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Tecnología y Sociedad

Business Impact: El negocio de la autocuantificación

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Healthrageous ofrece herramientas para controlar el progreso logrado en torno a objetivos sanitarios, pero su activo más valioso quizá sean los datos que tiene sobre ti.

  • por Emily Singer | traducido por Lía Moya (Opinno)
  • 26 Septiembre, 2011

Lo genial de Facebook -y una de las razones por las que vale más de 50.000 millones de dólares- es que recopila sin esfuerzo cantidades ingentes de información al ofrecer un espacio para que la gente socialice. Healthrageous, una start-up de Cambridge, Massachusetts (EE.UU.), cree que quizá se pueda logar algo parecido en el cuidado de la salud.

La empresa, lanzada en 2010 por médicos asociados con la facultad de medicina de la Universidad de Harvard (EE.UU.), ofrece a los usuarios aparatos para el seguimiento de parámetros de salud, incluyendo podómetros inalámbricos, medidores de tensión arterial y balanzas de baño. Los clientes usan estas herramientas para recoger datos sobre sí mismos y subirlos a una pagina web en la que hacen un seguimiento del progreso hacia la consecución de objetivos concretos, reciben consejos de salud y el apoyo de amigos, compañeros de trabajo y familiares.

La start-up es un miembro más del pequeño pero creciente movimiento de “autocuantificación”, cuyos miembros creen que el uso de sensores y aparatos de registro de datos para recopilar datos sobre sí mismos constantemente les conducirá a tomar mejores decisiones sobre su salud y su comportamiento.

Empresas como Healthrageous ahora están probando si  el autoseguimiento -de salud o por otros motivos- se puede vender como una experiencia social a mayor escala a los empresarios que contratan a los trabajadores o al público en general. Y, al igual que con Facebook, comenta Rick Lee, cofundador y director general de Healthrageous, los datos recolectados sobre el comportamiento de los usuarios “probablemente sean el activo más valioso de la empresa”.

“Cuando empiezas a comparar grandes cantidades de información con distintas variables y características humanas, obtienes algunos datos interesantes que pueden ser fascinantes para los investigadores de las farmacéuticas que están desarrollando nuevos medicamentos”, afirma Lee.

Aún no está claro cómo de grande resultará el negocio de la autocuantificación. Nike dio con un gran mercado con sus podómetros inalámbricos (que envían datos de una zapatilla deportiva a un iPod) y muchas otras marcas intentan construir comunidades mediante juegos o aplicaciones gratuitas para seguir problemas de salud, aunque la mayoría aún tienen pocos usuarios.

“Cualquiera capaz de escribir código de software puede crear una aplicación de autocuantificación. La cuestión es quién puede mover el mundo y cambiar los negocios con ellas”, sostiene Paul Wicks, director de investigación y desarrollo de PatientsLikeMe, una página web en la que unos 115.000 pacientes con enfermedades graves hacen un seguimiento de sus síntomas y medicación.

Healthrageous salió de un estudio de 2008 llevado a cabo por investigadores del Centro de Salud Conectada, una división de Partners HealthCare- Esta investigación se centraba en personas con hipertensión que trabajaban para la empresa informática EMC. A los empleados se les pidió que hicieran un seguimiento de su tensión arterial en casa y quienes participaron recibieron feedback sobre sus progresos. El programa tuvo tanto éxito bajando la tensión arterial que un analista independiente valoró que por cada dólar que había costado el programa, la empresa ganaba tres, prediciendo que algunos empleados de EMC evitarían infartos y apoplejías como consecuencia del feedback que recibieron.

Basándose en ese éxito, el director del centro, Joseph Kvedar, decidió comercializar la tecnología. Consiste en una plataforma de software interactivo que recoge datos de aparatos inalámbricos como podómetros y medidores de glucosa. La información se sube a la página web de Healthrageous, donde se analiza y devuelve al usuario vía teléfono inteligente en unos pocos segundos.

Esa transmisión de datos permite a Healthrageous proporcionar consejos personalizados. Por ejemplo, el programa puede preguntar si el usuario quiere bajar su tensión mediante la dieta y el ejercicio o con la ayuda de medicamentos. “Entonces podemos decirle a quienes han decidido hacerlo sin medicamentos que los estudios demuestran que quienes caminan más de 10.000 pasos al día tienen mayores probabilidades de bajar la sistólica a 120”, explica Lee. Así, los usuarios intentarán aumentar el tiempo que caminan y llevarán podómetros para medir si están teniendo éxito, con el software proporcionando ánimos en toda una serie de formas.

En la actualidad Healthrageous vende sus servicios a grandes empresas y a mutuas de salud y les cobra por usuario. Hasta ahora, según Lee, la empresa tiene siete clientes (incluyendo el hospital de oftalmológico y otorrinolaringológico de Massachusetts)  y unos 1.600 usuarios que generarán aproximadamente 500.000 dólares de ingresos este año. Pero Lee afirma que Healthrageous, que ha recaudado 8,5 millones de dólares de inversores, tiene intención de abrir el servicio al público el año que viene.

Lee cree que el valor de Healthrageous aumentará notablemente si más gente empieza a usar el servicio. Eso ya ha sucedido con empresas como Google y Netflix, cuyos algoritmos trabajan con los comportamientos previos de los usuarios para personalizar los anuncios o las recomendaciones de películas. “Necesitamos grandes cantidades de personas moviéndose por el sistema para afinar la tecnología de reconocimiento de patrones que hemos estado desarrollando”, explica. “Si podemos casar quién eres con los cambios que estás buscando, entonces podemos empezar a hacer una cartografía de las características personales claves que conducen a un cambio de comportamiento exitoso”.

Los datos reales recogidos por este tipo de servicios ya está atrayendo a los encargados del márketing. PatientsLikeMe gana dinero vendiendo los datos de salud de los usuarios a empresas farmacéuticas. Jacqueline Thong, fundadora de Ubiqi, una start-up que desarrolló una aplicación gratuita de teléfono para que quienes padecen migrañas puedan registrar qué dispara sus dolores de cabeza, dice que también han contactado con ella organizaciones interesadas en analizar la base de datos de la empresa.

Otras empresas de autoseguimiento están poniendo sus bases de datos a disposición de los desarrolladores de aplicaciones de manera gratuita, con la esperanza de que crearán nuevas aplicaciones que atraerán a nuevos usuarios. Zeo, por ejemplo, una start-up con sede en Newtonville, Massachusetts (EE.UU.) actualmente obtiene sus ingresos de vender un popular aparato de seguimiento del sueño. Y Zeo también afirma haber recopilado la mayor base de datos de pacientes durmiendo en sus casas del mundo. Ha abierto esa base de datos para desarrolladores y científicos para que puedan llevar a cabo su propia investigación o para integrar el aparato de Zeo con otros sistemas de autoseguimiento.

Al igual que ha sucedido con Facebook, la venta de datos personales hace que surjan dudas respecto a la intimidad de los usuarios. Lee de Healthrageous sostiene que su empresa piensa vender los descubrimientos que hace observando los datos más que los propios datos. PatientsLikeMe, sin embargo, avisa explícitamente a los usuarios de que cualquier información que compartan (salvo detalles que sirvan para identificarlos, como el nombre y la dirección de correo electrónico), se podrá compartir con empresas farmacéuticas u otros socios. Dado que PatientsLikeMe tiene más de 100.00 miembros, los usuarios parecen estar seguros de que las herramientas que ofrece y la esperanza de que se produzcan avances médicos basándose en sus datos, merecen la pérdida de intimidad.

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