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Biotecnología

Detección del alzhéimer 20 años antes de que aparezcan síntomas

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Personas con formas hereditarias y poco comunes de la enfermedad neurológica poseen marcadores prematuros que los investigadores pueden utilizar para probar tratamientos preventivos.

  • por Emily Singer | traducido por Francisco Reyes (Opinno)
  • 20 Julio, 2011

Por primera vez, los científicos han sido capaces de detectar signos de la enfermedad de Alzheimer entre 10 y 20 años antes de la aparición de la demencia. El estudio, presentado el miércoles de la semana pasada en la Conferencia Internacional de la Asociación del Alzheimer en París, se centró en personas con formas hereditarias poco comunes de la enfermedad, que la han desarrollado relativamente jóvenes, con síntomas a partir de los 30, 40 y 50 años. Los investigadores afirman que los resultados les ayudarán a probar medicamentos que podrían prevenir o retrasar la progresión de la enfermedad, no sólo en estos grupos, sino también en personas con la variedad más frecuente y de aparición tardía.

Se ha comprobado que es extremadamente difícil desarrollar tratamientos efectivos para la enfermedad de Alzheimer. Una posible razón es que los nuevos medicamentos se prueban demasiado tarde durante la progresión de la enfermedad; en el momento en que los problemas de memoria se vuelven evidentes, ya se ha producido un extenso daño cerebral. En los últimos años, los científicos han renovado sus esfuerzos por encontrar formas de detectar antes la enfermedad, incluyendo la toma de imágenes cerebrales, los análisis de sangre y las pruebas de líquido cefalorraquídeo (LCR).

Randall Bateman, neurólogo de la Escuela de Medicina de la Universidad de Washington (Estados Unidos), ha estado buscando, junto a sus colaboradores, este tipo de signos de predicción mediante el estudio de familias con versiones heredadas de alzhéimer. En estos casos, una sola copia del gen mutado garantiza que el portador desarrollará la enfermedad. Los científicos pueden estimar la edad de la aparición de la enfermedad sobre la base de los padres afectados; eso les permite buscar cambios fisiológicos desde décadas antes de que el deterioro de la memoria se haga evidente. La investigación es parte de un gran estudio multinacional llamado Dominantly Inherited Alzheimer's Network (DIAN, por sus siglas en inglés).

Aunque este tipo de Alzheimer es poco común, dándose en un 1 por ciento de los casos, tanto las formas hereditarias como las más comunes y "esporádicas" de la enfermedad se caracterizan por la acumulación excesiva de proteína amiloide en el cerebro. (Las mutaciones que causan la aparición temprana del Alzheimer son diferentes de las que aumentan el riesgo de desarrollar la enfermedad.)

"Podemos ver los cambios a lo largo del tiempo, lo que nos permite estimar el orden y la magnitud de lo que ocurre antes de desarrollar alzhéimer", asegura Bateman. "Esta es una manera de saber potencialmente el tiempo que tenemos para tratar la enfermedad y cómo podemos usar estos marcadores en la enfermedad esporádica si el tiempo es el mismo".

Las familias en el estudio DIAN tienen mutaciones en tres genes diferentes, todos ellos vinculados a la producción o elaboración de amiloide. Los investigadores encontraron que los miembros familiares portadores del gen de la enfermedad mostraban un aumento de la proteína beta amiloide en la sangre y de líquido cefalorraquídeo unos 30 años antes del inicio previsto de la enfermedad, en comparación con aquellos miembros de la familia que no eran portadores. Entre 10 y 15 años antes de la fecha de aparición prevista, ese alto nivel se redujo a cantidades menores a las de los no portadores, mientras que los niveles de tau, otra proteína asociada con la enfermedad, aumentaron. Los resultados proceden del análisis de 150 miembros familiares sin síntomas externos y una media de edad de 37 años.

Los estudios con imágenes cerebrales de un marcador diseñado para detectar la amiloide también revelaron que las personas con la mutación vinculada a la enfermedad tenían niveles más altos de la proteína en sus cerebros. Estos tres cambios (bajo nivel de amiloide y alto de tau en el LCR, y altos niveles de amiloide en el cerebro) son también evidentes en las personas con la enfermedad.

Los investigadores involucrados en el estudio DIAN ya se están preparando para probar fármacos diseñados para prevenir la enfermedad en este grupo de pacientes. "Si sabemos que las personas tendrán la enfermedad y aproximadamente cuándo, tal vez podamos tratarlas antes de que sufran los síntomas", afirma Bateman. Examinar los cambios en los marcadores identificados recientemente ayudará a evaluar si un tratamiento en particular está teniendo efecto sin tener que esperar 20 años hasta la aparición externa de la enfermedad.

Bateman y otros están trabajando con empresas farmacéuticas para compilar una lista de los tratamientos experimentales más prometedores; 11 compuestos han sido propuestos hasta el momento. El grupo se está centrando en fármacos diseñados para frenar la producción o la deposición de amiloide, ya que este es un factor clave en la forma hereditaria de la enfermedad. "Si somos capaces de normalizar estos pasos iniciales, tal vez podamos evitar que se produzcan los acontecimientos posteriores y, finalmente, prevenir la demencia", asegura Bateman.

Él afirma que los tratamientos que retrasan la forma hereditaria es probable que sean eficaces también en la forma más común. "Los datos sugieren que ambas enfermedades comparten una vía común", indica. "Si podemos prevenir el alzhéimer en este grupo, esperamos poder traducirlo a la prevención de la enfermedad en otros individuos que ya están siguiendo esa vía".

Bateman hace una comparación con la arteriosclerosis, o endurecimiento de las arterias, y los ataques cardíacos; las personas que tienen ataques al corazón suelen tener mayor arteriosclerosis. El tratamiento con estatinas, que se desarrollaron para tratar el colesterol alto mediante la reducción de la aterosclerosis, también puede disminuir el riesgo de un ataque al corazón.

Sin embargo, no está claro aún si los marcadores tempranos identificados en el estudio DIAN son igualmente detectables en las personas que desarrollarán la forma común de alzhéimer, de aparición tardía. Estos estudios son mucho más difíciles de realizar, dada la dificultad de predecir quién desarrollará la forma más común de la enfermedad.

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