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Biotecnología

Un dispositivo implantable para detectar ataques al corazón

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El objetivo de este aparato, parecido a un marcapasos, es hacer que las víctimas lleguen antes al hospital.

  • por Emily Singer | traducido por Francisco Reyes (Opinno)
  • 13 Abril, 2009

Un dispositivo implantable que alerta a los pacientes de alto riesgo cuando muestran signos de poder sufrir un ataque al corazón, podría acortar el tiempo que tardan estos pacientes en buscar y recibir atención médica. El dispositivo, que está siendo desarrollado por AngelMed, una compañía de aparatos médicos con sede en Shrewsbury, Nueva Jersey, ya ha sido aprobado para su uso en Brasil, y en la actualidad se encuentra en fase de pruebas en Estados Unidos. Aunque los primeros tests indican que puede detectar ataques al corazón, aún se desconoce el tipo de impacto que puede provocar en los pacientes a largo plazo: las pruebas realizadas hasta la fecha con otro tipo de aparatos cardiacos han demostrado que la detección anticipada de este tipo de problemas no siempre significa que los pacientes vayan a disfrutar de una mejor salud.

El aparato de AngelMed, al que han llamado Guardian, es similar a otros monitores cardiacos implantables, tales como los defibriladores. Unos sensores en el corazón del paciente supervisan la actividad muscular. Aunque los aparatos que se usan en la actualidad están diseñados para detectar problemas eléctricos en el corazón, conocidos como arritmias, el Guardian utiliza un nuevo tipo de algoritmos para detectar problemas en el flujo sanguíneo del corazón—un signo característico de los ataques al corazón. Más concretamente, el aparato detecta algo denominado como elevación de segmento, que provoca una anormalidad en la corriente eléctrica durante el momento en que el corazón se está recargando entre latido y latido.

“En los casos de ataque al corazón, a menudo los pacientes tardan hasta tres horas en llegar al hospital, y pese a los esfuerzos realizados para educar a los pacientes, esa cifra no se ha reducido demasiado,” señala Michael Gibson, diretor de investigaciones clínicas en la División de Cardiología del Centro Médico Deaconess de Beth Israel, en Boston, que además supervisa parte de estas pruebas clínicas. “Cada hora de retraso en llegar al hospital incrementa el riesgo de muerte en un 1 por ciento. Creemos firmemente que si somos capaces de reducir esa cantidad de tiempo, podremos también reducir el riesgo.”

Un método similar para detectar ataques al corazón es el que se utiliza en los hospitales con las máquinas de electrocardiograma externo—cuyos sensores se colocan en la piel. Sin embargo Gibson y sus colaboradores descubrieron que la información sobre la actividad eléctrica que se obtiene directamente a través del corazón es mucho más sensible y puede detectar los cambios más rápidamente.

Cuando el dispositivo detecta signos de un ataque al corazón, genera una vibración que el paciente puede detectar en la piel. Un receptor fuera del cuerpo, que recibe datos del implante de forma inalámbrica, le comunica al paciente si el problema es grave—es decir, si necesita ir al hospital inmediatamente—o si requiere un tratamiento menos especializado en el despacho del doctor. “Puedes traer el aparato contigo a la sala de emergencias y mostrarle al doctor lo que estaba pasando cuando la alarma se activó,” señala Gibson.

Hasta ahora, más de 40 pacientes en los Estados Unidos y Brasil han recibido el implante. En la primera fase de las pruebas, dos pacientes sufrieron ataques al corazón durante los tests, y ambos fueron detectados por el aparato. Los investigadores quieren reunir de 600 a 800 pacientes para hacer pruebas a mayor escala. Estos nuevos tests se centrarán en pacientes de alto riesgo, tales como aquellos que ya hayan sufrido un ataque al corazón.

“Creo que este tipo de dispositivos tienen mucho potencial,” señala William Abraham, director de la división de medicina cardiovascular de la Universidad del Estado de Ohio, en Columbus. Abraham ha llevado a cabo una gran cantidad de pruebas con un dispositivo de diagnóstico implantable de Medtronic que supervisa el ritmo cardiaco.

Sin embargo, algunos expertos muestran escepticismo acerca de la capacidad del dispositivo de AngelMed para cambiar los resultados clínicos de los pacientes. “No hay duda de que cuanto antes recibas tratamiento, tanto mejor estarás,” comenta William Maisel, director del Instituto para la Seguridad de Dispositivos Médicos en el Centro Médico Diaconess de Beth Israel, y que no está involucrado en las pruebas clínicas. “Cuando tienen problemas, la mayoría de pacientes presentan síntomas tales como dolor de pecho o dificultad para respirar. Realmente no veo la necesidad de desarrollar un sistema de detección anticipada.”

Maisel añada que los pacientes que ya han sufrido un ataque al corazón—los candidatos más apropiados para el dispositivo—son también los que reconocen y responden ante los síntomas más rápidamente.

Los dispositivos de diagnóstico cardiaco desarrollados hasta la fecha se han visto plagados de problemas relativos a su impacto clínico. En 2007, una comisión de la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, Food and Drug Administration, en inglés) recomendó no aprobar un tipo de dispositivo de vigilancia implantable de Medtronic para detectar fallos en el corazón. A pesar de que las pruebas clínicas mostraban que el dispositivo era capaz de hacer mediciones correctas de la presión intercardiaca, que nos señala cuándo el corazón no está bombeando la suficiente cantidad de sangre, el hecho de tener a mano esa información no redujo de forma significativa el número de hospitalizaciones o visitas a la sala de emergencia a causa de fallos en el corazón.

Sin embargo, Maisel afirma que existen dos grupos en particular que sí podrían beneficiarse del aparato de AngelMed: la gente que sufre ataques al corazón y no es capaz de sentirlos—una enfermedad llamada isquemia silenciosa que sufren algunos diabéticos con lesiones en los nervios—o “personas que con frecuencia sufren dolores de pecho pero no tienen ataques, y van a la sala de emergencia sin necesidad.”

Biotecnología

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