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La estabilidad en la guerra es imposible, según la teoría de juegos

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Dos investigadores demuestran que el comercio es más importante que las alianzas militares para mantener la estabilidad global

  • por The Physics Arxiv Blog | traducido por Francisco Reyes
  • 15 Octubre, 2014

El estudio de la historia moderna está experimentando una revolución. Se debe en gran parte a que los historiadores están empezando a aplicar las ideas de la teoría de redes a las complejas interacciones que han forjado nuestro pasado.

Hubo un tiempo en que los historiadores se centraban sobre todo en los eventos principales de la historia. Sin embargo, cada vez está más claro que complejas redes de vínculos como alianzas o acuerdos comerciales juegan un papel muy importante para crear ambientes de conflicto (o de paz).

En este sentido, una de las cuestiones sin resolver más interesantes es si existen ciertos tipos de redes que sean estables frente al estallido de una guerra. Los investigadores de la Universidad de Stanford en California (EEUU), Matthew Jackson y Stephen Nei, nos ofrecen una respuesta. El equipo ha combinado la teoría de redes y la teoría de juegos para estudiar la estabilidad de distintos tipos de redes basadas en datos del mundo real.

En concreto, Jackson y Nai estudian las propiedades teóricas de redes de países con vínculos militares para compararlas con las propiedades de otras redes en las que los países tienen vínculos tanto militares como comerciales.

Por último, aplican datos reales a su modelo. Combinan datos de comercio internacional con la conocida base de datos "Correlaciones de guerra" para ver cómo coinciden sus predicciones con las redes reales.

En primer lugar, Jackson y Nei eligen una red simple de varios países que puedan formar coaliciones militares de fuerzas distintas. Al mismo tiempo, cada alianza debe servir a un propósito y ayudar a proteger a los países involucrados para que la supresión de cualquier alianza haga que un país sea vulnerable. En esta red, un país es vulnerable ante ataques si su coalición es más débil que la coalición de sus oponentes y el coste de una guerra es menor que el beneficio.

Una pregunta interesante es si este tipo de red puede llegar a ser estable en caso de guerra. En otras palabras, puede existir la red de forma que ningún país sea vulnerable a un ataque con éxito y que ningún país pueda cambiar de alianzas de una manera que haga que este tipo de ataque sea viable.

Jackson y Nei utilizan la teoría de juegos para calcular matemáticamente que esta clase de estabilidad es imposible. "Resulta que no hay redes estables en la guerra", señalan (excepto en el caso trivial de una red vacía sin enlaces).

La razón es que la presión por asegurarse de que todas las alianzas sirvan a un propósito hace que la red sea inestable casi por diseño. "La presión por economizar las alianzas entra en conflicto con la estabilidad frente a la formación de nuevas alianzas, lo que conduce a la inestabilidad y sugiere una dinámica caótica", aseguran. "Esta inestabilidad nos proporciona información detallada sobre las estructuras en constante cambio y las guerras recurrentes que se produjeron a lo largo del siglo XIX y la primera mitad del XX".

Entre 1820 y 1959, hubo 10 veces más guerras por año de media entre cada par de países posibles que entre 1960 y 2000 (ver el gráfico más arriba). Por tanto, ¿qué ha cambiado desde la década de 1950?

Jackson y Nei argumentan que lo que ha creado la estabilidad para evitar guerras ha sido la formación de vínculos comerciales entre los países. Entre 1816 y 1950, un país tenía de media 2.525 alianzas, pero esta cifra ha crecido en un factor de cuatro desde entonces.

Por eso, añaden también este factor a su modelo. Señalan que se ha producido un rápido aumento en el comercio mundial desde la Segunda Guerra Mundial, sobre todo debido a la llegada de transporte de contenedores en la década de 1960.

En segundo lugar, toman en cuenta una red en la que pueda existir un vínculo debido a una alianza militar o debido a consideraciones económicas. Este cambio altera enormemente la estabilidad de la red resultante por dos razones.

