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Tierra de desechos electrónicos

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¿Qué ocurre con los aparatos electrónicos cuando los tiramos, y qué podemos hacer al respecto?

  • por Katherine Bourzac | traducido por Francisco Reyes (Opinno)
  • 02 Noviembre, 2009

Las
cajas de los televisores, los tubos de rayos catódicos, los ordenadores,
monitores y otros objetos de desecho electrónicos no vendibles en el Mercado
Alaba de Lagos, Nigeria, se tiran en esta ciénaga cercana. Fuente: Basel Action
Network.

Un
análisis de política publicado el jueves en la revista Science llama nuestra
atención sobre algo que es mucho más fácil ignorar: ¿qué ocurre con los
monitores de ordenador obsoletos, los teléfonos móviles que no son lo
suficientemente inteligentes, los cables que en su día alimentaron a los
ordenadores portátiles que ya no utilizamos, o incluso las viejas calculadoras?
Mucha de esta basura, que en gran parte es producto del mundo desarrollado,
termina en el mundo en desarrollo, y los peligrosos materiales que contienen
acaban acumulándose en la cadena alimenticia y en la sangre de los niños
pobres. En África, China e India, los mercados de aparatos electrónicos de
segunda mano están provocando un impacto terrible. Los niños en Guiyu, China,
tienen altos niveles de plomo en la sangre y las ciénagas en Nigeria están
desbordadas de aparatos electrónicos desechados.

¿Qué
podemos hacer al respecto? Los Estados Unidos, uno de los mayores productores
de desechos electrónicos, es uno de los 23 países miembro que aún no han
ratificado la Convención de Basel de las Naciones Unidas, que regularía el
movimiento de los materiales electrónicos peligrosos a través de las fronteras
internacionales. Un proyecto de ley en el Senado (S. 1397) autorizaría a la Agencia de
Protección Medioambiental
a que facilitase fondos para la investigación dentro
del campo del reciclaje y pediría al Instituto Nacional de Estándares y
Tecnología
que crease una base de datos de materiales electrónicos verdes.
Según los autores del artículo de Science, la Unión Europea y el estado de
California poseen políticas de desechos complejas e inconsistentes, aunque a
pesar de ello hay cosas que se pueden aprender:

Por
ejemplo, los californianos están dispuestos a pagar extra por productos
electrónicos "verdes" (por ejemplo, que contengan menos sustancias tóxicas, y
que sean capaces de ser reciclados de forma económica) y a conducir hasta 8
millas (12.8 kilómetros) para descartar productos en centros de reciclaje que
ayuden al medio ambiente. Además, los mandatos políticos y los incentivos
económicos son herramientas clave para animar a los fabricantes, que
necesitarán asumir mayores responsabilidades para el diseño de productos
electrónicos que contengan materiales más seguros y se manejen mejor después de
que los consumidores dejen de utilizarlos.

Sin
embargo, los autores sugieren que la solución a largo plazo es, en primer
lugar, cambiar la forma en que los aparatos electrónicos se fabrican:

Bart
Gordon, Presidente del Comité de Ciencia y Tecnología de la Cámara de los
EE.UU., afirmó que "necesitamos que los ingenieros del futuro entiendan que
cualquier cosa que fabriquen va a tener que, finalmente, ser desmontada."

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