Pocos días después de que se confirmaran nuevos casos de fiebre porcina en California y Texas la semana pasada, los científicos de los Centros de Control de Enfermedades (CDC, en inglés), con sede en Atlanta, ya habían logrado secuenciar todo el genoma del virus. El lunes, gran parte de esa información genómica fue cargada en una base de datos abierta al público, lo que permite a los científicos del mundo empezar a buscar pistas acerca del origen de este misterioso virus y la gravedad de la amenaza que supone.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) subió la alerta al nivel 5 el miércoles, indicando que la pandemia es inminente, y haciendo que la búsqueda de nueva información sea aún más urgente. “El mayor interrogante ahora es saber cómo de grave será la pandemia,” señaló Margaret Chan, directora general de la OMS, durante una conferencia de prensa el miércoles por la tarde. En la actualidad, los síntomas parecen variar entre moderados a letales.

Los investigadores esperan que este genoma sirva para arrojar luz acerca del poder del patógeno, así como acerca de sus orígenes. Los distintos grupos de casos que se están dando en el mundo en la actualidad sugieren que su transmisión entre humanos es muy alta. No obstante, aún no está claro cómo de letal es el virus—es decir, si es más letal que el virus de la gripe de cada temporada, que se cobra alrededor de 36.000 vidas en los Estados Unidos cada año.

Tampoco está claro si el alto índice de mortalidad por gripe porcina observado hasta la fecha en México, en comparación con el de Estados Unidos, refleja algún tipo de diferencias en el virus en sí, o si está relacionado con factores ambientales como pueden ser los distintos tipos de tratamiento, o una estimación a la baja de los índices de infección en México. Desde que comenzó el brote en México, se han dado alrededor de 160 muertes que se sospecha pueden estar relacionadas con la gripe porcina entre aproximadamente 2.500 personas con neumonía grave (el Instituto Nacional para la Salud Pública informó que había 49 infecciones confirmadas y siete muertes). El miércoles por la tarde, el CDC informó que había 91 casos confirmados en los Estados Unidos y una muerte.

“En la actualidad, no hay evidencia de que existan diferencias en la virulencia, aunque esa es una posibilidad que estamos teniendo en cuenta,” señaló Richard Besser, director de actos del CDC, durante una conferencia de prensa el martes. El miércoles por la tarde, la información relativa a la secuencia del virus que se extrajo a partir de pacientes en México aún no estaba disponible en la base de datos pública, aunque se disponía de datos de muestras tomadas en California, Texas, Nueva York, Kansas, Ohio y Alemania. Ni la OMS ni la CDC pudieron explicar por qué.

“Puesto que todo esto está evolucionando rápidamente, necesitamos tener acceso a la primera secuencia de genes de California, y con suerte la de México y otras, para ver cómo ha evolucionado el virus,” señala Ram Sasisekharan, profesor de ingeniería biológica en MIT. “¿De dónde viene realmente? ¿Podemos explicar las diferencias observadas en lo que ha ocurrido en México, que parece ser mucho más grave de lo que ha ocurrido en los Estados Unidos?”

Los genomas de los virus mutan constantemente y pueden intercambiar virus fácilmente con otros virus, lo que muchas veces dota a un patógeno con la capacidad de infectar distintas especies o de provocar una enfermedad grave en aquellos organismos donde son incubados. El nuevo virus de la gripe porcina parece haber tenido una cuota de intercambio mayor a la habitual, con segmentos genéticos de cuatro fuentes distintas: los virus de la gripe porcina de Norteamérica, los virus de la gripe aviar de Norteamérica, un segmento de virus de la gripe humana, y dos segmentos de genes que normalmente se encuentran en los virus de la gripe porcina en Asia y Europa.

“Algunas de sus partes son del virus original de 1918, algunas partes son similares a la cepa del H1N1 de la gripe estacional que actualmente está en circulación,” señala Sasisekharan. “Todavía estamos intentando determinar lo que eso significa.” La gripe española de 1918 provocó una pandemia que acabó con la vida de millones de personas a lo largo del planeta.

La nueva gripe porcina es de un subtipo llamado H1N1, el tipo de gripe que es responsable de la mayoría de las gripe estacionales. (El virus de 1918 también era una cepa del H1N1) Sin embargo los humanos no poseen inmunidad ante este nuevo virus de la gripe porcina. “Queremos averiguar como [las proteínas de la superficie] difieren de las cepas actuales del H1N1 actualmente en circulación,” señala Ian Wilson, científico del Instituto de Investigación Scripps en La Jolla, California.

Una de estas proteínas, llamada hemaglutinina, se encuentra en el exterior del virus de la gripe y determina en qué células puede infiltrarse. Un análisis preliminar del gen de la hemaglutinina para el nuevo virus de la gripe porcina “muestra signos reveladores de su capacidad de recepción en humanos,” afirma Sasisekharan. “No obstante, hasta que fabriquemos la proteína y confirmemos si se une a sus receptores a través las vías aéreas humanas o a nivel pulmonar profundo,” no lo sabremos con seguridad. Añade que el gen de la proteína hemaglutinina tienen cerca de 90 variaciones en los aminoácidos que conforman dicha proteína. “Eso es algo significativo desde el punto de vista del desarrollo de una vacuna,” afirma Sasisekharan, puesto que viene a sugerir que las vacunas para la gripe estacional que tenemos actualmente a nuestra disposición no serán efectivas contra él.