Por un lado, el comercio ofrece una razón para mantener la alianza. Por otro, estas consideraciones económicas reducen el incentivo para atacar a otro país puesto que el comercio se verá interrumpido. "Esto reduce el conjunto potencial de conflictos y, junto con las redes más densas, permite una rica familia de redes estables que pueden exhibir estructuras similares a las redes que observamos en la actualidad", afirman Jackson y Nei. Un resultado que son capaces de mostrar matemáticamente y que coincide con los datos del mundo real después de la década de 1960.

Algunos historiadores han señalado que desde la Segunda Guerra Mundial hay que considerar otro factor: el desarrollo de armas nucleares. Jackson y Nei afirman que las armas nucleares sin duda cambian el escenario, ya que aumentan la fuerza militar y reducen los incentivos para atacar debido al probable daño resultante.

De hecho, su modelo sugiere que la adopción mundial de armas nucleares podría estabilizar la red global en ausencia de comercio. Sin embargo, su análisis también muestra que la única solución para conseguir una red estable es una red vacía en la que no haya alianzas. En este modelo, las armas nucleares no juegan el papel que muchos historiadores han asegurado y no pueden por sí solas producir la red de vínculos que existen hoy día.

"Para explicar las redes mucho más densas y más estables de la edad moderna, además de la escasez de guerra en un mundo donde las armas nucleares se limitan a un pequeño porcentaje de países, nuestros modelo señala el enorme crecimiento del comercio como una parte importante de la respuesta", afirman Jackson y compañía.

Esa es una visión fascinante del modo en que los conflictos se pueden prevenir. La compleja relación entre el comercio y los conflictos está convirtiéndose en la parte más importante del estudio. Pero se ha hecho poco por proteger la estabilidad de teoría de juegos de estas redes. "Que nosotros sepamos, no existen modelos anteriores de conflicto que utilicen la teoría de juegos para modelar redes de alianzas entre múltiples agentes/países en base a los costes y beneficios de las guerras", afirman.

Eso supone un interesante e importante paso adelante y cimenta una base sobre la que probar varias nuevas ideas. Por ejemplo, Jackson y Nei podrían incluir información mucho más detallada sobre la naturaleza de los vínculos comerciales. También podrían incluir el papel que juega la geografía en un conflicto, algo difícil de modelar. "La geografía limita las oportunidades y beneficios del comercio y la guerra, y por tanto tiene efectos ambiguos sobre la estabilidad", aseguran.

Otra consideración importante son las tasas relativas de crecimiento económico y militar. ¿Los países que superan económicamente a sus competidores se protegen a sí mismos contra futuros conflictos?

Los mejores modelos también tienen poder predictivo. Existe una analogía interesante con los incendios forestales, que pueden ocurrir en una amplia gama de escalas, algunos a muchos órdenes de magnitud por encima de los demás. El tamaño de estos incendios es casi totalmente dependiente de la red de vínculos entre los árboles en el bosque. Si estos enlaces son escasos, el fuego se extingue. Pero si son densos, el fuego puede propagarse fácilmente.

Un punto de vital importancia es que el tamaño final del fuego tiene poco o nada que ver con la chispa que lo inició. Así que un análisis que se concentre en esta chispa inevitablemente acabará ignorando gran parte de la naturaleza del fuego.

El mismo tipo de pensamiento se aplica a una amplia gama de fenómenos sociales, como las epidemias, las modas, las guerras y situaciones similares. Y permite hacer predicciones interesantes, como por ejemplo que la distribución del tamaño de las epidemias, las modas y las guerras deberían seguir el mismo patrón, algo que resulta ser respetado. También sugiere que el suceso iniciador es un mal predictor del tamaño final de la epidemia, la moda o la guerra.

Así que una tarea interesante para los modelistas futuros será utilizar este tipo de simulaciones para predecir dónde podrían ocurrir las futuras áreas de conflicto y cómo protegerlas.

Es mucho pedir, sobre todo porque la naturaleza cambiante de las alianzas internacionales, ya sean económicas o militares, es difícil de medir en tiempo real y difícil de predecir a cualquier escala de tiempo. Sin embargo, estos objetivos merecen la pena.

Ref: arxiv.org/abs/1405.6400 Networks of Military Alliances, Wars, and International Trade

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