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Tecnología y Sociedad

Intel inicia una rebelión en torno a tus datos

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El mayor fabricante de chips del mundo quiere que surja un nuevo tipo de economía en torno a los datos personales.

  • por Jessica Leber And Antonio Regalado | traducido por Lía Moya (Opinno)
  • 27 Mayo, 2013

Intel es una empresa que factura 53.000 millones de dólares anuales (unos 41.000 millones de euros) y que disfruta prácticamente de un monopolio sobre los chips que se usan para fabricar PCs. Pero cuando se trata de los datos que manejan las grandes empresas como Facebook y Google, afirma que quiere "devolverle el poder a la gente".

Intel Labs, el brazo de I+D de la empresa, va a lanzar una iniciativa en torno a lo que ellos denominan la "economía de los datos", es decir, cómo podrían conseguir los consumidores más valor de su información personal, de los registros digitales de su localización o de su historial de trabajo, por ejemplo. Para conseguirlo, Intel financia maratones de programación para animar a los desarrolladores a explorar nuevos usos para los datos personales. También ha pagado por una página web de nombre rebelde llamada We the Data (Nosotros, los datos), en la que aparecen puños en alto e historias en las que se compara a Facebook con Exxon Mobil.

El esfuerzo de Intel por generar un debate en torno a "tus datos" es solo un ejemplo de cómo algunas empresas -y la sociedad en general- lidian con la asimetría económica básica en la era de los grandes datos: ellos tienen los datos y nosotros no.

Las empresas de Internet como Google y Amazon están reuniendo datos valiosos sobre los consumidores a una escala sin precedentes con cada clic que hace la gente en la Web. Pero las regulaciones y los estándares sociales no siguen el ritmo del cambio técnico y económico, creando una brecha cada vez mayor entre quienes tienen datos y quienes no los tienen.

"Como consumidores no tenemos ningún derecho a saber lo que las empresas saben sobre nosotros. Como empresas, tenemos pocas restricciones sobre lo que podemos hacer con esos datos", afirma Hilary Mason, investigadora principal de datos en Bit.ly, una empresa de medios sociales de Nueva York. "Aunque las personas obtienen un valor y las empresas obtienen un valor, es completamente caótico saber quién tiene derecho a qué y eso está empezando a incomodar a la gente".

En febrero, por ejemplo, los legisladores del estado de California en Estados Unidos presentaron la primera ley del país que da a los individuos el derecho a conocer toda la información que existe sobre su persona en línea. La ley del "Derecho a Conocer" permitiría a los ciudadanos del estado a exigir un informe detallado mostrando toda la información que empresas como LinkedIn o Google tienen almacenada y con quién la comparten.

Esa ley se aparcó rápidamente bajo la presión de los lobbies de las empresas tecnológicas, que dijeron que era "impracticable" y perjudicaba las finanzas de las empresas de Internet, afirmando además que los legisladores no entienden "cómo funciona Internet". Algunos de los datos cubiertos por la ley, como la dirección IP de un ordenador o su localización, son tan básicos para la comunicación entre máquinas en Internet, que las empresas admitieron que ni siquiera saben dónde acaban.

Y ese el verdadero dilema: nuestros datos personales están inextricablemente ligados a los "grandes datos", esas grandes series de datos que ahora mueven gran parte de los servicios en línea que usamos. Si no le dices a una aplicación de navegación dónde estás, no puede decirte dónde girar, o decirle a otros que hay tráfico un poco más adelante. Una cosa no funciona sin la otra. Es más la importancia económica de los productos que se alimentan con los datos personales está creciendo rápidamente. Según el Boston Consulting Group, como los métodos que basan las transacciones en los registros digitales de una persona se han extendido desde los bancos al comercio electrónico y otros sectores, el valor financiero que las empresas derivan de los datos personales en Europa ha alcanzado los 55.000 millones euros en 2011. Los consultores concluyen que "los datos personales se han convertido en una nueva forma de moneda".

Pero eso no significa que sea una moneda fácilmente comprendida o usada por los individuos. Aunque algunas start-ups han intentado ayudar a los individuos a ganar dinero con sus datos personales (ver "Un dólar por tus datos"), la verdad es que el principal valor económico de la información sobre la identidad y costumbres de las personas deriva de su valor como parte de un agregado de datos. El valor anual de un único usuario para Facebook solo son unos 4,27 dólares (unos 3,30 euros). Mason, la ejecutiva de Bit.ly, afirma que intentar poner un valor a los datos de una sola persona es como calcular el valor de un zapato desparejado. "Y estamos hablando de millones o miles de millones de pares de zapatos", afirma. "Creo que los datos no siguen la economía de ningún otro bien que conozcamos".

Hay quien cree que es posible que el mercado ya haya encontrado el equilibrio económico. "Parece que tenemos un modelo en funcionamiento en el que las empresas poseen nuestros datos y nos parece bien por las cosas gratis, la personalización y la comodidad que nos proporciona", afirma Gam Dias, director ejecutivo de First Retail, una consultora de comercio electrónico. "Yo tampoco voy a hacer mucho más con mis datos. Ya sé quién soy y lo que quiero".

Este año, Intel ha considerado que las preguntas que giran en torno a los datos personales son lo suficientemente importantes como para lanzar una "Iniciativa de Economía de los Datos", un estudio que durará varios años cuyo objetivo es explorar nuevos usos de la tecnología que podrían permitir a la gente beneficiarse más directamente y de nuevas formas de sus propios datos, afirma Ken Anderson, antropólogo cultural encargado del proyecto.

Anderson, que ayudó a Apple a desarrollar la barra de herramientas oculta -el dock- que aparece en los ordenadores Mac (después de estudiar cómo organizaba la gente sus escritorios y cómo apilaban cosas en las estanterías), afirma que Intel cree que la tecnología basada en los datos personales puede acabar bajo el control de los individuos, de forma parecida a la que los macro ordenadores dieron paso a los PCs. "Da igual lo que observes en términos de tecnología. Suele haber un movimiento hacia la individualización", afirma.

Intel, que ha empezado a hacer encuestas de opinión entre consumidores, también ha apoyado proyectos como un concurso en Nueva York el otoño pasado en el que los desarrolladores escribieron aplicaciones para ancianos y madres solteras. También va a patrocinar el Día Nacional de Hacking Cívico,  un evento centrado en nuevos usos de los datos municipales, por ejemplo los registros de inspecciones sanitarias.

Anderson sostiene que es demasiado pronto para decir exactamente qué clase de productos podrían salir derivar de estos proyectos para Intel. "Cuando hablas sobre la economía de los datos, es algo que en realidad no existe aún", afirma. "Hay gente que intenta controlar muchos de tus datos personales. Pero eso no es una economía, s

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