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Computación

Cómo identificar al inventor de Bitcoin, Satoshi Nakamoto

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Un profesor de la Universidad de Cornell duda de la "caza" del creador de Bitcoin. Explica cómo identificar al verdadero Satoshi Nakamoto

  • por Emin Gün Sirer | traducido por Teresa Woods
  • 13 Diciembre, 2015

La prensa tecnológica hervía sin parar la semana pasada al conocerse, por parte de unos respetados periodistas de Wired y Gizmodo, que Satoshi Nakamoto, el misterioso creador de Bitcoin, es supuestamente el Dr. Craig S. Wright, de Australia.

Yo conozco a Craig Wright. Fui una de las 95 personas que le siguió en Twitter. Hemos intercambiado mensajes privados. Me contó la historia de su vida, la cual mezcló con referencias cuasiacadémicas y alusiones a actividades cuasilegales que tenían la clara intención de desalentar más preguntas.

Vamos a acabar con los preliminares: Craig Wright no es Satoshi. No pudo haberlo sido. Tampoco Dorian Nakamoto, el californiano acusado antes que Wright por Newsweek de haber inventado Bitcoin.

Dado que la prensa tiene la costumbre de designar un Satoshi cada año, ha llegado la hora de mejorar el nivel del discurso y hablar de cómo reconocer a Satoshi en caso de cruzarnos con él. Sería una pena que si, por ejemplo, volviera Jesús algún día, caminara silenciosamente entre nosotros y pasáramos de largo por no saber qué aspecto tiene una corona de espinas (ver Bitcoin está a punto de saturarse y no hay líderes que lo solucionen).

Cómo reconocer a Satoshi

En general, los profesores solemos tener unas áreas de experiencia bastante definidas y desvelar identidades secretas no es una de ellas (salvo, por supuesto, los que trabajan en los estudios forenses digitales). Así que no voy a alegar disponer de ningún entrenamiento específico para reconocer a Satoshi.

Pero los profesores sí tenemos una habilidad particular: reconocer la comprensión técnica de una persona y localizar dónde sufren de errores de concepto. Es la única habilidad que tenemos que dominar para ayudar a los estudiantes y responder a las preguntas durante las clases.

Craig Wright no es Satoshi. No pudo haberlo sido

Y los protocolos de consenso como los que alimentan Bitcoin han sido históricamente dados a los malentendidos. La nomenclatura no es constante. Existe mucha confusión y desacuerdo acerca de los resultados básicos. Por ejemplo, ¿qué implica el resultado de imposibilidad de FLP para Bitcoin? ¿Qué dice realmente el Problema de los Generales Bizantinos? ¿Realmente leyó alguien estos trabajos sobre el tema o sólo han leído uno de los muchos resúmenes horribles de internet? ¿Qué garantía de coherencia proporciona Bitcoin? ¿Hacen progresos los mineros? ¿Qué implica eso para la reorganización del último bloque?

Y así. El consenso representa un tema complicado. No son pocos los investigadores preparados que se han equivocado con sus propios protocolos. Sin embargo, Satoshi Nakamoto clavó el consenso, sus escritos sobre sus propiedades y las caracterizaciones de otros trabajos del campo proporcionan un vistazo a su forma de entender el mundo.

Estos patrones de pensamiento implican una firma única, de la misma manera que la estructura de un código representa un sello de los desarrolladores. Antes "cazábamos" el plagio en aula al imprimir los trabajos de dos alumnos distintos, mirarlos al trasluz y señalar que, de entre más de 400 trabajos entregados, sólo esos dos parecían estar estructurados de la misma manera particular; encarnando esas creencias únicas.

Tras leer los escritos de Satoshi, tengo una muy buena idea de su firma mental única. Claro, es cierto, podría cambiar con el tiempo; pero si pregunta a cualquiera que se dedique a la enseñanza se explayará acerca de lo difícil que es.

Así que hace ya algún tiempo que cada vez que hablo con alguien nuevo puedo realizar una rápida comparación con Satoshi.

Craig no es Satoshi

Huelga decir que Craig Wright no encaja con el perfil. Internet se ha cebado con sus supuestos credenciales y detalladísimo perfil de LinkedIn, ahora eliminado. Pero sus tesis doctorales no se pueden localizar y la carta de apoyo de SGI no se lee como cualquier otra carta de apoyo que yo conozca. Tiene problemas con las autoridades fiscales de Australia, supuestamente por haber recibido unas desgravaciones fiscales por un trabajo de I+D no realizado. Nada de esto concuerda con lo que me contó acerca de su experiencia, concretamente que fue el director tecnológico de una empresa de apuestas en el extranjero.

