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Computación

Parece un pájaro, vuela como un pájaro, pero es un dron

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Definido por su creador como la primera ‘app’ voladora, Bionic Bird es un pájaro mecánico controlado desde un ‘smartphone'

  • por Carlos Corominas | traducido por
  • 04 Noviembre, 2014

Pie de foto: Bionic Bird se comporta como un pájaro en la naturaleza. Crédito: XTIM.

El presidente de la empresa de ingeniería francesa XTIM, Edwin Van Ruymbeke, tiene pájaros en la cabeza desde los cinco años. Mientras otros niños surcaban los cielos con sus aviones de papel, el joven Van Ruymbeke jugaba con un ave mecánica diseñada por su padre y su abuelo en 1969. El aparato, que imitaba el movimiento de las alas mediante un mecanismo de cuerda, le inspiraría hasta tal punto que ha permitido al Van Ruymbeke adulto crear su propia versión. Bionic Bird consiste en un dron en forma de pájaro que vuela como cualquier ave guiado desde un smartphone.

Por el momento, el alcance de este pájaro no supera los 100 metros de distancia del smartphone que le controla. Para que lleguen más lejos “tendrán que ser mucho más grandes para incorporarles sistemas de control remoto como los de los drones actuales”, apunta Van Ruymbeke. Aunque han probado con sistemas de control por wifi, todavía no han conseguido encontrar una solución que permita controlarlo desde una distancia mayor.

La diferencia de Bionic Bird con otros aparatos no tripulados no está en su tecnología sino en su realismo capaz de confundirlo con un elemento natural. Cuando vuela, este pájaro biónico llama la atención de los otros que se “acercan a jugar con él o que intentan cazarlo”, asegura Van Ruymbeke. Además, su cargador es un huevo sobre el que el pájaro se posa y recarga la batería en 12 minutos.

Pie de foto: El cargador de Bionic Bird es un huevo que recarga al pájaro en 12 minutos. Crédito: XTIM.

Este interés porque Bionic Bird sea realista transciende la cuestión estética y entra de lleno en las aplicaciones futuras que Van Ruymbeke y su equipo tienen pensadas para él. El camuflaje podría ser muy útil para “operaciones de defensa, control policial o vigilancia de centrales nucleares”, indica el presidente de XTIM, y asegura que Bionic Bird puede ser parte “del futuro de los drones modernos”.

Para ello, primero Bionic Bird debe superar su principal barrera: la legal. Francia dispone de una legislación muy permisiva con el uso de drones, algo que no ocurre en países como España, por ejemplo. Van Ruymbeke reconoce la complejidad de cada país: “Aunque en Francia no hay muchos problemas, sabemos que tendremos que adaptarnos a la legislación de cada país”.

El pasado julio, España aprobó un Real Decreto que regula de manera temporal la actividad de los drones comerciales en territorio español. El presidente de la Asociación Española de RPAS (siglas en inglés de Sistemas de Vuelo Pilotados en Remoto), Manuel Oñate, explica: “Para realizar actividades comerciales, un dron deberá incluir una placa con su matrícula y un contacto que puede ser un correo”. En el caso de que Bionic Bird se convirtiera en un dispositivo con fines profesionales, cada usuario deberá presentar a la Agencia Estatal de Seguridad Aérea (AESA) una declaración de responsabilidad que incluya requisitos como el manual de operaciones del aparato y un estudio aeronáutico de cada operación que vaya a realizar.

De momento, Bionic Bird no pasa de ser un divertimento por eso se le aplica la legislación correspondiente al aeromodelismo que permite que el vuelo se realice en recintos o espacios sin público y en lugares no poblados. 

Pie de foto: Los pájaros mecánicos que inventaron el padre y el abuelo de Edwin Van Ruymbeke. Crédito: XTIM.

Crowdfunding para volar

Bionic Bird ha conseguido recaudar 60.000 dólares (unos 48.000 euros) a través de una campaña de crowdfunding para producir las primeras 1.000 unidades que “estarán listas para la campaña de navidad”, explica Van Ruymbeke. En futuras rondas de financiación pretende conseguir otros 800.000 dólares (unos 640.000 euros) para realizar mejoras en Bionic Bird y convertirlo en un dron práctico para fines profesionales.

Una de estas mejoras es el desarrollo de una cola más sofisticada que permitiría al pájaro hacer loopings y mantenerse estático en el aire. Además, XTIM quiere incorporar una cámara de vídeo que transmita imágenes en vivo para que la persona que controla el pájaro pueda ver lo que éste ve.

El mayor reto al que se enfrenta XTIM es conseguir que el control remoto no necesite un smartphone. Para conseguir que Bionic Bird se pueda manejar simplemente con el desplazamiento de la mano, XTIM está trabajando “en el desarrollo de brazaletes inteligentes o aplicaciones para smart watchs que se mimeticen con el movimiento del usuario”, explica Van Ruymbeke.

Todas estas mejoras dependerán del éxito de próximas rondas de financiación de la campaña de crowdfunding. Solo si alcanzan el máximo de  que quieren recaudar conseguirán que algo que comenzó como un juego para niños hace 45 años se convierta en el futuro de la industria de los drones.

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