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Cambio Climático

¿Sigue sirviendo de algo la jatrofa?

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El biocombustible “de ensueño” y resistente a las sequías resulta ser también un gran consumidor de agua.

  • por Phil Mckenna | traducido por Francisco Reyes (Opinno)
  • 09 Junio, 2009

Un nuevo y exhaustivo análisis del uso de agua en la producción de cosechas de biocombustibles indica que la jatrofa, una planta rica en aceites y conocida por su capacidad para crecer en regiones áridas donde las cosechas de comida son incapaces de sobrevivir, es también la más glotona de agua.

Un grupo de investigadores de la Universidad de Twente, en los Países Bajos, informan en un número reciente de Proceedings of the National Academy of Sciences que la jatrofa requiere una cantidad de agua por unidad de energía cinco veces superior a la que requieren la caña de azúcar y el maíz, y casi diez veces más que la remolacha azucarera—la cosecha de biocombustible más eficiente en cuanto al agua, según señala este mismo estudio.

Durante los últimos años, mientras que el maíz y otros biocombustibles han sido duramente criticados por causar un aumento de los costes de producción de los alimentos, algunos productores de biocombustibles empezaron a usar la Jatrofa curcas, una hierba que crece salvaje a lo largo de los trópicos y semitrópicos, y que produce semillas ricas en aceite.

En 2007, el peso pesado del crudo BP se alió con la compañía británica de biocombustibles D1 Oils para un proyecto de cinco años y 80 millones de libras, con la intención de cultivar la planta en la India, el sureste de Asia y el sur de África. Juntas, las compañías han plantado más de 200.000 hectáreas hasta ahora. La planta volvió a ocupar los titulares el año pasado al convertirse en el primer biocombustible no alimenticio que proporcionó energía a un motor de avión. Sin embargo cada vez existen más evidencias que apuntan a que la jatrofa no es tan ideal como en su día se pensó.

“Afirmar que la jatrofa no compite por el agua y la tierra con las cosechas alimenticias no tiene ningún sentido,” señala Arjen Hoekstra, coautor del estudio. El investigador afirma que es cierto que la planta puede crecer con muy poca agua y sobrevivir a periodos de sequía, pero para florecer necesita unas buenas condiciones de crecimiento, como cualquier otra planta. “Si no hay agua suficiente, se obtiene una baja producción de combustible,” afirma Hoekstra.

Hoekstra y sus colegas evaluaron el consumo de agua de 13 cosechas de biocombustibles distintos. Sus cálculos incluyeron unas estimaciones regionales sobre la cantidad de agua de lluvia que cada cosecha recibe, así como las cantidades de agua de regadío adicional que se necesitan para un crecimiento óptimo. El estudio también tuvo en cuenta las tasas de evaporación durante las temporadas de crecimiento en las principales áreas de producción de cada cosecha,  así como el rendimiento medio de cada una de ella entre 1997 y 2001. Más tarde, se calcularon las cifras medias nacionales y globales para así llegar a un cifra única que representase el consumo de agua—por litro de etanol o biocombustible—de cada cosecha.

“Podemos observar una gran diferencia en función del país donde se produce la biomasa, los distintos climas, las distintas prácticas agrícolas, el tipo de cosecha utilizado, tanto si hablamos de almidón o azúcar para crear bioetanol, o una cosecha de base más aceitosa para generar biocombustible, o una cosecha que se acabe incinerando para generar electricidad,” señala Hoekstra.

El equipo calculó que la jatrofa requiere una media de 20.000 litros de agua por cada litro de biocombustible producido en la India, Indonesia, Nicaragua, Brasil y Guatemala—los únicos países de los que se pudieron obtener cifras relativas a la jatrofa. Para el resto de cosechas, los investigadores utilizaron datos más detallados—y, por tanto, datos realmente globales—obtenidos de la Organización para Alimentos y Agricultura de las Naciones Unidas. La soja y la colza, los otros dos tipos de biocombustibles tomados en cuenta en el estudio, se clasificaron en segunda posición en cuanto a consumo de agua, con prácticamente 14.000 litros de agua por cada litro de combustible.

Chris Somerville, director del Instituto de Biociencias de la Energía de la Universidad de California, Berkeley, afirma que no le sorprenden los resultados del estudio. “La jatrofa es una especie salvaje y probablemente tiene un índice de cosecha terrible [cantidad finalmente producida de la cosecha entera] porque hasta ahora no se ha llevado a cabo ningún tipo de cultivo,” afirma.

Somerville señala que el interés en la jatrofa fue decreciendo principalmente por los mandatos de la Unión Europea (UE) que impusieron que la producción de biocombustibles se redujese en diciembre de 2008, debido a la creencia de que los biocombustibles—especialmente el biodiesel del aceite de palma—estaban causando la destrucción de los bosques tropicales y los pantanos. “No sé si presenciaremos la muerte de la jatrofa, pero desde luego la demanda en Europa bajará en comparación con cómo era hace dos años, cuando realmente el interés era altísimo,” señala Somerville.

Otro estudio reciente, llevado a cabo por los Amigos de la Tierra, hallaron que las plantaciones de jatrofa en Swazilandia, administradas por BP y D1 Oils, estaban llevándose tierras dedicadas al cultivo de alimentos dentro de un país que ya de por sí sufre escasez de comida crónica.

Somerville afirma que la jatrofa y otras cosechas de biocombustibles serán probablemente reemplazadas por una mayor cantidad de producción de etanol celulósico en los países en desarrollo durante la próxima década, aunque estas plantas puede que todavía sigan teniendo un hueco en el mercado. “El mundo en desarrollo puede que siga experimentando una gran demanda de jatrofa y otros combustibles vegetales puesto que el capital de inversión es menor para el etanol, y especialmente para los procesos tan altamente técnicos que requieren los combustibles de celulosa,” afirma.

Henk Joos, director de ciencia de las plantas en D1 Oils, afirma que los mandatos de la UE aún así permiten grandes cantidades de biocombustible y que las nuevas cepas de jatrofa, con un rendimiento productivo mejorado, puede que solucionen muchos de los problemas de la planta relativos al consumo de agua. Joos y su equipo están cruzando varias cepas de la jatrofa para incrementar la producción de semillas y para maximizar el contenido aceitoso de las mismas. Además están desarrollando unos procesos que permitirían que la biomasa de las semillas se pudiese utilizar para alimentar animales.

En 2006, el Instituto para la Energía y los Recursos (TERI), un grupo de investigación indio, comenzó un proyecto de 10 años y 9,4 millones de dólares para el desarrollo de la jatrofa mediante el que se prevé modificar genéticamente las semillas para que aumenten su contenido aceitoso. Nibhi Chanana, miembro de TERI, señala que al grupo aún le quedan de tres a cuatro años para poder aislar los genes que controlan la producción de aceite.

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