, hasta 1.000 viviendas y un aeropuerto internacional. Por el momento, se han firmado más de 1.500 contratos por un valor de casi 6.300 millones de dólares (unos 5.710 millones de euros), de acuerdo con datos de la compañía.

Esta iniciativa busca tener un impacto positivo en la población saudí a nivel nacional. Según estimaciones de Red Sea Global, creará 70.000 puestos de trabajo y aportará 5.860 millones de dólares (casi 5.374 millones de euros) a la economía saudí cada año. "Tal y como se ejecutan normalmente los proyectos a gran escala, la población local desgraciadamente no tiene la oportunidad de participar, experimentarlo y aprender de ello", reflexiona Pagano. "Queríamos un giro diferente, dar prioridad a las personas y al planeta, y cambiar toda la narrativa sobre lo que es el desarrollo. Y al hacerlo, creamos la capacidad para la población local de retener los conocimientos que adquirimos a medida que los desarrollamos. Se trata de proyectos generacionales", apunta.

El desarrollo de estos megaproyectos tiene muy en cuenta la sostenibilidad, señala Pagano. Red Sea Global se ha marcado como objetivo convertir The Red Sea en una iniciativa de turismo regenerativo, es decir, que no solo no perjudique al entorno natural, sino que contribuya a incrementar la biodiversidad en un 30% hasta el 2040. En un entorno de especial valor ecológico como es el Mar Rojo, Red Sea Global ha desarrollado una cuidadosa operación para medir el impacto del desarrollo en el medioambiente: "Mediante una simulación por ordenador del espacio marino, lo diseccionamos en miles y miles de cuadrados. A continuación, asignamos valores de conservación a cada uno de ellos e iteramos qué sucedería si desarrollábamos en uno o en otro para medir el impacto de la fase de construcción, la operativa, la actividad de los huéspedes, etc.". Esto les permitió seleccionar aquellas islas que serían urbanizadas para lograr el menor impacto medioambiental posible, un total de 22. "Menos del 1% de la superficie total de la zona se está urbanizando, y el 75% de las islas del archipiélago se preservan para su conservación", recalca Pagano.

Además, el destino se alimentará enteramente de energía sostenible. "Estamos construyendo la mayor instalación de almacenamiento de baterías del mundo, con capacidad de proporcionar 1,2 gigavatios hora o 1.200 megavatios hora [completada en un 82% a junio de 2023]. Es un sistema de almacenamiento a escala de servicios públicos", explica Pagano. También han construido una planta de reciclaje y tratamiento de residuos en colaboración con la compañía dubaití Averda, para gestionar los residuos generados por las 25.000 personas que trabajan actualmente en el proyecto. Allí se genera el compost que utilizan para nutrir el vivero donde cultivan las plantas que formarán parte de las instalaciones del complejo turístico, en un ejemplo de economía circular.

Los esfuerzos por alcanzar las emisiones netas cero no terminan ahí: desde vehículos eléctricos hasta vuelos de cero emisiones, pasando por una planta fotovoltaica o incluso el cultivo de manglares (conocidos por su capacidad de capturar CO2), The Red Sea apunta alto en materia de sostenibilidad.

AMAALA, una apuesta por el turismo de lujo

AMAALA, por su parte, es un exclusivo complejo turístico de más de 4.000 km2 en la costa noroeste de Arabia Saudí, a unos 200 kilómetros de distancia de The Red Sea. El resort contará con comodidades como un Club de Yates de lujo e instalaciones destinadas al ocio, el bienestar, el deporte o las artes. En los últimos meses se han anunciado acuerdos con diversas compañías de hostelería de lujo para ofrecer establecimientos como un centro médico y de bienestar destinado a aumentar la longevidad, entre otros. Cuando esté completada, en 2027 según proyecciones de Red Sea Global, AMAALA contará con más de 3.000 habitaciones repartidas en 29 hoteles y unas 1.200 viviendas privadas de lujo.

Del mismo modo que en el caso de The Red Sea, el enclave aspira a ser algo más que un destino de ocio para convertirse en un motor de la conservación del entorno. Red Sea Global está urbanizando sólo el 5% del terreno, concentrando la actividad en tres áreas turísticas diferenciadas que incluyen una isla, un enclave costero y un puerto deportivo. El estudio británico Foster + Partners, seleccionado como "asesor arquitectónico" del proyecto, ha sido el encargado de diseñar el instituto para la vida marina que se ubicará en este último, el cual no solo proporcionará experiencias de ocio sino que también apoyará la investigación científica para la conservación del medio marino.

La tecnología, además, jugará un papel fundamental en la experiencia del visitante. "Estamos creando un destino inteligente", explica John Pagano. "Emplearemos sensores IoT (internet de las cosas), inteligencia artificial y aprendizaje automático para ayudarnos a monitorear el entorno en tiempo real".

Gran escala, gran impacto

En conjunto, ambos proyectos abarcan un terreno de 32.000 km2, el tamaño de un país pequeño, como ilustra el CEO de Red Sea Global. Como estandartes de un turismo de lujo con conciencia medioambiental, "los dos proyectos son únicos pero complementarios". The Red Sea y AMAALA solo podrán ser visitados, respectivamente, por un millón y 500.000 personas al año, para minimizar el impacto en el entorno.

El peso de ambos destinos en la economía local e incluso internacional tiene perspectivas de ser notorio. Red Sea Global aspira a adjudicar contratos para AMAALA y The Red Sea por valor de 8.000 millones de dólares (en torno a 7.336 millones de euros) en 2023. La empresa estima, además, que creará 120.000 puestos de trabajo y contribuirá con 33.000 millones de riales (unos 8.075 millones de euros) anualmente a la economía de Arabia Saudí a partir de 2027.

Además de dar un paso en la Visión 2030 del país en términos de diversificación de la economía, estas iniciativas están diseñados para ser un puente entre culturas. "Si se quiere abrir el país y disipar las ideas preconcebidas de la gente sobre lo que es Arabia Saudí y lo que son sus gentes, no hay mejor vehículo que el turismo", señala Pagano.

Tecnología y Sociedad

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