Este verano se cumplen 60 años desde que cuatro profesores de informática establecieron un proyecto para crear una "inteligencia artificial", y fue la primera vez que el término fue empleado. Esperaban averiguar cómo lograr que las máquinas emplearan el lenguaje y fueran capaces del razonamiento lógico.

La ya famosa propuesta del proyecto decía: "Creemos que podremos lograr importantes avances si un grupo cuidadosamente seleccionado de científicos colabora durante un verano". Visto con perspectiva, resulta casi arrogantemente optimista. Aún no disponemos de software capaz de hablar ni escribir como nosotros, ni de realizar razonamientos abstractos.

Pero, en los últimos años, el software se ha vuelto capaz de muchas cosas impresionantes que antaño parecían imposibles, como el reconocimiento de imágenes y voz, o entender el lenguaje natural lo suficientemente bien para poder redactar breves respuestas a los correos electrónicos recibidos, una prestación que Google ha añadido recientemente a su servicio de correo electrónico.

Foto: Jason Pontin. Crédito: Jeremy Portje.

La conferencia EmTech Digital de MIT Technology Review que arrancó en San Francisco (EEUU) el martes, ha explorado cómo estas tecnologías están abriendo potentes oportunidades nuevas en todas las áreas de la vida y los negocios. 

"Extraordinarias tecnologías nuevas, como coches que se conducen sólos por transitadas calles y asistentes personales que parecen anticiparse a cualquier necesidad que nos pueda surgir, ya están entre nosotros", dijo el editor jefe de MIT Technology Review, Jason Pontin, durante la apertura de la conferencia. "Cada industria imaginable tendrá que lidiar con este cambio de marea de la inteligencia artificial".

Los productos y servicios existentes como las búsquedas web, las apps de traducción y las redes sociales se están volviendo mucho más potentes y precisas. Existen señales de que industrias como la atención médica y las finanzas podrían verse fundamentalmente transformadas.

Los ponentes de EmTech Digital han propuesto ideas como atraer a miles de millones de personas a internet mediante el reconocimiento de voz, mejorar la productividad al crear robots que trabajen en conjunto con los humanos, disponer de software capaz de redactar noticias y documentos financieros, y echar a las carreteras coches que se piloten sólos.

También han examinado la cuestión de si los progresos recientes nos han podido devolver a ese momento de hace 60 años: ¿realmente nos encontramos más cerca de lograr los objetivos de ese primer proyecto de inteligencia artificial? El verdadero dominio del lenguaje, por ejemplo, sigue estando muy lejos del alcance del software.

Sea cual sea la respuesta a esa pregunta, ninguna industria podrá permitirse ignorar estas tecnologías. Está claro que mucho se podrá lograr si hacemos uso de nuestras mejoras, aunque imperfectas, tecnologías de inteligencia artificial en tantos ámbitos como sea posible.