El propio artículo de Wired indica que las entradas de su blog sobre Bitcoin, fechadas en 2008, se añadieron en 2013. Contienen palabras como criptomoneda que se crearon en el año 2010 como pronto. Es más, las claves PGP que se filtraron contenían referencias a construcciones cripto que no se incorporaron hasta 2010.

Pero, de forma más importante, Craig no ha pensado en absoluto en los protocolos de consenso y no puede contar mucho acerca del funcionamiento del protocolo de Nakamoto. No sólo carece de la firma de contenido, carece del contenido al por mayor.

En resumen, el asunto apesta de lo lindo. Está claro por mi correspondencia con Craig que no era un diseñador de protocolos ni de sistemas. Quizás supiera configurar servidores, quizás algo más, pero no se trata de Satoshi (ver El hombre que da la cara y responde sobre Bitcoin).

Entonces, ¿quién es Satoshi?

Curiosamente, me he cruzado con una persona que encaja perfectamente con el perfil. Esa persona tenía la misma firma intelectual que Satoshi y podría haber escrito, palabra por palabra, algunas de las entradas de Satoshi en el foro. ¿Es esa persona Satoshi? Probablemente. Aunque existe una pequeña probabilidad de que esta persona sea su doble intelectual.

Pero, ¿y si esa persona sí resultara ser Satoshi? ¿Tenemos derecho a convertir a alguien que quiere seguir siendo un individuo anónimo en una persona pública? Él o ella siempre tendrá menos derechos si lo hacemos. ¿Está bien obligar a esa persona a enfrentarse a los intentos de extorsión de la mafia rusa? Todos los que poseen una cantidad importante de Bitcoin -e incluso los que no- acaban siendo extorsionados por individuos malintencionados. ¿Es justo someter a alguien al escrutinio público porque él o ella hizo algo relevante que sirvió a ese mismo público?

En resumen, buscar desenmascarar la identidad real de Satoshi sólo sirve un interés lascivo. El periodismo responsable debería servir al bien público, no al contador de clics.

Me sorprende que algunos periodistas se dieran cuenta de que había secciones potencialmente falsificadas de los datos filtrados y eligieron ignorarlas. Seguramente todos saben lo fácil que resulta falsificar los correos electrónicos. Pero, de forma irónica, los servicios de análisis cronológico como Internet Archive (y también Bitcoin) resultan más difíciles de engañar.

En este caso, Internet Active parece haber detectado las entradas de blog antedatadas, una clara intención de engaño. Existe una gran diferencia entre un caso con pruebas débiles y otro con pruebas falsificadas. Requiere una explicación comprensiva sobre el falsificador, su relación con la historia y debería poner en duda toda la historia. No se puede obviar ese problema inexplicable y centrarse en lo demás. La historia cambia en el momento que una prueba se falsifique (ver Los inversores de Bitcoin aún confían en la masificación de su moneda).

Mitos de creación

Cada cultura necesita y merece un mito de creación. A menudo, el propio mito es un tipo de indiferencia: un hombre y una mujer desafiantes escuchan a una serpiente y roban una manzana, un lobo guía a un pueblo por un puerto de montaña, el Cielo se acuesta con la Tierra y crea un cíclope. La mayoría de estas historias no tienen sentido y ninguna importa realmente.

Lo que importa es el legado real de Satoshi. Nuestra infraestructura bancaria es arcáica, en barbecho desde el cambio tras el efecto 2000. Existe muy poca transparencia en el sistema financiero. Tampoco rendición de cuentas. Apenas se había innovado en la banca comercial desde 1959 hasta hace un par de años. Incluso hoy, los bancos ofrecen interfaces terribles para nuestro dinero (ver Los bancos copian la tecnología de Bitcoin para adaptarla a sus necesidades).

No diré que una moneda virtual como Bitcoin sea la solución por excelencia, ni siquiera un candidato para ello. No puede escalarse a nivel mundial, incluso con las últimas mejoras planificadas. Pero ofrece ideas técnicas que pueden enriquecer nuestra sociedad global. Algunas descubiertas por Satoshi, otras por personas antes que él. No importa. Si los medios quieren ser responsables, deberían abandonar la caza sin sentido de Satoshi y centrarse en la tecnología y sus implicaciones. Allí es donde se encuentra realmente la acción.

Emin Gün Sirer es un profesor adjunto de la Universidad de Cornell (EEUU) cuyas intereses de investigación incluyen los sistemas distribuidos, los sistemas operativos y el 'networking'. Ha publicado varios trabajos de investigación sobre el diseño y los fallos de Bitcoin y ayudó a crear un diseño alternativo, Bitcoin-NG, dirigido a permitir que sirva a un número mucho mayor de usuarios. Esta entrada de blog se publicó originalmente en el blog de Sirer, Hacking Distributed.

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