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Innovador Joven del 2009: Nathan Eagle, 32

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Instituto de Santa Fe: Minería de datos de los teléfonos móviles por el bien común

  • por Redacción | traducido por
  • 04 Septiembre, 2009

Nathan Eagle, miembro asociado de investigación en el Instituto Santa Fe en Nuevo México, cree que los teléfonos móviles ofrecen más de una forma de poder comunicarse. En sus manos, los teléfonos se convierten en fuentes de información relativa a la estructura social de las comunidades, un tipo de información que podría ayudar a tomar mejores decisiones en cuanto a política pública, así como fuentes de ingresos inesperados para la gente de los países pobres.

Durante años, Eagle se ha dedicado a la minería de datos de teléfonos móviles capturados por los proveedores de servicios alrededor del mundo. Mediante el uso de algoritmos que él mismo desarrolló durante su etapa de estudiante de postgrado en MIT, analiza toda la información identificativa de los registros de llamada y busca patrones relativos a los lugares a los que la gente va, así como la forma en que utilizan sus teléfonos móviles—patrones que pueden revelar cómo se ven afectadas las redes sociales por las fuerzas externas. Por ejemplo, está colaborando con los planificadores municipales en Kenia y Ruanda para tratar de comprender cómo se crean y cambian los barrios bajos en respuesta a eventos como los desastres naturales o los declives en los precios de las cosechas. A principios de este año, Eagle empezó a utilizar estos datos obtenidos a través de los teléfonos para construir un modelo más preciso de la difusión de la malaria en África. Los modelos previos se habían basado en información muy poco uniforme relativa a los movimientos de la gente, recopilada a través de encuestas esporádicas. Al tener una mejor idea de cómo se difunde la enfermedad, los gobiernos pueden mejorar las políticas destinadas a luchar contra ella.

En febrero lanzó Txteagle, un servicio que permite a cualquier compañía enviar a los usuarios de teléfonos móviles tareas sencillas como, por ejemplo, la traducción de un texto. Los participantes cobran con créditos que se pueden usar en servicios telefónicos o intercambiarse por dinero en efectivo en quioscos especiales. Un programa piloto en Kenia pagaba unos cuantos centavos por tarea, y tuvo tanto éxito que casi acabó viéndose perjudicado. A las horas de su lanzamiento, el número de usuarios se contaba por miles; unos días después, no quedaban tareas por hacer.

Eagle planea volver a lanzar el servicio más adelante en 2009, tanto en Kenia como en otros países, incluyendo Ruanda, Indonesia y la República Dominicana, con dos cambios que espera hagan que el proyecto resulte sostenible: limitar la cantidad de dinero que una persona puede ganar en un día, para que la realización de tareas sea más un hobby que un trabajo, así como la oferta de un mayor número de tareas, como por ejemplo la identificación de objetos y gente en fotos digitales, o el descifrado de palabras distorsionadas en libros escaneados. –Kate Greene

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